Comunidad huye del lugar donde se dijo que había sido asesinada una familia en Pantelhó, Chiapas. Sus casas fueron quemadas

*Una semana después asesinaron a un joven de 17 años, este hecho sí lo reconoció la autoridad.


De la comunidad La Piedad ya solo quedan cenizas. Entre los restos de casas quemadas se distinguen metates y ollas carbonizadas, algunos machetes y utensilios de metal también arrasados por el incendio, restos de costales con semillas de café que no escaparon del fuego; y algunos casquillos de bala tirados en el piso.

La Piedad era una comunidad de gente religiosa, quizá de sólo cinco familias indígenas tsotsiles. Se puede saber de su religiosidad porque entre las cenizas que arrasaron con las paredes de madera y los techos de lámina de las viviendas, hay recipientes de veladoras y tres incenciarios, sobre los que se coloca la resina que se enciende durante los rezos y oraciones.

Se distinguen los restos de tres casas calcinadas por el fuego; otras dos construcciones permanecen intactas, pero abandonadas. Se observa que, antes de huir, los pobladores quisieron rescatar los pocos utensilios o láminas que aún pueden ser útiles, y quedaron apiladas.

No hay nadie en la comunidad, tampoco hay restos de cuerpos humanos. El pasado 20 de mayo pobladores denunciaron que una familia había sido asesinada en el lugar: el padre, la madre y cuatro menores de edad. El Comisionado de Paz del municipio dijo que, de acuerdo a lo que les informaron habitantes de La Piedad, un grupo armado había llegado a quitarles el dinero por la venta de café, y luego había matado a la familia.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, durante su conferencia diaria, negó que esto hubiera sido verdad y acusó -como lo ha hecho en otras ocasiones- que mentían para causar una falsa imagen de violencia, la que niega que exista.

La versión del presidente estuvo basada en los informes que le presentó el personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) y Guardia Nacional (GN), quienes desde julio de 2021 tienen presencia en el municipio de Pantelhó.

En esa fecha -hace ya casi tres años- la población local formó a un grupo de autodefensas armadas para expulsar a quienes se conoce en la zona como “Los Herrera”, un grupo acusado de pertenecer al crimen organizado, y quienes también tenían el control político y administrativo del municipio, y sometía a la población.

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Ahora, casi tres años después, la disputa entre las autodefensas conocidas como El Machete y el grupo de “Los Herrera” continúan, a pesar de la fuerte presencia militar que hay en el lugar.
Ante las dos versiones encontradas sobre lo sucedido en la comunidad La Piedad, este medio de comunicación pidió a la SEDENA resguardo para ir a esa localidad y verificar de manera directa los hechos.

La Piedad se ubica a unos 10 kilómetros de la cabecera municipal, pero para llegar hay que hacer un recorrido de aproximadamente dos horas de camino a pie, subiendo entre empinadas veredas, entre las montañas.

Los militares que acompañaron a un grupo de periodistas a la comunidad, explicaron que ellos llegaron al lugar un día después de la denuncia del asesinato de la familia, pero que no encontraron restos de cuerpos, solo las casas quemadas y a una mujer indígena monolingüe, quien después se fue entre las montañas.

Levantaron el reporte que indica que no había evidencia de personas asesinadas. Esa fue la información sobre la cual se basó el presidente para negar los hechos. Tampoco la Fiscalía de Chiapas inició investigación alguna, aun cuando a pesar de no haber cuerpos al momento en que llegó personal de la SEDENA, sí hay una comunidad desplazada y restos de una agresión violenta que desencadenó en la quema de las viviendas.

La Fiscalía no inició ninguna investigación con el argumento de que ninguna persona afectada llegó a denunciar los hechos, por lo que ningún agente investigador llegó a La Piedad, así que oficial y estadísticamente no hay ningún registro de lo que ahí sucedió.

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Si hubieran querido denunciar los indígenas de La Piedad tendrían que haber acudido a las oficinas de la Fiscalía en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, a 60 kilómetros de distancia, porque en Pantelhó no hay presencia de esa institución, a pesar de que prácticamente todos los días hay reportes de personas disparando armas de grueso calibre, y homicidios.

Como muestra, este domingo, un día después que este medio de comunicación llegó al municipio, y una semana después de la denuncia sobre la agresión en La Piedad, en la cabecera municipal de Pantelhó un joven de 17 años fue asesinado y cuatro más resultaron heridos.

La nueva agresión -según la denuncia que a este medio de comunicación hicieron llegar pobladores vía whasapp- ocurrió alrededor de las 9 de la mañana, en un hecho donde acusan que estuvo involucrado personal militar. Ahí murió Esteban Pérez Pérez, de 17 años de edad.

Una fuente militar consultada dijo que la muerte se dio en el marco de un enfrentamiento entre el grupo de autodefensas El Machete contra Los Herrera. Agregó la fuente que fue en un vado, ubicado dos kilómetros atrás del edificio de la Presidencia Municipal, donde el cuerpo de Esteban Pérez Pérez quedó tirado entre la maleza, con un disparo en la cabeza. Extraoficialmente se informó que pobladores llevaron a los cuatro jóvenes heridos a una clínica, y que ahí murió uno de ellos. Pero cuando las autoridades llegaron al lugar, casi seis horas después, ya los heridos no estaban ahí por lo que oficialmente tampoco se registró.

El reporte de la Policía Estatal Preventiva dice que “Siendo las 15:00 horas” llegó personal de la Fiscalía Indígena a Pantelhó, proveniente de San Cristóbal de Las Casas. Añade el reporte que una hora y media después, a las 16:20, acudieron al lugar donde estaba el cuerpo del joven adolescente asesinado de un disparo en la cabeza. Sus padres también estaban en el lugar.

La Fiscalía General del Estado envió más tarde un comunicado donde señala que esa dependencia “inició las investigaciones correspondientes contra quien o quienes resulten responsables de los hechos ocurridos en las últimas horas en el municipio de Pantelhó, donde un hombre resultó muerto con proyectil de arma de fuego”.
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En la cabecera municipal de Pantelhó todavía se observan ráfagas de disparos sobre el edificio del Concejo Municipal, y sobre una patrulla que hay en la entrada del lugar. Un militar explica que “la rafaguearon” “Los Herrera” -un grupo armado acusado de pertenecer al crimen organizado- cuando intentaron recuperar la presidencia municipal en julio de 2023, hace ya casi un año.

La violencia en Pantelhó se agudizó, o se hizo pública, cuando en julio de 2021, un mes después de las elecciones de ese año, mataron a Simón Pedro, líder pacifista de las Abejas de Acteal, quien justo con pobladores habían buscado a las autoridades del gobierno estatal para denunciar la situación de sometimiento en que los tenían este grupo conocido como «Los Herrera», quienes además habían impuesto a una persona afín en el cargo de presidente municipal.

Tras el asesinato la población hizo público que había formado un grupo de autodefensas conocidos como «El Machete», expulsaron a quienes consideraban pertenecían al gupo del crimen organizado de «Los Herrera». También formaron un Concejo municipal que tomó el control administrativo del ayuntamiento.

Dos años después, en julio de 2023, en conmemoración a esa fecha, “Los Herrera”, encabezados por quien conocen como “José Herrera”, armados, hicieron un mitin en el kiosko que hay en el parque frente al edificio y reabrieron algunas casas que la propia Fiscalía habría clausurado dos años antes, en el marco de las investigaciones en su contra. Es decir, ese grupo volvió al municipio y a la cabecera municipal de donde habían sido expulsados.

Desde que les rafaguearon el edificio y volvieron a la cabecera, el Concejo municipal trasladó su sede a la comunidad Las Limas, en donde se sienten más seguros. En la región de la Limas los poblados han buscado el cobijo de las autodefensas.

Integrantes del Concejo cuestionan que, tras la llegada de las fuerzas armadas, “Los Herrera” se sintieron con fuerza para volver al municipio, en particular a la cabecera municipal y a algunas comunidades donde tienen presencia y simpatizantes; así lo han dicho en comunicados públicos en los que piden se detenga a las personas vinculadas a la delincuencia organizada porque hasta la fecha, solo hay una persona detenida, Dayli Herrera.

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En los tres años transcurridos desde la instalación de un destacamento militar en Pantelhó, su presencia no ha logrado detener los asesinatos y actos de violencia de los que se acusan mutuamente “Los Herrera” y las autodefensas.

“A mí me dicen: ´esa persona que va caminando ahí es el asesino, en esa casa hay armas´. Pero yo no puedo detener a nadie ni entrar a ninguna casa. Tiene que haber una orden de un juez y la Fiscalía es la institución facultada para investigar y aplicar las medidas. Yo he pedido varias veces que instalen una oficina del Ministerio Público en este lugar, pero no lo han hecho. Quien quiera denunciar algún delito debe ir hasta San Cristóbal y no lo hacen, por la distancia, por el dinero para el traslado, porque les piden presentar pruebas, porque no hablan español, por muchos motivos”, señala un militar.

Confiesa que cuando hay algún incidente de violencia o agresión, cuando llegan los elementos militares o de la Guardia Nacional al lugar, ya los agresores se fueron o se escondieron en algunas viviendas y, a menos que los encuentre en flagrancia, las fuerzas armadas no pueden intervenir. Prácticamente la presencia militar tiene, en el mejor de los casos, una función “disuasiva” para quienes quieran cometer un delito, lo cual tampoco ha sido efectivo por completo.

En los hechos, la burocracia del sistema judicial, la falta de voluntad política, o la red de complicidades e intereses entre los grupos de poder, hace que la justicia no llegue a Pantelhó, y se extiende hasta desgastar en extremo a la población, quien va pagando el costo con sus muertos.

El riesgo aumenta por la cantidad y calibre de las armas que los grupos armados utilizan, son armas de grueso calibre, de uso exclusivo del Ejército; cualquiera en este lugar sabe dónde se pueden comprar porque en este rubro, ya no se trata de un problema de Pantelhó, sino de toda la región colindante que abarca los municipios de San Cristóbal de Las Casas, San Juan Chamula, Chenalhó, Aldama, Simojovel, y recientemente San Juan Cancuc, entre otros.

En estos municipios los grupos criminales tienen vínculos entre sí, y es común que en los enfrentamientos o agresiones participen personas de varios municipios ligadas por sus intereses comunes. En todos los casos el uso de armas de fuego de grueso calibre se ha potenciado.

Las “estrategias de desarme” que han implementado las autoridades han sido poner módulos para que las personas, voluntariamente, entreguen sus armas a cambio de televisores, aparatos de sonido o enseres domésticos. No ha dado resultados.

En un recorrido que este medio de comunicación hizo por la cabecera municipal, acompañados por elementos de la SEDENA, se observó que la mayoría de las casas se encuentran cerradas, vacías, algunas con las luces encendidas, aunque es de día.

Uno de los acompañantes comenta que sólo el 30 por ciento de la población sigue viviendo en el lugar, el resto huyó ante la violencia ahora incrementada. Pesa en el municipio un nuevo foco rojo: la presión de las autoridades electorales, los partidos políticos y “Los Herrera” para que, aún en estas condiciones, se lleven a cabo las elecciones el próximo 2 de junio.

Ello a pesar de que, en asamblea, las comunidades decidieron que no quieren ese tipo de elecciones, sino que se ratifique o nombre un nuevo concejo municipal electo a través del sistema normativo indígena; en Pantelhó más del 90 por ciento de la población es indígena.

Otro síntoma del abandono institucional es que en Pantelho, a pesar de la fuerte presencia de militares, las escuelas permanecen cerradas porque los maestros decidieron ya no ir ante el riesgo de quedar atrapados en los enfrentamientos. Tampoco los médicos asisten a la clínica del lugar.

Hay pocas personas en las calles, algunos jóvenes se acercan al kiosko de la plaza central porque ahí pueden contratar servicio de internet en el sistema de pago por algunos minutos.

Conectarse a las redes sociales es la única manera en que logran tener información, aunque los discursos en esas plataformas también están sesgados, porque tanto “Los Herrera” como las autodefensas tienen sus páginas en facebook donde difunden sus mensajes y donde se acusan mutuamente de los asesinatos y actos de violencia.

En Pantelhó el tiempo pasa lento, es un lugar atrapado entre la pobreza estructural que hace que el ingreso promedio diario sea de 30 pesos diarios por familia, y la falta de justicia. El abandono institucional contrasta con el interés que tienen grupos criminales por apoderarse del lugar, y de los partidos políticos por tener el control político y administrativo del municipio.

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