Los 11 ejecutados y calcinados en Nueva Morelia eran inocentes: Diócesis de SCLC
La Diócesis de San Cristóbal de Las Casas aseveró que todos y cada uno de los 11 asesinados con crueldad el pasado 12 de mayo en la comunidad de Nueva Morelia, municipio de Chicomuselo, nada tenían que ver con el crimen organizado y que, “estas mujeres y hombres se resistian a dejar sus hogares a pesar de la violencia, amenazas y hostigamiento de los grupos criminales a sumarse a sus filas”.
El obispo de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, Rodrigo Aguilar Martínez, su obispo auxiliar Luis Manuel López Alfaro y otros miembros de esa estructura católica señalaron en una misiva “Nuestros muertos tienen rostro, nombre y su corazón sigue latiendo en el vientre de la madre tierra”, que los 11 ejecutados eran todos inocentes.
Los 11 eran Alfonso de 73 años, Teresita de Jesús de 28 años, Dolores de 56 años, Rosalinda de 57 años, Yojari Belén de 18 años, Ignacio de 52 años, Isidra de 54 años, Urbano de 42 años, Brandi de 15 años, Joel de 49 años y Azael de 31 años.
Indicaron que todos ellos “se resistían ante la violencia de los grupos criminales que se disputan la zona fueron asesinados de manera cruel y despiadada en sus hogares”.
Señalaron que esa “personas del crimen organizado entraron a la comunidad de Nueva Morelia alrededor de las 5:30 de la tarde y fueron directamente a las casas de las personas que aún se encontraban en la comunidad, asesinando a 11 personas: 6 hombres y 5 mujeres, a 4 de ellos en diferentes casas y a 7 miembros de una familia completa reunida en su casa después de la celebración dominical, luego de darles muerte prendieron fuego a la vivienda y los cuerpos de dos de nuestras hermanas quedaron totalmente calcinados”, dijeron los líderes católicos.
Señalaron que “estas mujeres y hombres se resistian a dejar sus hogares a pesar de la violencia, amenazas y hostigamiento de los grupos criminales a sumarse a sus filas, su resistencia a ser libres y a favor de la vida, la paz y la justicia, la resistencia contra todos aquellos signos de muerte que laceran la vida y la dignidad humana, la misma resistencia pacífica de Jesús que lo llevó a la muerte en cruz, ha llevado a estos hermanos y hermanas nuestras a derramar su sangre por la vida del pueblo”.
En la carta pastoral refieren que los pueblos en Chiapas siguen sufriendo, “pues estamos en medio de una guerra que no tiene fin y nos están llevando como pueblo a ponernos como carne de cañón y barrera humana, muchas comunidades han quedado vacías por las amenazas, asesinatos y desapariciones».
“Honramos a nuestros hermanos asesinados y al pueblo creyente que peregrina en estas sagradas tierras arrasadas por la violencia generada por el control del territorio y el interés latente de continuar con la explotación minera por grupos criminales que han operado en total impunidad a pesar de las constantes denuncias, comunicados y exigencias de paz, siguen provocando muerte, desapariciones, desplazamiento forzado, amenazas y hostigamiento a la sociedad civil, víctimas de este sistema de gobierno fallido que ha permitido que estos grupos criminales avancen y se posicionen en los pueblos”, dice la misiva católica.
Hoy nuestra Iglesia diocesana y nuestra tierra vuelven a teñirse por la sangre de nuestros mártires, mujeres y hombres que resisten ante la violencia, que buscan y construyen caminos de paz y justicia por vías pacíficas.
Y que ante tanta injusticia “la Iglesia no puede ni debe quedarse callada por ello hacemos un llamado urgente a las autoridades competentes a poner su mirada en estas comunidades y pueblos actuando conforme a derecho”.
Denunciaron así los asesinatos que han quedado en completa impunidad, los cientos de desaparecidos que se suman a la lista larga de los invisibilizados, así como “la omisión del Estado de frente a los grupos criminales que han desestabilizado la vida de los pueblos”.
Y detallaron otros agravio: El despojo de bienes materiales y naturales del que están siendo víctimas nuestras comunidades y pueblos. El secuestro de comunidades y pueblos por los grupos delincuenciales, obligándolos a sumarse a sus filas y condicionándolos para permanecer en sus casas.Las amenazas, hostigamiento, intimidación, persecución a la sociedad civil.La presión y control social de los grupos criminales. El cobro de derecho de piso y de paso.La presencia de personas armadas en nuestras comunidades. El Control del territorio. El saqueo y explotación minera que ha llevado al asesinato de personas inocentes que cuidan y defienden la madre tierra”.
Denunciaron también que hay un proceso electoral manipulado por el crimen organizado.
Responsabilizaron a los tres niveles de Gobierno de los recientes asesinatos perpetrados hacia las familias en el ejido de Nueva Morelia, Chicomuselo, por su omisión ante la realidad que se ha venido denunciando.
“Es inconcebible la falta de acción de las autoridades habiendo presencia del ejército, guardia nacional y policía estatal en la región”, dijeron.
Fue así que exigieron en la carta justicia para los 11 asesinados en el ejido Nueva Morelia, Chicomuselo el 12 de mayo 2024, dos asesinatos de civiles el 4 de enero de 2024 en la misma comunidad de Nueva Morelia y 2 asesinatos más el 16 de enero 2024 en la franja de la presa.
Demandaron al gobierno, el retorno seguro, libre y sin condicionamientos de las comunidades desplazadas.
Entre otras exigencias, pidieron al gobierno federal y estatal “el desarme inmediato de estos grupos criminales. La recuperación del territorio para que nuestros pueblos sean sujetos de su historia. La atención urgente a las demandas de paz de nuestros pueblos. Restablecimiento del orden social sin poner en riesgo a la sociedad civil en resistencia a estos grupos criminales
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