Las Abejas de Acteal reiteran su lucha por una vida digna, desde la no-violencia
“Hemos mantenido esa lucha no-violenta desde nuestra palabra”. A 32 años del nacimiento de su organización y 27 de la masacre, las y los sobrevivientes de Acteal narran en primera voz su historia.
“Nacimos para construir y hacer nacer una vida digna”, con estas palabras la organización Las Abejas de Acteal inicia el recuento de su historia, narrada por ellos y ellas, por las personas que sobrevivieron la masacre del 22 de diciembre de 1997; y lo más importante, es una historia recuperada desde la “experiencia íntima”, para ser contada a las siguientes generaciones de Las Abejas, y para inspiración de otros movimientos.
Es importante, explica Guadalupe Vázquez, una de las cuatro personas encargadas de escribir esta historia, que las juventudes conozcan el camino de la no-violencia, la búsqueda de “esa paz anhelada, por medio del diálogo (…) pero eso no quiere decir que nuestro pacifismo se convierte en algo pasivo, sino una lucha no-violenta, pacífica, pero activa”.
Les tomó dos años a Guadalupe Vázquez, Mariana Hernández, Juan Gómez, y José Jiménez -quienes fueron nombrados como “comisión de redacción e investigación”- hacer el recuento histórico y escribir el libro “El Camino de la No-Violencia”; otra comisión realizó un documental.
“Llegó el día, llegó el tiempo; así se llegó a pensar, así se llegó al acuerdo de las mujeres y hombres, creadoras y creadores de la Organización Civil Las Abejas de Acteal, de que se pinte en un papel, de que se escriba en un libro: el pensamiento, el contenido de nuestro corazón, el trabajo y la vida a lo largo y ancho de nuestro caminar”, explican.
La narrativa la van hilando a muchas voces, en un ejercicio de memoria y de autocrítica, recuperando los momentos de luz y de sombra; y las decisiones que tuvieron que tomar; por ejemplo, con el alzamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), quien al inicio de su movimiento optó por una declaración de guerra armada.
La organización nace al amparo de la Iglesia del obispo Samuel Ruiz García, “fue él, junto con otras mujeres y hombres, quien nos abrió los ojos, nos dijo que no debemos caminar encorvados, que tenemos derechos, que tenemos nuestra propia historia y que somos sujetos, no objetos de derecho”.
Pero en 1994, “… La Iglesia se partió en tres grupos: Las Abejas, zapatistas y priístas”. Las Abejas no participaron en el movimiento armado.
“Nosotros como organización Las Abejas nos movilizamos y nos declaramos pacifistas, nos pronunciamos públicamente ante la guerra como ´zona neutral´(…) lo que sí es cierto es que apoyamos en los cinturones de paz de los diálogos entre el gobierno federal y el EZLN”.
El recuento histórico pasa por la masacre, por las horas previas a la masacre, cuando sabiendo la proximidad del ataque, analizan la dificultad de escapar con las decenas de niños y niñas que estaban resguardadas en Acteal, porque sus padres habían quedado atrapados en otra comunidad.
Entender la masacre no como un fin sino, aún con el dolor de la muerte y la violencia, como parte de las enseñanzas que van forjando un ahora con futuro mejor posible, es parte de la esencia de esta recuperación de los sobrevivientes.
“Los paramilitares solo podrán matar nuestro cuerpo, pero nuestras almas no podrán matarlas (…) la sangre derramada en Acteal significó paz, se callaron las armas de los paramilitares priístas y cardenistas. La sangre inocente de Acteal ayudó a liberar a las mujeres y hombres, niñas y niños, ancianas y ancianos quienes se habían quedado rehenes de los paramilitares dentro de sus comunidades… La vida ofrendada de nuestras 45 hermanas y hermanos protegió la vida de los paramilitares y de los zapatistas. Porque antes de que murieran nuestras 45 hermanas y hermanos, en donde quiera se quedaban muertos tanto los paramilitares como los zapatistas”.
En entrevista, Guadalupe Vázquez, explica, “eso ha sido nuestra arma muy fuerte, denunciar la violencia, decir la verdad, compartir todo lo que se está viviendo (…) hemos mantenido esa lucha no-violenta desde nuestra palabra”.
Este domingo se cumplen 32 años de la masacre, en el aniversario se recordó al sacerdote Marcelo Pérez, asesinado el pasado 20 de octubre, a quien Las Abejas consideran otro de sus mártires. Meses antes de su muerte, Marcelo escribió la presentación del libro de Las Abejas, en el texto dice, “Yo quiero presentar al libro como un fuego que calienta y purifica el corazón, me parece que Acteal como sitio de conciencia es un lugar que forja profetas y profetisas (…) la palabra que despierta conciencia siempre será perseguida y calumniada, pero la palabra y la conciencia no se puede matar”.
No comments yet.