En Tapachula, más de 3 mil niñas, niños y adolescentes realizan actividades remuneradas
*El trabajo infantil es una realidad para millones de Niños, Niñas y Adolescentes (NNA), deja una aguda marca en sus vidas y constituye una barrera para superar la desigualdad. Ponerle fin permitirá impulsar trayectorias de trabajo decente, avanzar en la reducción de la pobreza y la construcción de sociedad equitativas e incluyentes.
En el municipio de Tapachula hay 39 mil 339 personas entre 12 y 17 años, de las cuales tres mil 682 se encuentran trabajando. De esta población, la mayoría se concentra en el rango de 15 y 17, las niñas y adolescentes representan el 29%, mientras que el porcentaje de los niños y adolescentes asciende al 71%, indica el estudio “Caracterización de trabajo infantil en el municipio de Tapachula, Chiapas, México”.
Dicho estudio resalta que casi 9 de cada 10 niños, niñas y adolescentes (NNA) se dedica a actividades escolares. Con respecto al grupo que se dedica sólo a trabajar, el 11% son hombres mientras que el 4% son mujeres. Alrededor del 3 por ciento de NNA trabaja y estudia a la vez.
Así mismo, quienes viven en hogares de un estrato bajo de riqueza tienen una proporción mayor de trabajo infantil, inasistencia a la escuela y realización de quehaceres domésticos no adecuados para su edad. Las diferencias se hacen más evidentes en el tema escolar, por ejemplo, el 24% de NNA en hogares del estrato de riqueza bajo no asisten a la escuela en comparación con el 3% de los que están en el estrato alto de riqueza.
Por otro lado, en los hogares donde hay presencia de NNA en tareas en la que se fundamenta la economía. Hay una diferencia importante para las viviendas donde el jefe o la jefa es migrante residente: el 17% tiene a personas menores de edad en actividades económicas. El criterio de años de escolaridad de la cabeza de este tipo de hogar es menor.
El documento visibiliza un incremento importante en la proporción de jefas o jefes de hogar que hablan alguna lengua indígena, en especial para los hogares relacionados al fenómeno migratorio, así como un menor nivel de riqueza en el hogar. Todo esto, muestra que el factor de escolaridad y la pertenencia étnica de estas personas son factores que influyen en las probabilidades de trabajo infantil y están asociados a los hogares con personas migrantes.
Sobre los tipos de actividades en las que se encuentran trabajando NNA, más del 50% lo hace en labores elementales y de apoyo. Los varones están en construcción, industria y el sector agropecuario, mientras que las mujeres ejercen trabajo doméstico, apoyo a vendedores ambulantes y tareas en la industria. Otra actividad relevante de ocupación es la agricultura, ganadería, pesca, comercio y ventas.
Respecto a las razones del trabajo una proporción importante manifestó que lo hace por aprender un oficio, alrededor del 45% expresó algún motivo económico, principal el satisfacer las necesidades básicas del hogar. En primer lugar, los hogares promedio de Tapachula tienen un ingreso per cápita mensual de 2 mil 087 pesos, 29% superior a los hogares con trabajo infantil considerando el aporte. Demuestra una importante contribución a los ingresos del hogar.
En los hogares en donde el jefe o jefa del hogar es migrante residente, los NNA que laboran aportan un 31% a los ingresos del hogar. Y, en donde reciben remesas de algún miembro del hogar, el aporte es del 32%. Es decir, en estas familias la ayuda económica que proviene del trabajo infantil es aún más importante.
Efectos
Acerca de las características individuales de las personas menores expuestas al trabajo infantil, el sexo presenta una diferencia significativa respecto a la probabilidad de mujeres y hombres. Estos últimos, tienen una posibilidad de 13% y las primeras del 8%. El comportamiento es por la división tradicional de roles en el trabajo, caracterizado por asignar a los varones a las tareas de producción y a las féminas de reproducción social.
Otro factor que marca diferencia es la edad, al ser mayor la probabilidad de trabajo crece. En este caso, cada año adicional significa 4% más de posibilidades, puede entenderse desde la lógica de los procesos de entrada a la adultez, pues a medida que se aproximan a la mayoría de edad social permitida para trabajar, se incrementa la entrada a estas actividades, por lo tanto, las labores remuneradas se normalizan.
Además, el sexo marca un contraste en la tendencia observada por edad. Si bien a los 12 años la diferencia en la probabilidad de trabajo infantil entre los sexos es marginal, a mayor edad esta diferencia incrementa hasta tal punto que, a los 17 años, es significativa y muestra una diferencia del 10%.
En los resultados de los factores relacionados a las jefaturas de familia de los hogares de las personas menores de edad, se encuentra que el sexo no tiene efecto significativo: la probabilidad de trabajo infantil es la misma para las familias precedidas por mujeres o por hombres. En cambio, un elemento significativo es el sector laboral en el que se desempeña la persona jefa del hogar.
Aquellos NNA que viven en hogares donde el jefe o la jefa del hogar desarrolla actividades en el sector secundario (industrial) y el terciario (servicios) tienen una menor probabilidad de trabajo infantil frente a quienes viven con familias que trabajan en el sector primario. Esto podría deberse a que, en los contextos agrícolas, la parentela es la unidad de producción y ello exige una mayor incorporación de las personas menores de edad para apoyar al hogar.
Otro aspecto que marca diferencia en la probabilidad de trabajo infantil es la seguridad social. Cuando la jefatura del hogar carece de afiliación a servicios médicos, la probabilidad de trabajo infantil aumenta en 4% respecto a los que sí cuentan con seguro popular.
Dicha relación puede indicar que tener un trabajo con derechos laborales estaría disminuyendo la necesidad de que NNA se integren al mercado laboral para complementar el acceso de necesidades básicas, especialmente las de salud. A diferencia de lo que sucede en hogares donde no se accede a estos derechos laborales, detalla el estudio.
El análisis sobre los factores que están asociados a realizar quehaceres domésticos y de cuidados mostró, que ser niña aumenta en 17% la probabilidad de realizar estas tareas. Afirman que el sexo configura cuáles son las actividades y roles que se han de cumplir: asigna a las mujeres a aquellas orientadas al espacio privado, y a los hombres relacionadas con el trabajo remunerado.
Por otro lado, examinando la variable edad, por cada año adicional la probabilidad de realizar quehaceres domésticos y cuidados aumenta en 3%. Esto significa que, a medida que se acercan a la adultez, el riesgo de realizar este tipo de trabajo se incrementa de manera considerable. Sin embargo, si estos resultados se dividen por sexo, se encuentra que mientras las mujeres tengan más edad, su probabilidad aumentará en mayor medida que los hombres.
Por ejemplo, a los 12 años, la probabilidad de los niños de dedicarse a los quehaceres domésticos y de cuidados es de 5% y la de las niñas de 16%, mientras que a los 17 años se eleva al 40% y 16% respectivamente. Esto, junto a lo encontrado para el trabajo para el mercado, muestra que conforme las personas menores de edad crecen, sus trayectorias productivas y reproductivas se van delineando de acuerdo a la división sexual del trabajo y a los roles sociales asignados, indica el estudio.
Instrumentos de política para reducir el trabajo infantil en Tapachula
Dada la complejidad del trabajo infantil, es necesario que exista una variedad de medidas para reducirlo y erradicarlo. Si bien el efecto neto de los programas sociales es la reducción del trabajo infantil, existen algunos instrumentos de política que pueden fomentar el incremento en los riesgos del mismo.
Por ello, el municipio cuenta con una normatividad local para realizar acciones y estrategias que tengan la meta de reducir el trabajo infantil. En el bando de la policía y gobierno, la principal normativa que tienen los municipios, señala que se debe realizar una planeación del quehacer municipal vinculada a los objetivos y metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Mientras tanto, el Plan de Desarrollo Municipal, principal instrumento de planeación, plantea la Estrategia 1.3.2.1–Atención a Niños, Niñas y Adolescentes Nacionales y Migrantes, en la cual se indica que el municipio debe realizar acciones a favor de la atención de las personas menores de edad, en especial aquellos provenientes de los grupos más vulnerables como lo son NNA en trabajo infantil y migrantes.
Al mismo tiempo, los programas de protección social del nivel federal pueden ayudar a reducir el trabajo infantil. Cada uno de estos, están enfocados en becas escolares de nivel básico y medio superior, y en programas productivos para unidades agrícolas pequeñas o medianas.
Un caso particular es el Programa para el Bienestar de las Personas en Emergencia Social o Natural, el cual prioriza la atención de NNA en tránsito migratorio. Éste puede ser un instrumento importante para el apoyo del flujo migratorio que está acompañado de este grupo, en su estancia en el municipio, el cual podría mitigar la probabilidad de trabajo infantil.
Así pues, la reforma a la Ley de Migración que entró en vigor en 2021, es un instrumento que mejoría los derechos de NNA migrantes, si antes la ley garantizaba tanto los derechos reconocidos en la Constitución como los de los tratados y convenios internacionales de los cuales el Estado mexicano es parte, ahora esta enmienda adiciona los derechos y principios establecidos en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes y su reglamento, incluyendo los de la no privación de la libertad por motivos migratorios.
Un elemento importante que toman en cuenta es que el Congreso de la Unión debe destinar recursos necesarios para la operatividad de los Centros de Asistencia Social y para el funcionamiento de las Procuradurías de Protección.
Acerca del estudio, este tiene como objetivo proporcionar evidencia que identifique los principales factores locales de riesgo de trabajo infantil para hallar las áreas prioritarias del municipio donde se diseñen y establezcan intervenciones locales que aceleren la prevención y eliminación de esa realidad. Hace uso de varias fuentes de información como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Secretaría de Educación Pública (SEP) y Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
El documento consta de 9 apartados: análisis del contexto económico y social del municipio, definición desde un punto de vista normativo el concepto de trabajo infantil, análisis de los factores que impulsan a niños, niñas y adolescentes a trabajar, análisis de las características descriptivas de los factores determinantes del trabajo infantil, descripción desde un punto de vista teórico de cuáles son los factores que hacen que la probabilidad de que niños, niñas y adolescentes estén en trabajo infantil sea menor o mayor.
Por último, la revisión de algunas características del flujo migratorio, abordaje de los principales instrumentos de política pública en los tres niveles de gobierno que inciden en la reducción y eliminación del trabajo infantil, características e identificación de los micro territorios en riesgo de trabajo infantil, y recomendaciones para la reducción del trabajo infantil dadas las condiciones y características encontradas en el estudio.
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