El camino de las y los migrantes no se detiene

El camino andado. Foto: Rubén Figueroa

El camino andado. Foto: Rubén Figueroa

 

Perseguir un sueño o intentar salvar sus vidas de la pobreza y la miseria tiene un alto costo para los migrantes.

Hace un mes Don Carlos L. salió de El Salvador con destino a Estados Unidos. Desde que el gobierno mexicano implementó el Plan Frontera Sur se les prohíbe utilizar el tren como medió de transporte, por lo que se ven obligados a desplazarse a pie.

Esta mañana Don Carlos, junto con tres compañeros más, continuaron el camino desde Tierra Blanca a Orizaba, Veracruz. Caminaran por alrededor de 3 días con sus zapatos y fuerzas desgastadas.

Ante el éxodo de familias y niños centroamericanos, México blindó fronteras y prohibió el uso del tren para cruzar el territorio. Aún así los migrantes continúan su camino. Escondidos e invisibles en un terreno hostil que no logra detenerlos, las y los migrantes encallados en la frontera sur tratan de encontrar las nuevas vías que los lleven al norte, en escenarios donde los riesgos y el costo se ven potenciados.

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