Nombre del zapatista desaparecido por paramilitares estará en una sala de Universidad de Chiapas, para honrar su memoria
Para que sea recordado él y su historia de lucha como parte de los indígenas que se sumaron al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) para lograr mejores condiciones de vida, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) ordenó a México que como parte de las medidas para reparar el daño ocasionado a Antonio González Méndez -desparecido en 1999 en manos del grupo paramilitar Paz y Justicia, financiados por el gobierno de este país-, que una sala de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) lleve su nombre.
Antonio González Méndez, indígena ch´ol militante de las bases de apoyo del EZLN, era encargado de la tienda cooperativa “Arroyo Frío”, del municipio de Sabanilla, ubicado en la zona norte de Chiapas. De acuerdo al centro de derechos humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba), su activismo le hizo blanco del Ejército mexicano y del grupo paramilitar conocido como Paz y Justicia, que fue articulado como parte de la política contrainsurgente del Estado mexicano.
Por este motivo, el 18 de enero de 1999 fue secuestrado y desaparecido. Había indicios de que esta acción fue cometida por el grupo Paz y Justicia; sin embargo, el gobierno mexicano no investigo su muerte ni hizo intentos por localizarlo.
Por ello, su familia interpuso una queja ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, instancia que determinó la resposabilidad del Estado mexicano, lo que llevó a la Corte Interamericana a emitir, el pasado 12 de diciembre, una sentencia que tienen varios ordenamientos.
El primero es continuar las investigaciones en curso sobre la desaparición forzada, así como las acciones de búsqueda de Antonio González; brindar tratamiento médico, psicológico y/o psiquiátrico a Zonia López Juárez, Ana González López, Magdalena González López, Elma Talía González López y Gerardo González López. Cabe señalar que cuando fue llevado por la fuerza, se encontraban con él se encontraban sus hijos -tres niñas y un niño- además de su esposa. La situación les llevo a padecer una afectación a su integridad psíquica y moral, así como a sus proyectos de vida.
El Estado mexicano también debe publicar el resumen oficial de la sentencia elaborado por la Corte, en el Diario Oficial y en un medio de comunicación de amplia circulación nacional; publicar la Sentencia en un sitios web oficiales del Gobierno Federal y del Gobierno del estado de Chiapas; difundir el comunicado de prensa oficial de la sentencia, a través de al menos una emisora radial de amplia cobertura, en español y en lengua ch’ol.
Otorgar becas de estudio para las hijas e hijo de González Méndez; implementar un programa permanente de formación sobre la debida investigación y juzgamiento de presuntos hechos de desaparición forzada de personas, dirigido a agentes del estado de Chiapas.
La sentencia también contempla medidas que alcanzan los casos de otras personas víctimas de desaparición forzada, situación que se ha incrementado en Chiapas, porque se ordenó crear un registro único y actualizado de personas desaparecidas, que permita la generación de datos estadísticos, así como determinar claramente en qué casos se trata de desapariciones forzadas.
El Estado mexicano deberá indemnizar económicamente a la familia de Antonio González Méndez por los daños materiales e inmateriales, así como por el reintegro de los gastos que hicieron en su búsqueda. Finalmente, la Corte Interamericana pidió denominar una sala de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) con el nombre de Antonio, a fin de honrar su memoria y recodar el agravio, buscando con ello que no se vuelva a repetir una acción semejante.
El Centro Frayba considera que la sentencia “abre una grieta en el muro de complicidad e impunidad construido por perpetradores, actores políticos, militares y paramilitares, quienes, gobierno tras gobierno, han sostenido pactos para encubrir sus crímenes de Estado. La lucha de Antonio, junto con la valentía de Zonia, Elma y Magdalena es una luz y una esperanza para todas las víctimas y sobrevivientes de esa barbarie, inspirando la búsqueda por la verdad y memoria, haciendo énfasis en acciones de justicia que lleven a una reparación integral y en consecuencia a una justicia completa, cabal, al Lekil Chapanel (justicia verdadera)”.
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