Fray Bartolomé de las Casas contra la encomienda
*La encomienda fue la institución más difundida en toda América y muy pocos indios se libraron de la misma.
La encomienda fue una de las principales formas de empleo que los españoles utilizaron para emplear a los indígenas, profundizó el historiador Eduardo Montagut dio a conocer a través del artículo “La encomienda: cómo trataron los españoles a los indígenas”.
Así pues, la encomienda era una institución cuya función permitía a un encomendero tener a su disposición a otras personas.
Montagut indicó que la figura del cacique era de importancia porque solía ser el intermediario entre el encomendero y los indios, en especial en la cuestión de los tributos. Y, la encomienda fue un instrumento eficaz para consolidar el dominio del territorio porque encuadraba y organizaba a la población indígena como mano de obra forzada.
Por otro lado, la encomienda fue un medio empleado por la Corona para recompensar a los que habían prestado servicios importantes, contribuido a la conquista y para fijar a la población europea en el continente.
El historiador explicó que las prestaciones establecidas en la encomienda eran de dos tipos: el tributo y servicio personal. El primero se destinaba al mantenimiento del encomendero y su familia, además de proporcionarle productos que podía vender, ya que solían ser en especie, por ejemplo: metales, ropa, animales, maíz y trigo.
Mientras que la obligación del servicio personal permitía al encomendero emplear a los indios en el servicio doméstico de su casa y un sinfín de tareas de ayuda, en las labores agrícolas y ganaderas y hasta en las de tipo artesanal, en especial la rama textil.
También se sabe que hubo indios encomendados que contribuyeron a la construcción de barcos y otros fueron empleados en ingenios de azúcar, agregó el historiador.
Otra de las tareas era la del transporte, aunque era problemático, por las distancias y lo complicado del terreno, casi sin caminos y con carencia de animales de carga, en específico, las primeras épocas de la colonización.
Muchos encomenderos empleaban a sus indios para el transporte propio o para alquilarlos a viajeros, comerciantes y grandes productores que necesitaban de sus servicios, detalló Montagut.
Este empleo señaló que tenía evidentes consecuencias en la salud de los indígenas y fue algo que preocupó a las autoridades, quienes intentaron limitarlo, hasta que lo prohibieron. No obstante, la demanda de transporte fue más fuerte que las sanciones y se siguieron empleando seres humanos para esa tarea.
En otro aspecto, Montagut dijo que la cuantía del tributo y los límites del servicio tardaron en ser regulados por las autoridades, por lo que quedaron al arbitrio de cada encomendero, dándose todo tipo de situaciones.
Ya que, la institución de la encomienda condujo a muchos abusos, en la mayoría de los casos encubría una esclavitud que estaba desde lo legal prohibida. Pero, muy pronto se alzaron voces que denunciaron esos abusos, entre los más activos críticos de la encomienda estuvieron Fray Montesinos y Fray Bartolomé de Las Casas, que pudo llegar hasta el trono.
En el año 1512, tras las denuncias de Montesinos sobre las primeras encomiendas se promulgaron las Leyes de Burgos, que intentaron regular la institución y establecieron garantías para los indios, ordenando que debían recibir un trato justo, una retribución equitativa y que el encomendero tenía que cumplir la obligación de evangelizarlos.
En los años sucesivos, hubo que regular más sobre nuevas situaciones de explotación, añadió Montagut.
Para 1527, se estableció la supervisión religiosa para la creación de nuevas encomiendas. Los religiosos debían determinar si a un grupo concreto de indios les beneficiaría entrar en una encomienda o no.
Por otra parte, el historiador mencionó que el más importante cambio de la situación jurídica de los indios llegó con las Leyes Nuevas de 1542. Pues, los indios pasaron a ser súbditos de la Corona.
Esta decisión provocó que se ordenara que no se creasen nuevas encomiendas y que las existentes se extinguiesen con el fallecimiento del encomendero, indicó el historiador.
Aunado a ello, quedaban suprimidas las encomiendas vinculadas a la Corona y la Iglesia. Se limitaron y disminuyeron los tributos que debían pagar los indios. Es decir, quedó prohibido cualquier tipo de esclavitud.
Tampoco se imponían trabajos forzosos a los indios. El emperador se implicó en esos cambios y ordenó a los virreyes una especial atención para que se cumpliera la nueva legislación.
El choque entre los intereses de los encomenderos y el celo de las autoridades provocó fuertes conflictos, hasta una guerra en Perú. En algunos lugares, las encomiendas continuaron en el siguiente siglo, aunque con el tiempo entraron en decadencia y fueron abolidas definitivamente en el siglo XVIII, concluyó el historiador.
Fray Bartolomé de Las Casas
Bartolomé de las Casas fue uno de los teólogos más trascendentes del siglo XVI, defendió a los indígenas de las actitudes hostiles de los conquistadores españoles. Así mismo, nació en 1484, en Sevilla, España, donde trascurrió su infancia y parte de su juventud.
En 1502, llegó a la isla española, actual Republica Dominicana, por un tiempo se dedicó al negocio de la minería. Además, peleó contra los indios en Xaraguá y Higüey, por lo cual recibió indios en encomienda, es decir, un grupo de indígenas que trabajaban para un español en las minas de oro o en asuntos agrícolas.
Sin embargo, la experiencia personal y la relación de testimonios sobre los tratos inhumanos, provocó que transformara su perspectiva ante el trato esclavista recibido por los nativos. Esa circunstancia se combinó en 1510, con la llegada de los Dominicos, quienes denunciaban de manera explícita los abusos e injusticias cometidos de la colonización a sangre y fuego.
Por tal razón, se unió a la orden y muestra de su nueva actitud se vio reflejada en 1514, cuando renunció a sus indios encomendados, por lo tanto, se dedicaría a defenderlos hasta el último de sus días.
Durante los siguientes años (1517-1520), entabló comunicaciones con el rey Fernando el Católico, el cardenal Cisneros y Carlos V, así como con teólogos y juristas preocupados por el problema indiano.
En este periodo, elaboró un proyecto para suprimir las encomiendas y repartimientos en favor de la libertad indígena. El ensayo sería en la provincia de Cumaná, en la costa actual Venezuela, donde desarrollaría su empresa de población pacífica.
Sin embargo, los problemas entre los conquistadores españoles y los indígenas lo llevaron a un rotundo fracaso. Una vez más intentó dicho proyecto entre 1537 y 1539 en Verapaz, Guatemala, donde se haría sin presencia de colonizadores europeos para animar la incorporación pacífica de los indios al servicio y sujeción del rey, bajo el presupuesto de que eran hombres libres, un aspecto que retomaría años después.
De las Casas promovió su defensa de los indígenas en el ámbito práctico y jurídico. Por ejemplo, el 20 de noviembre de 1542, se publicaron las Leyes Nuevas, un documento que ocasionó descontento entre los conquistadores, porque el texto anunciaba la eliminación de la encomienda.
Es decir, los encomenderos ya no recibirían tributos de indios ni podrían emplearlos en otras actividades. A partir del reconocimiento de la dignidad del indio y considerarlo un súbdito más de la Corona, se prohibía su esclavitud.
Al mismo tiempo, el objetivo de las leyes era cambiar la administración indiana para el beneficio de los indios y la Corona, y su “remedio” más importante fue buscar librar a los indígenas del control de los encomenderos para hacerlos tributarios directos del rey, propuesta que fue de manera parcial, revocada.
A pesar de ello, en 1543, escribió al emperador que aún existía restricciones sobre la libertad absoluta del indígena. Ese mismo año fue nombrado Obispo de Chiapas, pero hasta 1545 llegó a Ciudad Real (hoy San Cristóbal de Las Casas).
Durante su tiempo, evitó los abusos de los encomenderos a la población local. Un año después, fue a la ciudad de México para asistir a una junta presidida por el virrey Antonio de Mendoza para discutir el tema de la esclavitud.
Un episodio clave en el siglo XVI sobre la idea del indígena, sucedió entre agosto de 1550 y abril de 1551, con la controversia entre el jurista español Juan Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de Las Casas. Uno de los puntos centrales fue la “servidumbre natural” de los indígenas, idea defendida por Sepúlveda.
Ante ello, Bartolomé argumentó que los indios eran hombres racionales y libres. Ejemplo de ello eran las sociedades construidas antes de la llegada española. Entonces, el eje central de su tesis era el derecho a la libertad de los indios como individuos y comunidad.
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