El Renacer de la Selva Zoque: de agroquímicos a bioinsumos
*Una iniciativa que transforma desechos en riqueza, empoderando a comunidades indígenas y protegiendo el medio ambiente.
*Redacción Carlos Almazán
La Selva Zoque, en Cintalapa, es hogar de comunidades indígenas que, por generaciones, han desempeñado un papel crucial en la conservación de los bosques y la mitigación del cambio climático. En este contexto, la «Biofábrica en la Selva Zoque», liderada por The Nature Conservancy (TNC), se presenta como una iniciativa transformadora para el desarrollo sostenible en la región.
La Unión de Comunidades Indígenas “Las Dos Culturas el Cerro de la Cachimba”, que agrupa a diez comunidades de Cintalapa, es un claro ejemplo del compromiso colectivo por mejorar las condiciones de vida y preservar el entorno.
Desde su creación, esta organización ha trabajado en el manejo forestal comunitario y en la producción de cultivos tradicionales como maíz, café y cacahuate. Sin embargo, ante la necesidad de diversificar sus actividades y enfrentar los efectos del cambio climático, la Unión decidió en 2023 unirse a la iniciativa de la biofábrica, en colaboración con Cecropia, una organización especializada en proyectos de sostenibilidad.
Como comunidades indígenas decidimos unir nuestra voz y nuestros esfuerzos para atender las necesidades más fuertes de nuestras comunidades y mejorar la economía de nuestras familias, menciona Leonardo Pérez, presidente de la Unión de Comunidades Indígenas “Las Dos Culturas el Cerro de la Cachimba”.
La biofábrica, ubicada en el aserradero forestal de la comunidad Monte Sinaí II, es un centro de producción de bioinsumos a partir de residuos forestales y agropecuarios que antes eran considerados desperdicios.
Estos bioinsumos son esenciales para fomentar una agricultura más resiliente al clima, reduciendo la dependencia de agroquímicos y mejorando la salud del suelo. El uso de agroquímicos en la agricultura convencional ha tenido efectos devastadores en el medio ambiente, contaminando suelos y aguas, y afectando negativamente la biodiversidad.
La aplicación indiscriminada de fertilizantes y pesticidas químicos ha degradado los suelos, disminuyendo su capacidad para sustentar cultivos a largo plazo y contribuyendo a la desertificación. La biofábrica busca revertir estos daños produciendo abonos y fertilizantes ecológicos que promueven la biodiversidad y mejoran la productividad agrícola.
Desde 2014, la comunidad Monte Sinaí II ha cambiado sus prácticas agrícolas y ganaderas por actividades forestales en más de 100,000 hectáreas, demostrando su compromiso con la sostenibilidad. En el marco de la iniciativa de la biofábrica, se han establecido parcelas demostrativas que integran sistemas de producción relevantes para la alimentación y la economía de la región.
Estas parcelas permiten evaluar la efectividad de los productos biológicos generados en la biofábrica y compararlos con los métodos de fertilización convencionales, demostrando los beneficios de una agricultura ecológica.
El impacto de la biofábrica no se limita a las comunidades de la Unión Cerro de la Cachimba. La visión a largo plazo es replicar este modelo en toda la región de la Selva Zoque y más allá, consolidando un enfoque de desarrollo sostenible en Chiapas. Este esfuerzo se enmarca en el Mecanismo de Cooperación para la Conservación y el Desarrollo Sustentable de los Paisajes del Sur-Sureste de México, un proyecto liderado por TNC en alianza con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y financiado por USAID.
El mecanismo busca fortalecer la conservación y el manejo sostenible en más de 166,000 hectáreas de la región sur-sureste, beneficiando a más de 6,000 personas en estados como Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
Asimismo, el mecanismo tiene como objetivo formar alianzas para ampliar el alcance de las actividades de conservación y desarrollo sostenible en la región. En la actualidad, se dispone de un portafolio de siete iniciativas centradas en la apicultura y el manejo forestal, las cuales, con una inversión aproximada de 855,000 USD, podrían beneficiar a cerca de 13,000 personas y reforzar el manejo sostenible en más de 61,500 hectáreas.
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