Cablebús no resolverá los desafíos de movilidad sin una Red de Transporte

Ángel Torres Culebro, presidente municipal de Tuxtla. En medio, el gobernador, Eduardo Ramírez Aguilar.
Foto: Cortesía

Joseliny Díaz Torres, arquitecto y maestro en derechos humanos por la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), consideró un acierto la implementación de un cablebús para la capital chiapaneca, no obstante es necesario la creación de una Red de Transporte Público Integral para aprovechar su potencial para generar espacios vibrantes y cohesión social.

Este proyecto representa una gran oportunidad para mejorar la movilidad urbana en la ciudad, especialmente en zonas con acceso limitado a transporte eficiente, refirió Díaz Torres.

Díaz Torres como especialista reflexionó sobre tres aspectos clave para maximizar dicho proyecto. Entre ellos, la Red como un sistema que conecte de manera fluida con otras formas de transporte público, como autobuses urbanos biarticulados, colectivos, bicicletas compartidas y una amplia red de banquetas arboladas. Lo anterior, debido a que el Cablebús es un sistema innovador y eficiente, ideal para atender áreas de difícil acceso. Sin embargo, por sí solo no resolverá los desafíos de movilidad en Tuxtla Gutiérrez.

Por tanto, la creación de una Red Integrada de Transporte Público no solo mejora la eficiencia, sino que también reduciría los costos para los usuarios al ofrecer transbordos económicos y tiempos de viaje más cortos. Además, un sistema integrado promueve una movilidad más sostenible al incentivar el uso de transporte público en lugar de vehículos privados.

Un Cablebús bien conectado no es solo un medio de transporte, sino un eje que une comunidades y facilita el acceso a oportunidades económicas, educativas y culturales, añadió.

En segunda instancia, manifestó la necesidad de enfocarse en las estaciones, al tener el potencial de convertirse en algo más que simples puntos de tránsito; pueden ser nodos vibrantes de la vida comunitaria. Con el diseño adecuado, estos espacios pueden incluir mercados locales, áreas recreativas, bibliotecas, talleres culturales y más.

Díaz Torres retomó el ejemplo del Metrocable de Medellin, en la que sus estaciones pueden revitalizar barrios enteros, por lo que deben pensarse como espacios públicos seguros, inclusivos y atractivos, fomentando la interacción social y fortaleciendo el sentido de pertenencia en las comunidades.

Por último, la implementación de un sistema como el Cablebús no debe ser solo una obra de ingeniería, sino también un proceso social, por lo que la participación ciudadana es esencial para que este nuevo sistema sea adoptado con éxito por la población.

Para el Cablebús de Tuxtla Gutiérrez, se podrían desarrollar iniciativas similares: talleres comunitarios, actividades educativas y recorridos guiados que permitan a los ciudadanos familiarizarse con el sistema antes de su inauguración. Esto no solo reducirá resistencias al cambio, sino que también fomentará un sentido de orgullo y apropiación colectiva.

El especialista invitó a la reflexión sobre el Cablebús, el cual representa mucho más que una solución de transporte, es un oportunidad para transformar la movilidad, fortalecer el tejido social y reimaginar los espacios públicos. Sin embargo, su éxito dependerá de la capacidad para integrarlo en una red de transporte eficiente, diseñar estaciones que sirvan como centros comunitarios y, sobre todo, involucrar a la ciudadanía en todas las etapas del proceso.

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