Exigen justicia para buzo de la CFE que falleció en lo profundo de la presa de La Angostura
Familiares de un joven buzo de 31 años que falleció en la profundidad de la presa de La Angostura el pasado 24 de septiembre, solicitaron hoy a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), a la Fiscalía General del Estado (FGE) y al presidente Andrés Manuel López Obrador, investigar las condiciones en las que perdió la vida, que se indague si hubo negligencia y que paguen los responsables.
Valeria García Colorado, hermana de Víctor García Colorado, narró el víacrucis que han vivido ella y sus padres, desde aquel 24 de septiembre en que les notificaron del accidente que había sufrido su hermano, quien tenía muchos años trabajando como buzo especialista de la CFE en operaciones de mantenimientos en las compuertas.
A un mes de la tragedia, su madre Lilia Colorado y su padre José Antonio García, siguen devastados por esta pérdida, pero aún peor por el hermetismo y la burocracia que ahora envuelve su muerte que la paraestatal ha pretendido ocultar.
Valeria narró a Proceso que son una familia de origen veracruzana, donde ella y su hermano de 31 años, eran los dos únicos hijos de sus padres. Desde hace más de un año, Víctor viajó a Chiapas para radicar y laborar principalmente en la presa hidroeléctrica de Malpaso o también conocida como Nezahualcóyotl. Pero de vez en cuando era trasladado a trabajar a las otras presas hidroeléctricas.
La pesadilla de la familia empezó la noche del 24 de septiembre, refiere, cuando recibió un mensaje en una red social, donde una persona desconocida le preguntaron si era familia de Víctor, y al señalar que sí lo era, éste dijo que su hermano había sufrido un accidente, “que se había caído y se había lastimado una pierna”.
Su hermano había sido trasladado para trabajar en la Central Hidroeléctrica Dr. Belisario Domínguez, también conocida como la presa de La Angostura.
“Como es normal intente comunicarme con mi hermano sin éxito y llene de preguntas a esta persona ya que aumentaba mi desesperación por saber de él, si estaba bien, quien estaba con él, etc. Esta persona me consiguió dos números de teléfono para que yo pidiera informes. Aquí debo hacer una pausa ya que es el primer error que comete la CFE, ¿Cómo es que mi hermano sufre un accidente laboral y una persona externa a la empresa se comunica conmigo y no ellos?”, señala Valeria.
Explica que uno de los números era del superintendente de la Central Hidroeléctrica de Malpaso de nombre Gilberto Figueroa, quien le vía telefónica le dijo que estaba al tanto del accidente que había ocurrido en La Angostura, pero que no se preocupara pues Víctor “no se encontraba ahí”.
El segundo número telefónico que le fue dado y al que marcó, era el del contador de la Central Hidroeléctrica de La Angostura, a quien le estuvo marcado desde las 11 de la noche de ese 24 de septiembre hasta las cuatro de la mañana del 25 de septiembre en que éste le respondió la llamada: “Me dice aquí cito sus palabras ‘Los Directivos no quieren informar nada, pero mi lado humano no me lo permite’”.
Fue asi como le dijo que Víctor había bajado con dos personas más a una inmersión y que sólo sus dos compañeros habían podido subir a la superficie, que lo estaban intentando localizar, pero que había poca probabilidad de poderlo sacar.
Valeria y sus padres, Lilia Colorado y su padre José Antonio García, viajaron ese mismo lunes 25 a Chiapas desde Veracruz, y llegaron alrededor de las 15 horas a La Angostura, donde su hermano estaba desaparecido en lo profundo de la presa ubicada en el municipio de Venustiano Carranza.
“Nos reunimos con el contador y el superintendente de dicha central, nos comunicaron que seguían en maniobras de rescate que había un 80-20 % probabilidad de rescatarlo, aquí hago nuevamente una pausa, tal vez para ustedes era obvio que Víctor había fallecido desde el momento que no subió, pero al darnos esperanzas y probabilidades nosotros nos aferramos a que el seguía con vida”, dijo Valeria.
Señala que fue hasta el miércoles 27 de septiembre, después de pelear dos días continuos
con los administrativos, exigieron hablar con sus compañeros buzos, con los especialistas y técnicos, pero al final fueron miembros de una empresa contratada por la CFE, quienes estaban a cargo de las labores de operación de ese día, quienes les notificaron que Víctor estaba muerto.
“Entenderán que para este momento mi familia ya estaba destruida, ya que al morir él, también lo hicimos nosotros”, señala Valeria.
Señala que tras insistir y reclamar su cuerpo, fue hasta el jueves 28 que pudieron rescatar su cuerpo que estaba a 56 metros de profundidad. Y que, ante esto, miembros de la Fiscalía General del Estado (FGE) llegaron para constatar su deceso y abrieron la carpeta de investigación 0025-106-0417-2023 por “homicidio a quien o quienes resulten responsables, “pero como todo en este país es lento o es inexistente el trabajo de investigación”.
“La mayoría de personas que estuvieron en el momento de la tragedia, coinciden en que fue una negligencia, razón por la que se abrió la carpeta de investigación por parte de la FGE.
El pasado martes 24 de octubre se cumplió un mes de la tragedia en la que perdió la vida su hermano, dice Valeria, y que siguen las dudas, el misterio, la opacidad en torno a su muerte.
Revisó la carpeta de investigación de la FGE, y que ha detectado muchas irregularidades y omisiones, como el hecho de que no se haya entrevistado a todas las personas que fueron testigos del accidente y de la muerte de su hermano. “Sólo a una de ellas, la cual ni siquiera informa su puesto o relación con CFE y ni que actividades realizaba mientras mi hermano hacia su trabajo”.
Ante esto, pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador y a la CFE, que le sean entregados copias de las bitácoras, planeaciones y la grabación del equipo que llevaba su hermano, mismo que se encuentra en poder de los directivos de la CFE.
“Me he enterado que mi hermano informó de que él estaba en situación de riesgo y pidió ayuda. Mi desesperación y frustración ha ido aumentando ya que he seguido cada una de las pautas que por ley se deben seguir para este tipo de casos, sin obtener respuesta alguna”, dice Valeria.
“¿Qué falló?, ¿Quiénes se encontraban en el lugar y por que no fueron entrevistados como testigos?, ¿Quién autorizó el trabajo y los planes de contingencia que claramente fallaron?, ¿Porqué si fue un accidente de trabajo, han sido tan herméticos y no han querido dar una versión oficial? y ¿Qué ocultan?”, son algunas de las interrogantes que se hace Valeria.
“Los que conocieron a mi hermano saben que él era una persona con una energía y personalidad única, brindaba ayuda al que podía, daba consejos e instruía sin recibir nada a cambio, estuvo en proyectos de rescate de los cuerpos de los mineros en Sabinas, Coahuila, donde la misma Marina no quiso arriesgar a sus buzos”, recuerda.
«Él no tenía vicios, hacía deporte, amaba su profesión y tenía todavía muchas cosas que aportar a este mundo. Es un insulto a su memoria que los responsables no estén siendo investigados correctamente. Tal vez para ellos solo fue un número más en una lista que tachar, pero para mis padres y para mí, él lo era todo”, concluye Valeria.
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