“Jamás pensamos vivir esta realidad, no se lo deseamos a ningún pueblo”: desplazadas por el crimen organizado

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“Jamás pensamos vivir esta realidad, no se lo deseamos a ningún pueblo”: desplazadas por el crimen organizado
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“Yo sé, y sabemos, que las cosas materiales van y vienen, lo importante es la integridad y que estemos completas en nuestras familias. Pero lamentablemente no todas están completas”, explica una de las mujeres del poblado Lajerio, ubicado en Frontera Comalapa, en la frontera de México con Guatemala.

El terror por lo vivido en su poblado hace que se le quiebre la voz, es la primera vez que alguien de su comunidad decide hablar, pero de forma anónima. Cuenta que son miles los que se desplazaron de manera forzada porque a su comunidad la alcanzó “la guerra”, así lo nombra, que se da entre grupos del crimen organizado a los que prefiere no nombrar.

Desde el pasado día 22 de mayo, la disputa de los cárteles Jalisco Nueva Generación y Sinaloa por el control de la zona fronteriza entre México y Guatemala llegó a Lajerío con toda su crudeza.

Lajerío -explica la mujer- es “una comunidad muy bonita, una comunidad amigable para todos. Todo aquel que llegaba era bien recibido, pero a las 11 de la noche del 22 de mayo entraron grupos armados, entraron con detonaciones. Nosotros jamás, jamás, lo habíamos vivido. Jamás pensamos, o llegamos a pensar, que nosotros íbamos a vivir esta realidad».

Un día después, el 23 de mayo, se desató un gran enfrentamiento entre dos grandes grupos armados, siendo contrarios. Fue el terror para todos nosotros (…) fueron 10 horas consecutivas de guerra en donde se quemaron carros, en donde dejaban caer bombas explosivos fuertes, quizá descansaban 20 o hasta 25 minutos en dejar de detonar armas, al instante seguían”.

Ese día, como a las 4 de la tarde, murió un joven de 15 años por una bala perdida. “El día miércoles ya se escucharon rumores donde estaban ejecutando o persiguiendo gente, agarrando hombres jóvenes adolescentes para la lucha contra uno de los carteles. ¿Para quién eran? No lo sé”.

A partir de ese momento -detalla- empezaron a huir. Los habitantes de Lajerío “Tenemos hijos, tenemos padres tenemos hermanos que salieron hacia las montañas a esconderse” para evitar ser reclutados de manera forzada.

En su caso -explica- ella tuvo que separarse de los hombres de su familia, quienes huyeron a un lugar distinto.

“Todos los pobladores salieron de sus casas abandonando todo, cruzando ríos, cruzando puentes, tomando rumbos diferentes, saliendo con lo único que traíamos puesto porque no había tiempo de agarrar nada. En un momento de silencio fue cuando todo mundo decidió agarrar sus cosas. Porque la integridad de cada uno de nosotros vale más que lo material”.

Lo mismo ocurrió en el poblado vecino llamado Candelaria. Entre los dos poblados hay casi 4 mil habitantes, todos huyeron. “La gente está triste, está de luto por tanta pérdida; dejamos todo en casa, un patrimonio de años de construcción”.

“¿Cuántos días llevamos ya con esta angustia, con este miedo? Hay niños que tal vez no tenían una enfermedad, hoy en día ya la tienen (…) Yo viví ese terror y ahora estoy angustiada”.

La mujer refiere que en los días consecutivos pobladores de comunidades de la región han seguido huyendo, ante la amenaza del reclutamiento forzado. “Es triste y lamentable todo, es una barbaridad lo que están haciendo (…) ¿Cuándo terminará, no sabemos”.

“Ya Basta Ya basta de tanto, por favor, ayúdennos ayúdenos difundiendo todo esto”, pidió la habitante de Lajerío.

 

“Los necesitamos”, piden pobladores a la SEDENA

Lajerío, de tierras prósperas y clima cálido, se encuentra en la zona que colinda con la presa La Angostura. Esto, que es una ventaja para la agricultura, es una desventaja en esta disputa que mantienen los cárteles por el control de la zona.

Una de las rutas que siguen una vez que cruzan su mercancía por la frontera con Guatemala, es transportarla por la presa. De esa manera recorren rápidamente decenas de kilómetros sin que ninguna autoridad los detecte.

Lajerio forma parte de las comunidades de la zona fronteriza que forman parte de los municipios Frontera Comalapa, Amatenango de la Frontera, Chicomuselo, La Trinitaria, entre otros que se encuentran en la zona en disputa por los grupos del crimen organizado.

La presencia en estos lugares de las fuerzas armadas ha sido esporádica y polémica, porque teniendo cuarteles cercanos, su intervención no ha sido efectiva para procurar la seguridad de la población.

O en otros casos, la población ha sido amenazada por los cárteles para obligarla a oponer resistencia a la entrada de las fuerzas de seguridad, como en el sucedió en el poblado Quespala.

Pero ahora, para los habitantes de Lajerío, la única posibilidad de retorno la ven en la medida que las fuerzas de seguridad contengan a los grupos criminales.

Por eso, otra mujer desplazada hizo este llamado:

“Señores de la Marina del Ejército militar, de donde vengan pedimos ante ustedes , suplicamos, por favor. Nosotros no estamos en nuestras casas, pero ya sabemos que van para allá (a Lajerío). Espérenos por favor, queremos posicionarnos de nuestras viviendas, queremos recuperar todo lo que nos han quitado”.

“Soy madre de familia de tres hijos, con mis padres. Por favor, no se vayan. Nosotros sí los queremos, nosotros sí los necesitamos. Nosotros no vamos a decir: no pasa nada, todo lo contrario, sí está pasando todo y ustedes se van a dar cuenta de todo el desastre que hay en mi ejido. Se lo suplico, por favor, yo sé que son grandes vencedores y luchadores. Soy una madre desesperada.En nombre de todo mi ejido se lo suplico, por favor”.

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