Una Sola salud: ECOSUR incorpora una nueva estrategia para la ganadería sostenible en la frontera sur de México
El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR)
La Agenda Mundial por una Ganadería Sustentable (GASL-2023) ( https://www.livestockdialogue.org/en/) organismo de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en la que participan múltiples actores interesados en el futuro de la ganadería sustentable a nivel global-entre ellas ECOSUR de México-, se reunió a principios de noviembre de este año en Chiang Mai, Tailandia. Como resultado se analizaron y definieron acciones para atender los retos que enfrenta actualmente la ganadería mundial.
La ganadería y el cambio climático
La ganadería, y en general la actividad pecuaria, contribuye actualmente a la sobrevivencia y seguridad alimentaria de más de 1.3 billones de familias de las cuales cerca de la mitad están en la pobreza extrema. Muchas de esas familias, viven en países de África, Asia y América Latina. Por ejemplo, actualmente, más de 265 millones de personas en lo que se conoce como el cuerno de África (Somalia, Etiopia y Kenia), son pastores que dependen de la ganadería bovina en su economía familiar. Sin embargo, hoy tienen graves conflictos por la degradación de sus tierras, incremento poblacional, conflictos sociales y guerras, y en donde el cambio climático está profundizando sus efectos negativos sobre la calidad de vida de las familias con escasos recursos. Algo parecido está ocurriendo en la Frontera Sur de México, donde el cambio climático ha agravado los problemas de producción de alimentos de origen animal. En la frontera sur de México, se estima que existen más de 5 millones de pequeñas familias campesinas e indígenas que dependen de la ganadería familiar para sobrevivir y/ o tener ingresos para comprar parte de sus alimentos básicos. Muchos de ellos, a pesar de tener una gran biodiversidad en sus tierras y un profundo conocimiento del manejo de ellas, cada vez son más vulnerables al fenómeno del cambio climático y otros procesos como la migración, la violencia derivada del narcotráfico y el trasiego de ganado proveniente de Centroamérica.
Los cambios en el clima no son nada alentadores para los pequeños agricultores y deberán adaptarse a las previsiones para los siguientes decenios. Las sequias, inundaciones y eventos climáticos como los huracanes, están siendo cada vez más recurrentes y difícilmente se podrá evitar no rebasar los 1.5oC de la temperatura global en las próximas décadas, a pesar de los compromisos firmados por los gobiernos (incluido México) en el Acuerdo de Paris. Basta mirar los recientes acontecimientos sobre las fuertes sequias en la región norte del México y el reciente huracán que afectó a las costas de Guerrero.
Sin embargo, no se debe perder de vista el doble papel que juega la ganadería en el tema del cambio climático. Por un lado, la producción de rumiantes y porcinos contribuyen significativamente en las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI), como el metano, óxido nitroso y carbono. En 2015 el subsector de la ganadería en México representó el tercer contribuyente a las emisiones totales de GEI. Sin embargo, el cambio climático también está afectando seriamente a las áreas agrícolas y a los sistemas ganaderos de pastoreo, los cuales son los que prevalecen en el sureste de México. Por ejemplo, en diversas zonas agroecológicas de Chiapas, las sequias, están generando la disminución de la captación de agua en las cuencas hidrográficas, degradación de áreas pastoreo por la sequía propiciando un aumento de enfermedades y parásitos en animales domésticos. Es muy posible que estos cambios ambientales ya estén afectando la seguridad alimentaria y calidad de vida de los productores, y en particular de los más pobres, los cuales son los más vulnerables.
El hato bovino de México actualmente está cerca de los 40 millones de cabezas y en la frontera sur de este total, cerca del 20 % se encuentran en los estados de Tabasco, Veracruz, Campeche y Chiapas. Así, la ganadería bovina está contribuyendo de manera importante al empleo de la población rural y a la producción de bienes básicos de consumo de productos de origen animal en los mercados regionales, nacionales y de manera importante en la exportación al mercado de USA. También no hay que perder de vista el estratégico papel que tiene la producción de aves, cerdos y otras especies domésticas, especialmente fincada para la alimentación y economía familiar. Igualmente, debemos resaltar los graves efectos que se están teniendo las grandes importaciones de carne y leche hacia México, afectando a los productores ganaderos medianos, especialmente por la importación de quesos y leche en polvo. Un tema que nos hace reflexionar sobre la necesidad de impulsar la soberanía en la producción de alimentos básicos.
La ganadería y la confrontación político-ideológica
En las últimas décadas, particularmente después de la pandemia derivada del SARS-CoV2, se ha intensificado el debate en foros académicos y de desarrollo sobre el papel que está jugando la actividad ganadera en la seguridad alimentaria y en la producción y consumo de alimentos de origen animal. Estos debates se han convertido en un terreno de discusión político-ideológico derivando en dos corrientes y posicionamientos. Uno que aboga por la eliminación de la dieta del ser humano el consumo de carne de origen animal y de leche y sus derivados; y otro que postula la importancia fundamental del consumo de proteína de origen animal por su papel en la nutrición de la población vulnerable y por el papel social, cultural y económico juega en las sociedades rurales. El primer caso se refleja principalmente en países desarrollados de Europa y en los Estados Unidos, algunos sectores de la academia, grupos ambientalistas, empresas trasnacionales agroalimentarias, grupos sociales de medianos y altos ingresos, han desatado una campaña “fundamentalista” y sin bases científicas, para desprestigiar la actividad ganadera y promover dietas alimenticias a base de productos de origen vegetal. Al respecto, en este foro de GASL 2023, se analizó el reto que tienen la producción pecuaria para poder ofrecer alimentos de origen animal, como carne, leche, huevos y otros productos, que satisfagan los requerimientos de millones de familias, especialmente en zonas con serios problemas de desnutrición. De acuerdo con la Declaración de Dublín (2022), actualmente hay suficientes evidencias científicas que demuestran que el consumo regular de carne, lácteos y huevos es indispensable para una adecuada nutrición del ser humano, especialmente para las y los infantes en su desarrollo físico y mental y las personas adultas mayores. También, hay evidencias científicas que constatan que la ganadería bien realizada, con buenas prácticas, acorde con principios ecológicos, apegados a su contexto socio cultural y ambiental, y con normas de bienestar animal, pueden contribuir para mejorar la salud pública, la resiliencia ambiental y permitir la conservación de recursos bióticos y la biodiversidad.
Una sola Salud: Un enfoque holístico
Considerando el contexto arriba descrito, el Grupo Académico de Ganadería y Cambio Climático de ECOSUR , el cual involucra académicos de los estados del sureste de México ( Tabasco, Campeche , Chiapas y Yucatán ) se ha propuesto impulsar acciones de investigación e incidencia social bajo el enfoque de “One Health- Una salud”, » https://www.fao.org/one-health/es) que permita promover la resiliencia de las familias ganaderas ante los factores socioambientales adversos. Una Salud, es una estrategia que tiene como objetivo promover la salud de las familias de productoras, la salud del ecosistema y la salud del sistema ganadero mediante una colaboración multi- transdiciplinaria.
Tradicionalmente se ha estudiado a la ganadería y agricultura desde una visión disciplinaria y especializada en subáreas del conocimiento; Esto ha conducido a que muchos de los resultados de investigaciones y desarrollo tengan un alcance limitado por su enfoque reduccionista, y con poca o nula incidencia social. Además, en múltiples proyectos de investigación convencionales, es común no considerar la visión y conocimientos locales de los productores, más allá de sus opiniones, percepciones, valoraciones y cooperación; y ha prevalecido los enfoques tecnológicos con uso de insumos caros y dañinos a la salud humana y el ecosistema y sin considerar los contextos culturales y socioambientales de la población. Con este enfoque difícilmente se podrá beneficiar de manera integral a la población y sus recursos. De ahí que se necesita un cambio de paradigma hacia una visión integral, humanista y solidaria en la comprensión, impulso y fortalecimiento de los sistemas pecuarios.
Coincidimos que el enfoque de Una Salud para atender los problemas de los sistemas ganaderos es un enfoque participativo y colaborativo, para lograr un bienestar y una salud optima considerando las interacciones y conexiones entre las familias ganaderas, su sistema de producción animal y su entorno ecológico. Este enfoque tiene ya varias décadas impulsándose a nivel mundial, especialmente en el contexto de la salud animal y salud humana, principalmente para atender las enfermedades zoonóticas y sus efectos en la salud humana y animal. Sin embargo, esta estrategia en América latina ha sido escasamente utilizada y consideramos que hoy tiene un gran potencial para mejorar los sistemas de producción ganaderos en el sureste de México, especialmente la ganadería familiar campesina.
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Dr. Guillermo Jiménez Ferrer, Mc Trinidad Alemán Santillán, Dr. José Armando Alayon Gamboa, Dr. Gilberto Villanueva López, Dra. Susana Maza Villalobos Méndez, Dr. José Nahed Toral, Dra. Zendy Evelyn Olivo-Vidal, Dr. Samuel Albores Moreno, MC Romeo Trujillo. Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR). Colectivo de investigación en ganadería y cambio climático/ Una sola Salud (Proyecto ECOSUR-ESIM-2023). Información: https://www.ecosur.mx/grupo/gansus
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