Mesoamérica pide detener el avance de la palma africana
*En Chiapas, existen más de 60 mil hectáreas de monocultivos de palma aceitera y se espera que sigan incrementando y afectando vidas, tierras y territorios
*Chiapas, representa más del 70% de toda la palma sembrada en el territorio nacional.
En Honduras existen más de 190 mil hectáreas sembradas de palma aceitera distribuidas en los departamentos de Cortés, Yoro, Atlántida y Colón. En Guatemala, las 171 mil hectáreas de se encuentran en especial en las zonas del Petén, Ixcán, Escuintla y Huehuetenango. Por su parte, en México existen más de 90 mil hectáreas ubicadas en Chiapas, Tabasco y Campeche, esta es la realidad que viven pueblos y comunidades en Mesoamérica, indica el boletín 259 del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales.
La expansión de monocultivos de palma aceitera es una de las principales causas de deforestación. En un intercambio de experiencias con representantes de comunidades indígenas y campesinas, analizaron y debatieron las consecuencias de este en susterritorios, así mismo enlazar sus resistencias,
Desde el sur de México hasta Panamá, hay un combate en territorios indígenas, campesinos y afrodescendientes por parte de la agroindustria, con saldos de despojo y violencia, pérdida de la soberanía alimentaria, contaminación y pobreza. Aunque, la resistencia de los pueblos ha logrado detener su avance en algunas regiones, su expansión sigue amenazando sus vidas.
En el proceso de expansión, respaldada por gobiernos locales y nacionales, las empresas han realizado una cantidad de promesas que nunca se concretan y que las comunidades organizadas han denunciado. En respuesta, estas crean estrategias de marketing para ocultar sus impactos en los territorios, llegando con una imagen verde a quienes consumen el aceite de palma.
Así surgieron los contratos o acuerdos con pequeños productores, las políticas de responsabilidad social empresarial y, la promoción de los sellos verdes y certificados, como los que avala la Mesa Redonda de Palma Sustentable (RSPO).
Sin embargo, indican que con el cambio climático surgió una nueva oportunidad de expansión. Ya que el uso del aceite de palma industrial, que al principio era destinado a la industria cosmética y la elaboración de alimentos ultraprocesados, pasó a ser promovido como agrocombustible, como materia prima para la producción de energía y las plantaciones como sumideros de carbono y reforestación.
Todo esto se ve reflejado en un aumento del área de territorios bajo monocultivos de palma, mientras las verdaderas causas del cambio climático, como el uso de combustibles fósiles, no son abordadas, exponen.
Desde el desvío, contaminación y reducción de las fuentes de agua, la reproducción de animales que ponen en riesgo la salud de las personas, como serpientes venenosas, la deforestación y destrucción de espacios de vida, hasta la militarización de los territorios con fuerte presencia de grupos paramilitares bajo el manto de seguridad privada o la presencia de narcotraficantes, son parte de la constante violencia e imposición que sufren las comunidades cuando se instala la palma aceitera en sus territorios.
Todo ello, y sobre todo en los lugares donde las comunidades organizadas resisten a esta invasión, ha generado violencia e intimidación sistemática a las personas defensoras de la vida, quienes deben confrontar desde la criminalización, la desaparición y el asesinato.
Por tal motivo, a inicios de octubre de 2021, comunidades y organizaciones de Honduras, Guatemala y México se reunieron en San Cristóbal de las Casas, para compartir sus experiencias sobre el avance y consecuencias del monocultivo industrial de la palma aceitera. Además, buscaron elaborar un diagnóstico de la región y diseñar estrategias comunes que les ayudaran a enfrentar estos monocultivos.
A partir de este encuentro, se creó la Red Mesoamericana Frente a la Palma Aceitera, algunas de las denuncias fueron que el arribo de la palma de aceite en sus territorios bajo un modelo extractivo acelerado, agresivo y depredador, han provocan la desaparición de las fuentes de agua, desvió de ríos y la desaparición de lugares sagrados de los pueblos originarios vinculados con el vital líquido.
Aunado a ello, impactan en la cosmovisión de los pueblos. También, dicho monocultivo viola los derechos laborales y genera esclavitud, destruye el tejido social y, se basa en la apropiación de territorios por parte de las empresas con violencia engaños, mentiras y falsas promesas, criminalización de la protesta social, en complicidad con el poder político..
Por lo expuesto, los movimientos y organizaciones se propusieron detener este modelo extractivo, generar alternativas locales y descubrir el falso discurso de que las plantaciones de palma de aceite son sustentables, generan desarrollo, reforestan y combaten el cambio climático, pues estos no son bosques, sino megaproyectos de muerte que destruyen el planeta.
Un grito por la vida
La Red Mesoamericana Frente a la Palma Aceitera destacó que donde se instalan los monocultivos industriales las mujeres se ven afectadas, ya sea como trabajadoras en las plantaciones o como habitantes de las comunidades aledañas.
Flor Contreras Ulloa, una de las participantes de la reciente reunión en Chiapas, proveniente de Honduras, escribió un poema donde refleja los sentimientos y vivencias compartidos por las mujeres presentes en el encuentro.
https://www.youtube.com/watch?v=5818UIPASfM&t=1s
Desde diferentes puntos de Mesoamérica y de América Latina en general la resistencia crece, las comunidades organizadas se están conectando para que ese ¡Basta ya! se escuche en todo el mundo, y que llegue a las comunidades en África y Asia que también se ven afectadas por este monocultivo, indican.
Por último, quienes consumen el aceite de palma industrial, entiendan que este destructivo modelo de plantaciones industriales nunca va a ser ni sustentable, ni verde
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