Se reactiva viejo campamento de desplazados en Los Altos de Chiapas

Reactivan El viejo Campamento Civil por la Paz Nuevo Yibeljoj, a favor de desplazados. Foto: Isabel Mateos

A más de 40 kilómetros de distancia de la cabecera municipal de Chenalhó, adentrados en las montañas de la región tsotsil de Los Altos de Chiapas, al menos una veintena de hombres y mujeres acompañados por los más pequeños de la familia, a primera hora de la mañana realizaron una oración y un ayuno para pedir permiso a la tierra y usar ese terreno nuevamente como un campamento por la paz.

El asentamiento de Nuevo Yibeljoj, que nació para los desplazados que llegaron en el año 2000, se preparó para recibir a las personas de las comunidades aledañas, que han sufrido una violencia que les obliga a dejar sus comunidades. Son los nuevos desplazados de la región.

Los familiares de quienes hace 24 años usaron este campamento, conformado por dos casas de madera con techos de lámina y una nueva estructura de madera, trabajan para reinstalarlo a favor de quienes lo necesite ahora.

Los fogones de las casas se prenderán para preparar café y hervir frijoles para aquellos que fueron obligados por las balas a dejar atrás su vida.

 

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Pero primero, en honor a quienes estarían llegando, hicieron un llamado a un ayuno colectivo que incluye a las 27 comunidades que conforman la Organización Civil Las Abejas de Acteal, la organización icónica que ha luchado para los derechos de las personas indígenas de la región, por la memoria y la justicia.

Llevaron machetes, sierras, martillos y clavos, los hombres con sus herramientas se disponen a instalar los carteles hechos con madera y mantas pintadas con pintura negra. Llaman a este lugar el Campamento Civil por la Paz Nuevo Yibeljo.

 

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El viejo Campamento Civil por la Paz Nuevo Yibeljoj

– Llegaron el 17 de octubre 2000, después de haber vivido como desplazados en el campamento Juan Diego X´oyep desde el 16 de noviembre de 1997. Las familias que formaron ese campamento, no pudimos retornar a nuestro lugar de origen llamado Yibeljoj, queda como a tres o cuatro kilómetros de donde estamos ahora, no retornamos porque el gobierno federal y estatal no habían hecho justicia, ni por la masacre de Acteal, ni por los hechos previos a la masacre.

No habían decomisado las armas de los paramilitares, y en nuestra comunidad había varios paramilitares que participaron en los hechos previos a la masacre, y entonces no había condiciones de retorno. Fue por eso la reubicación que hicimos, incluso otras familias de Las Abejas de Acteal, estaban desplazadas en X´oyep, a este retorno le llamamos en ese momento “El retorno sin justicia”.

La idea de llegar aquí a Nuevo Yibeljoj, era un lugar montañoso, no había casas, pero lo que si nos gustó es que tenía tierra, arroyos, arboles, y la ventaja también era que esta comunidad no iba a depender del municipio oficial de Chenalhó, habíamos llegado a un lugar independiente más que pertenecer a las Abejas de Acteal, nuestra idea era crear nuestra propia educación tsotsil, independiente de la SEP, crear proyecto como siembra de hortaliza, ganado, sembrar café, maíz, frijol.

Esa era nuestra idea queríamos que después el desplazamiento, que haber vivido fuera de nuestros hogares, decidimos que nuestra vida fuera diferente, no volver a regresar a las garras del mal gobierno, ni de su sistema de autoridades oficiales, queríamos crear una autonomía, con un método de lucha no violento.

 

Testimonio José Alfredo Jiménez, desplazado de la comunidad Yibeljoj, Chenalho en 1997

El lugar que alguna vez albergo a familias desplazadas por la violencia armada ejercida por grupos paramilitares hoy pretende dar cobijo a los cientos de personas que hoy son expulsados de sus comunidades aledañas, esta vez por grupos de hombres armados, quienes en este contexto los pobladores describen como grupos criminales o parte de carteles.

Frente a una manta de más de dos metros de largo con la leyenda “Jornada de ayuno y oración por la paz y la vida en Chiapas y el mundo”, dos integrantes de Las Abejas se disponen a leer el comunicado, acuerpados por hombres, mujeres, niñas y niños, con voces firmes y enérgicas, piden por la paz en la región. Las Abejas no han sido increpadas directamente, esta violencia tan cercana los hace recordar aquel 22 de diciembre de 1997, día en que a sangre fría los paramilitares asesinaron decenas de personas al finalizar una misa en su comunidad.

Escuchar disparos constantes, ver grupos de personas armadas y encapuchadas circundando la zona les hace pensar en que masacres están por venir si la violencia no cesa.

El gobierno ha informado del despliege de la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano en la zona, pero los testimonios de personas desplazadas han aumentado en los últimos meses de diferentes comunidades. La violencia obliga a pobladores de diferentes comunidades abandonar sus hogares, sus cultivos de café, maíz, frijol y chayote, han dejado atrás a sus animales, sus fogones, sus hogares. Los desplazados no están lejos del campamento que les podría recibir.

El pasado domingo en la comunidad de San José del Carmen, más de 200 familias fueron obligadas por uno de estos grupos armados a irse, ahora con miedo buscan refugio en diferentes partes de municipio, o si es el caso buscan a familiares que vivan en otros municipios, tienen miedo de dar su testimonio y por el momento buscan salvaguardarse.

En la comunidad de La Esperanza 180 familias se desplazaron hace más de diez días, en San Clemente únicamente 60 personas quedan y ellos intentan defender su territorio. A mediados de junio de este año una familia fue masacrada, sus cadáveres están sepultados a los pies de la escuela primaria de esta ultima comunidad, por miedo durante varios días sus familiares se resguardaron en estas paredes y ahí se vieron obligados a darles sepultura.

En el comunicado las abejas citan «La reinstalación del Campamento nos recuerda y nos compromete aun más con nuestra misión: Construir la paz con métodos no violentos, retomamos un espacio físico que cuenta nuestra memoria, lucha y resistencia, nos motivan a la acción los ríos de sangre digna e inocente derramada en Acteal».

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