Insisten en el estudio local de los mosquitos para prevenir enfermedades
*A nivel mundial, el mosquito es el animal más mortal para la humanidad.
Magdalena Hernández Álvarez, bióloga por la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, actualmente cursa una maestría en Ciencias en Biodiversidad y Conservación de Ecosistemas Tropicales en la misma universidad. Su trabajo es particular, ya que se ha dedicado al estudio de los mosquitos, conocidos comúnmente como zancudos.
Estos insectos pertenecen a la familia Culicidae y son de importancia médica debido a su capacidad para transmitir patógenos que causan enfermedades como el dengue, chikungunya y malaria (conocida en Chiapas como paludismo). Por lo que, este campo de estudio es crucial por sus implicaciones en la salud pública.
Hasta hoy se han identificado alrededor de 3,700 especies de mosquitos en todo el mundo, de las cuales solo 128 tienen la capacidad de transmitir patógenos. Chiapas es un lugar particularmente importante para el estudio de estos insectos debido a su clima tropical y diversidad de vegetación, que proporcionan las condiciones ideales para su desarrollo.
En su investigación, la bióloga ha puesto un enfoque especial en Tuxtla Gutiérrez, una región que había sido poco estudiada.
Comenzó su trabajo con mosquitos durante su tesis de licenciatura y ahora, en su maestría, está investigando en el Centro Ecológico y Recreativo «El Zapotal»; en su interior Zoológico «Miguel Álvarez del Toro».
El objetivo de sus investigaciones es prevenir y evaluar los riesgos para los turistas y residentes cercanos, ya que la presencia de mosquitos también implica la posibilidad de transmisión de enfermedades.
En la zona de los miradores del Cañón del Sumidero, encontró 23 especies de mosquitos, de las cuales 7 son transmisoras de enfermedades, siendo la especie Aedes albopictus la más significativa como portadora del virus del dengue.
En la zona del Zapotal, hasta ahora ha identificado 15 especies, 8 de las cuales son transmisoras, destacándose las especies Aedes aegypti y Aedes albopictus.
Para realizar mi trabajo, empleo dos métodos de recolección: capturar mosquitos adultos y recolectar mosquitos inmaduros en ambientes acuáticos. Los mosquitos adultos se capturan usando trampas de luz con cebos especiales que los atraen, mientras que los mosquitos inmaduros (larvas de mosquito, huevos o pupas) se recolectan en orificios de árboles, rocas, orillas de arroyos y cualquier lugar que pueda almacenar agua. Las larvas se recolectan con pipetas y se guardan para su identificación, externó.
Luego, una vez recolectados los mosquitos, se procede a sacrificarlos. Los mosquitos adultos se eliminan usando cámaras letales o congeladores, mientras que las larvas se sumergen en agua caliente. Posteriormente, los cuerpos se preservan en alcohol para su identificación mediante microscopios y claves dicotómicas, que ayudan a determinar la especie. El análisis de datos se centra en índices de diversidad y otra información biológica relevante.
Hernández Álvarez insistió a la comunidad científica en la importancia de continuar realizando más estudios sobre los mosquitos en todo Chiapas.
Ella subraya que estos estudios son vitales para prevenir enfermedades y para la divulgación científica, ayudando a informar y proteger a las comunidades locales.
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