Trata de personas en los Altos: entre el narcomenudeo, corrupción y los «usos y costumbres»

*La trata de personas es un fenómeno antiguo que atenta contra los derechos humanos. Desde hace cientos de años, mujeres y niñas han sido separadas de sus lugares de origen y comerciadas como mano de obra, servidumbre y/o como objetos sexuales.


En 1995, el narcomenudeo y el trabajo sexual dominaron las ciudades mestizas. Tanto tsotsiles y tseltales de Los Altos de Chiapas, no sabían lo cerca que estaban esas formas de delinquir de sus pueblos. Y, las autoridades se negaban a responder estos delitos diciendo que no ocurría entre su gente, pero en los archivos legales hay casos de pederastia, narcomenudeo y trata de personas, desmintiendo así lo que ocultaban o desconocían, dijo José Rubén Orantes García, investigador del Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur (CIMSUR).

Entre los tseltales de Tenejapa y Amatenango del Valle, el investigador dijo que existe un ambiente cultural marcado entorno a la definición de los roles tradicionales de la mujer, cuyo cuidado es lo que permite mantener primero a la familia y después al grupo indígena.

En ese sentido, la mujer tseltal está en una posición social de desventaja, al depender del hombre, su comunidad y la sociedad en general, no solo por ser indígena, también por ser pobre. Cuando ellas logran trabajar son explotadas en su centro de trabajo, que en muchas ocasiones es su domicilio desarrollando actividades artesanales, o bien como trabajadora domestica en San Cristóbal de Las Casas o Tuxtla Gutiérrez.

Dentro del hogar, el hombre trabaja fuera de su vivienda y no suelen apoyar a la mujer en el quehacer doméstico. Aunado a ellos, las féminas tseltales no pueden decidir sobre su cuerpo, deben tener los hijos e hijas que puedan procrear, en el medio indígena cada descendiente significa prestigio, fuerza de trabajo y por ende un ingreso más.

La desposesión hacia las mujeres indígenas no es solo territorial, sino que incluye sus cuerpos y su sexualidad – Foto: Iberoamérica Social-Revista de estudios sociales.

Lo expuesto por el investigador, se vincula a los actuales Juzgados de Paz y Conciliación Indígena, donde los delitos más complejos, como la presencia del cartel Chamula, da como resultado que las autoridades sean rebasadas por la imposición de nuevos sectores delincuenciales.

Dicho esto, dijo que la aplicación de justicia de los jueces en los Juzgados de Paz, en el caso de los tenejapanecos, es fundamental entender que estos profesionales de la justicia oral, fijan su actuación y crean un estilo legislativo propio. Cada foja en un expediente y la contrastación de quienes aparecen, usan componentes discursivos del juez, este otorga razón legal a una de las versiones, despojando de veracidad a otras.

No obstante, la intromisión de nuevas formas de delincuencia en los municipios de Los Altos convinó otros escenarios legales en esta segunda década del Siglo XXI. Un recorrido por Tenejapa reveló a Orantes García la existencia de cantinas que funcionan desde la ilegalidad, sin los permisos correspondientes, espacios utilizados por mujeres del lugar, como de San Juan Cancuc, Oxchuc y Mitontic, para beber alcohol, drogarse y el trabajo sexual. 

De acuerdo a informantes, desde la década de los 40 del Siglo XX, se abrieron dos cantinas para generar ingresos complementarios en la economía de las familias caxlanas y mestizas. Sin embargo, en el gobierno municipal de Pedro Meza Ramírez (2008-2010), una viuda originaria de ese municipio, aperturó una cantina clandestina en su casa, aseguran que vendió la virginidad de su hija de 14 años al síndico municipal.

Presidencia Municipal Tenejapa por: PVM56

A partir de ese hecho, en su mayoría el lugar empezó a ser frecuentado por funcionarios y políticos del ayuntamiento municipal para tomar alcohol y mantener relaciones sexuales con la viuda y su hija. El lugar ganó popularidad y, debido a la naturaleza de sus clientes recibió el nombre de “El Congreso”.

Años más tarde, el investigador indicó que las cantinas ilegales estuvieron de moda en la cabecera municipal, gracias a “Don David”, quien llegaba a bares y cantinas establecidas en San Juan Cancuc, Chenalhó, Mitontic, Oxchuc y San Cristóbal en busca de mujeres, les ofrecía hospedaje, alimentación y un porcentaje en las bebidas consumidas por los clientes a cambio de proporcionar servicio sexual.

A causa de problemas personales, cerró su negocio y las mujeres que trabajaban ahí migraron a otras cantinas dentro de Tenejapa. La situación creció, de tal manera que, era un secreto a voces que mujeres mayores de edad empleadas domesticas en la Ciudad de México, Sonora y Cancún regresaban al municipio y se integraban a esta forma de vida, incluso las viudas con hijos y aquellas abonadas por su pareja.

Durante el gobierno de Esteban Guzmán Jiménez (2012-2015), clausuraron las cantinas por las frecuentes riñas, pero la muerte de un parroquiano que se disputaba el amor de una de las mujeres con otro cliente fue “la gota que derramó el vaso”. En consecuencia, las autoridades municipales decidieron actuar y cerrar las cantinas ilegales por los problemas de violencia, más que por la trata de personas o narcomenudeo.

Lo anterior, provocó que la mayoría de las mujeres se trasladaran al paraje Yutosil en Chamula, otras se arriesgaron a ir hasta San Cristóbal. Por lo que, las autoridades tenejapanecas y chamulas ejecutaron un operativo judicial en contra de las cantinas de dicho paraje.

Esa acción llevó a las féminas a que retornaran al municipio de Tenejapa, para trabajar de manera clandestina, facilitando su número telefónico a sus clientes de confianza y citarse en un lugar privado, algunas más decidieron casarse y formar una familia, mientras que otras migraron a San Cristóbal.

Me quedé viuda, me fui a trabajar de sirvienta a San Cristóbal. Una mujer de Tenejapa me inició hace 6 años, ella había trabajado en Tenejapa y en Yutosil con Don David, pero se vino a San Cristóbal porque aquí se gana más. Me enseñó a cuidarme, usar condón con mis clientes, revisarme en el centro de salud y llevar mi cartilla sanitaria. Hago esto por necesidad, tengo que mantener a mis 3 hijos, mis clientes son indígenas, caxlanes y a veces turistas, compartió Maruch, una sexoservidora proveniente de Tenejapa.

Con el paso del tiempo, Orantes García constató que las cantinas – prostíbulos se reactivaron y funcionaban de manera ilegal en diversos puntos de la cabecera municipal de Tenejapa, donde es frecuente ver a mujeres embriagándose con hombres, entre los que se observan funcionarios del ayuntamiento, incluso en sus vehículos particulares que usan como transporte para ir a lugares remotos y tener relaciones sexuales con ellas.

Así mismo, de acuerdo con esas mujeres, los funcionarios son los que mejor pagan. El investigador subrayó que el caso más reciente del trabajo sexual ilegal en este tipo de establecimientos es el de una mujer abandonada por su conyugue y madre de una niña, había trabajado en la Ciudad de México, pero por problemas laborales la despidieron y regresó a Tenejapa.

Posterior a ello, la mujer empezó a trabajar como mesera con Don David, luego en otros establecimientos, gracias esto llegó a tener su propia cantina en la que regentea a otras mujeres, también cuentan que vendió la virginidad de su hija de 15 años, cobró una fuerte suma de dinero, y a partir de ahí la empezó a prostituir.

La trata de personas se sitúa como el tercer negocio más lucrativo a nivel mundial, tras el narcotráfico y la venta de armas. Cortesía: Inter-American Development Bank

En el caso de las mujeres que llegan a trabajar en esos lugares y que son de municipios vecinos a Tenejapa, adoptan la vestimenta tradicional, incluso la variante tseltal tenejapaneco para tener preferencia y una buena comunicación entre los hombres del municipio.

Mientras tanto, las autoridades municipales, en particular los jueces de Paz y Conciliación no intervienen ni previenen los delitos llevados a cabo en estos establecimientos al ser parte del problema por frecuentar esos lugares. Al investigar en el archivo del Juzgado de Paz de Tenejapa, Orantes García encontró casos en los que las mujeres denunciaban a los hombres por maltratos, golpes, adeudos y violaciones.

Al revisarlos me pude dar cuenta de la falta de una categoría judicial tseltal, en lo referente a la prostitución. No existen más que denuncias por engaño o traición, pero no por prostitución, niegan que esta actividad exista en el municipio, así como en Amatenango del Valle. La prostitución no se castiga, se ve como un trabajo que tienen las mujeres en su pueblo, lo mismo dijeron varias autoridades actuales como pasados, comentó el investigador.

En cambio, cuando hay problemas de pleito en las cantinas, casos de uso de droga como la marihuana o cocaína, incluso asesinatos, las autoridades se ven obligadas a detener a las partes, si no hay una solución en el Juzgado de Paz y Conciliación Indígena, son enviadas al Distritito Judicial en San Cristóbal.

El juzgado tenejapaneco es en gran parte bilingüe, gradualmente letrado y computarizado, en el se introduce con mayor fuerza discursos sobre derechos humanos, la preservación del ambiente, trata de personas, narcomenudeo, derechos indios, de género, entre otros, añadió el investigador.

Aunque, paralelo a los intereses del estado mexicano, sigue teniendo un desarrollo oral fundamental con procesos conducidos en tseltal, basados en normas no escritas. Es decir, un sistema judicial hibrido, cuyo discurso reivindica en nuestros días el falocentrismo, que a partir de los usos y costumbres continúa perjudicando a las mujeres, sobre todo las tenejapanecas.

Un comentario en “Trata de personas en los Altos: entre el narcomenudeo, corrupción y los «usos y costumbres»”

  1. Selene Ruíz
    26 abril, 2022 at 17:46 #

    Texto muy interesante y trabajado, una felicitación, esperamos la divulgación del mismo de una forma más amplia, saludos.

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