En 25 años, México no logró reducir la muerte materna
Incumplido el Objetivo de Desarrollo de Milenio, México se compromete ahora a garantizar salud sexual y reproductiva a las mexicanas… para 2030.
Hace tres lustros, se vislumbró que para 2015 el Estado mexicano garantizaría que las mujeres no perderían la vida durante su embarazo, parto o puerperio, y que esa garantía también la tendrían las mujeres jóvenes y aquellas que viven en contextos rurales, históricamente segregadas y discriminadas de los servicios de salud.
Sin embargo, a noviembre del2015, el número de Muertes Maternas (MM) ocurridas en 2015 ascendió a 673, lo que demuestra que este año, al cumplirse el plazo para que México redujera la mortalidad materna y alcanzara la cobertura universal de los servicios de salud reproductiva, muchas mujeres enfrentan riesgo de muerte al convertirse en madres.
El compromiso lo adquirió en el año 2000, cuando Naciones Unidas reconoció que la pobreza afectaba severamente el desarrollo de la población y logró que 120 países, entre ellos México, firmaran la Declaración del Milenio y con ello los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), uno de los cuales señala el compromiso de reducir, entre 1990 y 2015, la muerte materna (MM) en tres cuartas partes y asegurar la cobertura universal de servicios de salud reproductiva.
México debería pasar de 89 muertes por cada 100 mil nacidos vivos (Razón de Muerte Materna registrada en 1990), a 22 decesos para 2015, pero no lo hizo y fue uno de los 69 países que no alcanzaron el objetivo de reducir la MM, indica el reporte “Countdown to 2015”, que evaluó el cumplimiento de las metas del milenio.
Apenas logró reducir a 38.2 defunciones por cada 100 mil nacidos vivos, pese a la serie de acciones en salud reproductiva que se emprendieron –ahora sabemos que infructuosamente- para garantizar a las mujeres servicios de salud durante la atención al embarazo, parto y puerperio.
PROGRAMAS INFRUCTUOSOS
Uno de los programas federales para “abatir” la mortalidad materna a nivel nacional fue Arranque Parejo en la Vida (APV), lanzado por la administración foxista y que hasta 2006 permaneció en el programa de atención materno-infantil del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGySR).
Su objetivo era garantizar a las mexicanas un embarazo saludable y un parto y puerperio sin complicaciones y fue severamente criticado por organizaciones civiles, debido a sus nulos resultados.
En 2004 dio inicio el Sistema de Protección Social en Salud (SPSS), para dar el “Seguro Popular” a la población tradicionalmente excluida de la seguridad social. Dos años después se desprendió el “Seguro Médico para una Nueva Generación”, para atender a recién nacidos.
En 2008 se puso en marcha la Estrategia de Embarazo Saludable, para afiliar al Seguro Popular a todas las mujeres excluidas de la seguridad social, debido a su tipo de empleo.
En 2009 se firmó el Convenio Interinstitucional para la Atención de Emergencias Obstétricas y la Estrategia Integral para Acelerar la Reducción de la Mortalidad Materna.
De 2003 a 2013, las acciones vinculadas con la salud materna concentraron la mayor proporción del gasto en Salud Reproductiva y Equidad de Género, de acuerdo con el informe “Cuentas en salud reproductiva y equidad de género” elaborado por el Instituto Nacional de Salud Pública.
Esta proporción ha ido decreciendo: en 2003 el porcentaje que ocupaban las acciones de muerte materna en el gasto en salud era del 80.5 por ciento y descendió a 66.5 por ciento en 2013.
Y para 2016 el programa presupuestal que asignaba recursos a la atención de la salud materna se fusionó con otro programa destinado a la salud de las mujeres.
MM EN ZONAS RURALES E INDIGENAS
Al mismo tiempo que la reducción de la MM resultó más lenta de lo esperado, reportó un patrón irregular entre entidades federativas, concentrándose, como en la década de los 90, en zonas rurales e indígenas.
Así, al inicio de los años 90, más de la mitad de la muerte materna se concentró en zonas rurales e indígenas y, a 20 años de distancia, 33.4 por ciento de decesos aún se focalizan en localidades de menos de 2 mil 500 habitantes y de origen indígena.
Durango, Hidalgo, Chiapas, Guerrero, Tlaxcala, Chihuahua, Veracruz, Michoacán y Oaxaca, con un alto porcentaje de población rural e indígena, presentaron una RMM mayor a la nacional, indica la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud.
TAMBIÉN MUEREN LAS MÁS JÓVENES
Los programas gubernamentales tampoco beneficiaron a las más jóvenes, ya que muchas de las vidas perdidas por MM fueron de mujeres entre 10 y 19 años, según el informe “Alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio con Equidad. Una mirada desde la infancia y la adolescencia en México”, publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
La RMM en el grupo de 10 a 14 años de edad es de 66.6 por cada 100 mil nacidos vivos, y de 34.4 en el rango de 15 a 19 años. Los porcentajes más altos, en comparación con otros grupos etarios, se presentan en Sinaloa, Aguascalientes y Morelos. En Sinaloa los decesos entre adolescentes representan 50 por ciento, y 40 por ciento en cada uno de los otros dos estados.
El número de muertes prevenibles durante el embarazo es también mayor a medida que se incrementa la edad de las mujeres, especialmente a partir de los 35 años.
NUEVO COMPROMISO… SIN AVANCES
En septiembre del 2015, luego de reconocer que se incumplió el Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) para reducir la MM, México se adhirió a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con los cuales, otra vez, prometió garantizar la salud de las mujeres durante el embarazo, parto y puerperio.
El nuevo acuerdo internacional plantea en el objetivo 3: “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades” y, dentro del objetivo, se plantea que para 2030, se debe reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100 mil nacidos vivos.
Naciones Unidas advirtió que como muchas naciones ya habían alcanzado la meta propuesta para 2030 -que no es el caso de México- cada nación debería de ajustar los objetivos y sus respectivos indicadores a la realidad del país, y asegurar el financiamiento adecuado para cumplir los objetivos.
México aún no determina cuáles serán los indicadores de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ni ha anunciado cuál será la política para darles cumplimiento.
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