Parroquias se solidarizan con pobladores de Chicomuselo y Comalapa
Integrantes de la parroquia de Venustiano Carranza se solidarizaron con pobladores de Chicomuselo y Comalapa. «No podemos renunciar a nuestros sueños y utopias, porque pronto llegará el día, donde sea posible una tierra sin males, para hacer realidad la libertad, la justicia, el amor y la dicha», les dicen en una carta.
Carta:
A NUESTROS HERMANOS Y HERMANAS DE LA PARROQUIA SAN PABLO CHICOMUSELO, y SANTO NIÑO DE ATOCHA COMALAPA.
22 de agosto del 2024
Queridos hermanas y hermanos de Chicomuselo y Comalapa, les enviamos esta pequeña carta para expresarles nuestro amor solidario. Hacemos nuestro su sufrimiento y dolor porque somos parte de esta familia diocesana y todos formamos un solo cuerpo. Es el mismo cuerpo de Cristo que vuelve a ser crucificado en la carne de tantas víctimas inocentes de la violencia.
El dragón de las 7 cabezas ha puesto su mirada en estas tierras de enorme riqueza habitadas por un pueblo empobrecido que por años ha tenido una historia de despojo, saqueo y abandono por parte de malos gobiernos y que en estos últimos años han sido cómplices del crimen organizado que ha impuesto sus leyes de muerte y destrucción, causando en la población, terror, inseguridad, secuestros, rapiña, desplazamientos forzosos y muertes; pareciera que esta pesadilla va de mal en peor y no se le ve su fin.
Jesús no evadió, ni cerró sus ojos ante la realidad de su pueblo que sufria esclavitud, pobreza, hambre, enfermedad, persecución y abandono. En medio de esa realidad él comenzó a predicar su Reino, es decir otro estilo de vida; se entregó por completo a esta causa; tuvo compasión de las multitudes que lo seguían porque estaban como ovejas sin pastor, se hizo solidario con la dramática aventura de la humanidad (como dijera el profeta Isaías, hizo suyas nuestras dolencias), abrió los ojos de los ciegos, anunció la buenas noticias a los pobres, la libertad a los esclavos, la salud a los enfermos, sació a los que tienen hambre y sed de justicia, consoló a los que lloran, habló con la verdad, luchó noche y día contra la injusticia de la humanidad, anunció que los últimos serán los primeros; no se doblegó ante los reyes perversos y diabólicos de este mundo. Por causa del reino fue torturado y masacrado en el madero de una cruz, venció a la muerte entregando su vida para que todos podamos tener una vida digna, dichosa y abundante.
Por eso los cristianos no podemos claudicar, ni ser indiferentes ante el sufrimiento que están padeciendo tantos hermanos; debemos mantener la confianza firme en nuestro Padre celestial y en el Espíritu que animó a Jesús. Es grande el desafío; ante la impotencia no nos queda más que alzar nuestros ojos al cielo para pedirle al Dios de la vida que mire la aflixión de su pueblo, que escuche sus gritos desesperados, que mueva los corazones de nuestras comunidades, nuestra iglesia local, provincial, nacional y de la comunidad internacional para que juntos nos pronunciemos y exijamos al mal gobierno que asuma su responsabilidad, que de seguridad a la población de Chicomuselo, Comalapa y demás municipios que están siendo afectadas por la disputa de territorio del crimen organizado.
«Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas». (Mt. 10,16)
No podemos renunciar a nuestros sueños y utopias, porque pronto llegará el día, donde sea posible una tierra sin males, para hacer realidad la libertad, la justicia, el amor y la dicha.
Nuestra oración y un abrazo lleno del amor de Dios.
Parroquia Nuestra Señora de la Asunción. Venustiano Carranza, Chis.
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