Megaproyectos interconectados en el sur de México actuarán como una “cortina”
*El último día del Encuentro El Sur Resiste en el Caracol Jacinto Canek, se dedicó al pensamiento colectivo en once mesas de trabajo; donde compartieron problemáticas e identificaron responsables, así como estrategias y procesos de construcción actuales en los territorios y propuestas de estrategias de lucha locales y globales.
Sylvan Bachhuber, voluntaria en Otros Mundos, escribió el artículo “Unidos contra el destructivo Tren Maya”, en el que narra el paso de la caravana del Sur Resiste y el encuentro que se realizó en San Cristóbal de Las Casas.
Así pues, menciona que más de mil activistas, líderes indígenas y miembros de la comunidad se reunieron en el Caracol Jacinto Canek en dicha ciudad de Los Altos, para un encuentro internacional con derecho “Capitalismo corporativo global, patriarcado planetario y autonomías en rebelión.” Pues, su misión era: unir, resistir y movilizarse de manera colectiva contra megaproyectos.
Al fin de semana del 6 de mayo, Bachhuber indica que la reunión se llevó acabo y marcó la culminación del “Sur Resiste,” una caravana de resistencia de diez días organizada por el Congreso Nacional Indígena (CNI).
Y, que dicha caravana trazó el camino del Tren Maya, un ferrocarril turístico de 6.5 mil millones de dólares en construcción en la Península de Yucatán.
Bachhuber enfatiza que la caravana y la reunión tenían como objetivo fomentar la solidaridad entre las comunidades afectadas, amplificar las voces indígenas y arrojar luz sobre las violentas consecuencias de megaproyectos en el sur de México, como es el Tren Maya.
Por otro lado, menciona que Branko, un participante de la caravana y activista climática alemana, pasó esos días hablando, cantando y protestando junto a las comunidades en resistencia a la degradación climática y los megaproyectos.
Además, se negó a compartir su nombre completo para proteger su seguridad. Branko dijo en una entrevista que el compromiso del movimiento con la “lucha contra el capitalismo y el cambio climático en general”.
Cuando el proyecto del Tren Maya esté finalizado, la voluntaria de Otros Mundos señala que se establecerá conexiones entre los sistemas ferroviarios actuales, como el Corredor Interoceánico, con los objetivos de impulsar el turismo, facilitar el transporte de recursos y avanzar en el desarrollo neoliberal de la región.
Mientras tanto, también comparte que Carlos González, abogado y miembro del CNI, argumentó en su discurso en el encuentro internacional que esos megaproyectos de manera colectiva sirven a una agenda más amplia para privatizar la Península de Yucatán y “reestructurar profundamente los territorios y poblaciones indígenas”.
La privatización de la península de Yucatán es de preocupación para el CNI, en especial debido a la posible intrusión de diversas formas de violencia y vigilancia en sus comunidades como resultado del proyecto Tren Maya.
González argumentó que esos megaproyectos interconectados en el sur de México actuarán como una “cortina” contra la migración, extendiendo en ellos la violencia de la frontera entre Estados Unidos y México.
Así mismo, hizo notar que la privatización, militarización y el turismo impulsarán el aumento de la violencia de los cárteles en la región. La demanda de drogas y trabajo sexual ilegal por parte de los turistas crea oportunidades económicas para los narcotraficantes, quienes con frecuencia se coluden con funcionarios gubernamentales para ofrecer protección a las corporaciones internacionales involucradas en megaproyectos.
Bachhuber expone que la expansión de la presencia de los cárteles, junto con el desplazamiento de las comunidades locales e indígenas debido a la gentrificación y el desarrollo urbano, obliga a muchos indígenas a trabajar como narcotraficantes. El encuentro internacional enfatizó que este fenómeno fractura el tejido cultural de las comunidades y provocará violencia patriarcal en la región.
Por otra parte, comparte una historia que le contó Branko, es sobre una activista en Pijijiapan en el primer día de la caravana dijo, “Si tu progreso significa que vas a cortar mi árbol de mango, no quiero este progreso; Quiero mi árbol de mango”.
En ese sentido, la reunión internacional y la caravana intentaron a llamar la atención internacional sobre el desprecio del gobierno mexicano por importantes preocupaciones ambientales, políticas y sociales entre las comunidades indígenas, lo que constituye una violación del derecho internacional.
El proceso de consulta del proyecto Tren Maya estuvo bajo la observación de la Comisión de Derechos Humanos de la Naciones Unidas, por no cumplir con los requisitos internacionales de derechos humanos.
Por ende, el informe de la comisión destacó varias fallas, incluida la traducción inadecuada del idioma, las barreras financieras que impiden la participación de miembros de la comunidad afectados y una representación desproporcionada de las autoridades municipales en el grupo de entrevistas.
Por ello, la caravana y reunión internacional fue un faro de esperanza para muchas comunidades afectadas y una oportunidad para cultivar la solidaridad internacional.
Los participantes se fueron a la caravana y la reunión internacional imbuidos de una profunda inspiración y empuje para resistir el desarrollo del Tren Maya y la degradación capitalista del planeta. Muchos compartieron que las notables demostraciones de acción colectiva y poder durante la reunión ofrecieron un vistazo a un futuro más brillante, concluye Bachhuber.
Sin comentarios aún.