Peregrinan para pedir fuerza ante violencia del crimen organizado feligreses de la Diócesis de San Cristóbal 

Nombraron mártires a la familia masacrada en Chicomuselo en mayo pasado

Indígenas y mestizos de ocho regiones de Chiapas efectuaron una peregrinación por las calles de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, que culminó en la tumba del obispo Samuel Ruiz García en el interior de la catedral del lugar, donde oraron para fortalecer su espiritualidad y poder hacer frente al impacto del crimen organizado en sus comunidades.

Los peregrinos llevaban una lona con la imagen de las 11 personas que en mayo pasado fueron masacradas por uno de los cárteles de la droga en el municipio de Chicomuselo, todos integrantes de la Diócesis.

“Nuestros mártires tienen rostro, nombre, y su corazón sigue latiendo desde el vientre de la madre tierra”, dijeron en relación a las personas masacradas, una de ellas catequista, y otro candidato a diaconado, uno de los cargos más altos dentro de la Diócesis.

“Con la masacre de las 11 personas en Chicomuselo, evidentemente queda muy claro que la Iglesia también ha sido víctima y ha sido asediada” por integrantes del crimen organizado, señaló José Luis Besares, sacerdote integrante de la Vicaría de Justicia y Paz.

Quienes peregrinaron son integrantes del Pueblo Creyente, una estructura que formó el obispo Samuel Ruiz García con feligreses de las comunidades, para que estos formaran parte en la determinación del rumbo que sigue la iglesia católica en esta región, en la defensa de los derechos de los pueblos.

“Por eso estamos hoy aquí peregrinando, porque hay mucha violencia con el crimen organizado en nuestras comunidades, hay muchos hermanos desplazados, muchos hermanos que han abandonado sus casas en Yajalón, en Tila, en Chicomuselo, Frontera, Comalapa, Trinitaria, pues sabemos que allí está el crimen organizado, explicó María Fernández, integrante del Pueblo Creyente.

En el interior de la Catedral, oraron y prendieron velas frente a la tumba del obispo Samuel Ruiz García. “Estamos aquí nuevamente para pedirle más fuerza, para tomar fuerza en el caminar, en la lucha; porque solos no podemos, solos no podemos hacer nada”, dijo María Fernández.

Los feligreses realizaron oraciones con la ritualidad de los pueblos indígenas, hicieron llamados haciendo sonar un caracol, mientras otros iban tocando el arpa, el tambor, guitarra y sonajas.

Leticia Pérez, religiosa integrante del área diocesana de mujeres, explicó que como consecuencia de la violencia que están viviendo en las comunidades, se incrementaron las enfermedades en las mujeres de la región, quienes viven en constante tensión al tener sobre todo a sus hijos e hijas.

Los feligreses integrantes del Pueblo Creyente sostuvieron una reunión de tres días, donde analizaron la situación que viven en sus comunidades. “Nos reunimos para analizar la realidad que vivimos y también, desde la luz de la fe, dar una respuesta”, dijo el sacerdote José Luis Besares.

Añadió que como integrantes de la Diócesis trabajan en la búsqueda de caminos de paz y reconciliación; pero también demandando justicia. “Que el gobierno ejerza lo que es su deber de proteger al pueblo”, es una de sus demandas.

Felipe Martínez, feligrés de la parroquia de Palenque, consideró que la fe y la espiritualidad son herramientas que les ayudan a buscar salidas por la vía pacífica al asedio que viven en las comunidades por parte de grupos del crimen organizado.

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