Juventud mesoamericana elabora propuestas para la justicia social y salud mental
*Se reunieron en Tapachula para abordar la salud mental como un eje fundamental para la justicia social.
Redacción Carlos Almazán
El Quinto Encuentro Mesoamericano de Juventudes, celebrado del 5 al 7 de septiembre de 2024 en Tapachula, Chiapas, fue un espacio de convergencia para más de 200 jóvenes activistas y líderes comunitarios de Honduras, El Salvador, Guatemala, Colombia y México.
Este año, el evento puso el foco en un tema de creciente relevancia: «Salud Mental para una Justicia Social». La temática surgió de la necesidad de visibilizar el impacto de la violencia estructural, migración forzada, precarización laboral y discriminación sobre el bienestar emocional de las juventudes de la región.
Este evento anual no solo busca generar conciencia sobre los problemas que enfrenta la juventud, sino también construir redes de apoyo y solidaridad transnacionales. La región mesoamericana es una de las más afectadas por las dinámicas de desigualdad, violencia, explotación económica y desplazamiento forzado. Según informes de organismos internacionales, los jóvenes en Mesoamérica enfrentan altos niveles de violencia, pobreza, criminalización y migración forzada; lo que tiene una consecuencia en su salud mental y su bienestar emocional.
Desde su primera edición, el Encuentro ha sido un espacio para compartir estrategias de resistencia y crear propuestas que vayan más allá de los contextos nacionales, apostando por una visión regional de los problemas que aquejan a las juventudes.
La juventud en Mesoamérica enfrenta múltiples desafíos estructurales. Por ejemplo, el desplazamiento forzado es una de las principales problemáticas. Miles de jóvenes se ven obligados a migrar debido a la violencia, el narcotráfico, falta de oportunidades laborales y represión estatal en sus países de origen.
En países como Honduras y El Salvador, la violencia generada por pandillas y la militarización ha desplazado a familias enteras. Estos jóvenes, además, enfrentan la criminalización por parte de los Estados, que en muchos casos responden a la inseguridad con mano dura y políticas de represión, afectando de manera directa a las juventudes.
La pobreza estructural es otro de los factores que limita sus oportunidades y afecta su salud mental. En comunidades rurales e indígenas, especialmente en Guatemala y el sur de México, los jóvenes lidian con la falta de acceso a servicios básicos como educación y salud, lo que los margina aún más.
Además, el avance de proyectos extractivistas en sus territorios, como la minería y las mega-represas, ha generado tensiones y violencias que vulneran el bienestar de sus comunidades. Las juventudes rurales e indígenas han sido particularmente afectadas, pues se ven forzados a abandonar sus tierras debido a la explotación de recursos naturales, lo que incrementa la sensación de desarraigo y afecta su bienestar emocional.
El enfoque de este año, centrado en la salud mental, no es accidental. Las juventudes mesoamericanas han identificado que los altos niveles de estrés, ansiedad, depresión y otros trastornos mentales están directamente relacionados con las condiciones de vida adversas que enfrentan. En los foros del encuentro, se discutió cómo la salud mental comunitaria puede ser una estrategia de resistencia frente a estas opresiones.
Se destacó la importancia de que los Estados reconozcan la salud mental como un derecho humano fundamental y se comprometieron a exigir políticas públicas que garanticen acceso a atención psicológica para las juventudes. Esto es especialmente importante en comunidades donde la atención a la salud mental es inexistente, y las juventudes que enfrentan violencia de género, racismo o migración no cuentan con ningún tipo de soporte institucional para manejar los efectos emocionales.
Durante el evento, los participantes elaboraron una serie de propuestas que buscan fortalecer las luchas por la justicia social y la salud mental. Entre ellas se destacó la necesidad de que los gobiernos inviertan en programas en el rubro dirigidos específicamente a jóvenes en situación de vulnerabilidad.
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