No caeremos en el juego de violencia y venganza que promueve el Estado, pero no creemos en su mensaje de que no pasa nada: Pueblo creyente
*Empiezan a notar las campañas electorales anticipadas y disfrazadas de muchas maneras en diferentes puntos de Chiapas, por eso buscaran no caer en las divisiones que provocan esas campañas políticas.
El Pueblo Creyente de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas unió “su clamor” con la de los obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), con el fin de ser agentes constructores de paz y entendiendo lo afirmado por el Papa Francisco que “una verdadera paz sólo puede lograrse cuando luchamos por la justicia a través del diálogo, persiguiendo la reconciliación y el desarrollo mutuo”.
Así mismo, visibilizaron la realidad que se vive en Chiapas, tal como es la violencia y los enfrentamientos generados entre grupos armados y del narcotráfico: ya que provocan secuestros, desapariciones, miedo, dolor, sufrimiento, heridos y asesinatos.
Aunado a ello, la disputa de territorio por grupos criminales ha ocasionado el desplazamiento forzado de personas y familias enteras.
También, el narcomenudeo ha penetrado las escuelas en zonas urbanas y comunidades.
Aumenta el paso de personas migrantes al territorio chiapaneco. La migración forzada de personas y familias de las comunidades se da por la pobreza o violencia generalizada.
El Pueblo Creyente enfatizó que hay comunidades y organizaciones que continúan en conflicto por la tierra, pero buscan los caminos de dialogo, reconciliación y toma de acuerdos para el bien común.
Otra de las problemáticas expuestas fue el aumento de cantinas clandestinas en las cabeceras municipales y comunidades, ya que también han sido centros de trabajo sexual a menores y venta de drogas: donde el gobierno no tiene control e incluso algunas autoridades están coludidas.
A ello se sumó la criminalización de defensores de derechos humanos y de agentes de pastoral de diferentes parroquias de la diócesis.
Vemos la fabricación de culpables, por ello denunciamos la arbitraria privación de la libertad de nuestros hermanos de San Juan Cancuc: Manuel Santis Cruz, Agustín Pérez Domínguez, Juan Velasco Aguilar, Agustín Pérez Velasco y Martín Pérez Domínguez, dijo la Diócesis.
Dichas personas, fueron condenadas a 25 años de prisión por defender su territorio, mediante un proceso legal ineficaz, injusto, con violaciones a derechos humanos y carente de valor jurídico. Por ello, exigieron su libertad inmediata y absoluta, así como de otros presos o sentenciados de manera injusta.
Por otro lado, expusieron que han notado la persecución y ataque a las comunidades autónomas de parte de organizaciones armadas, con el fin de desalojarlos de las tierras que habitan, quedarse con ellas y explotar los recursos naturales para obtener ganancias.
Todo esto genera miedo y desplazamiento forzado en estas comunidades, afirmó el Pueblo Creyente.
Así mismo, han escuchado un discurso de negación de la realidad de la violencia, integridad e inseguridad que se vive en Chiapas, esto por parte de las autoridades de los distintos niveles de gobierno.
Pues, para la Diócesis pareciera que “viven en un mundo paralelo y distinto al que vive el pueblo”. Pero, como Estado tiene responsabilidad de la violencia que sufren a nivel estatal y nacional.
Como Pueblo Creyente, procuran no caer en ese juego de violencia y venganza que promueve el Estado. Tampoco, van a creer en su mensaje: “no pasa nada”.
Por lo que, van a estar atentos a su estrategia de contra insurgencia y militarización. Ya saben que esta última es para hacer más posible el despojo y saqueo de sus bienes.
Ya sabemos que promueven la acción de los paramilitares, grupos armados y se alían con ellos, agregó la Diócesis.
Al mismo tiempo, indicaron que continuaran realizando sus ayunos, oraciones y peregrinaciones que les animan a la esperanza en la construcción de un mundo más justo, solidario y fraterno. Lo cual incluye la denuncia de las injusticias e impunidad que sufren como sociedad.
Por último, hicieron un llamado a todos los organismos de derechos humanos nacionales e internacionales, a estar atentos y solidarizarse de manera activa con estos casos de criminalización, pues se suman a la persecución de quienes buscan caminos de paz con justicia y dignidad para los pueblos.
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