Resistir al Epistemicidio

Se ha denominado “Resistencia Indígena” a las manifestaciones de lucha de los grupos indígenas por evitar la desarticulación social, poblacional y territorial. – Foto: Frayba

*La resistencia de los pueblos originarios de Chiapas ha consistido en la lucha de mantenerse como pueblos, en ocasiones, han resistido a través de levantamientos armados y confrontaciones, pero diariamente lo hacen a través de la conservación de sus tradiciones, costumbres, historias y lenguas, y de la capacidad de decir lo que pasa con sus autoridades, tierras y territorios.

Por Redacción Alma Martínez

En el marco del Día Internacional de la Resistencia Indígena, conmemorado este 12 de octubre, la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICAH), organizó la conferencia “Resistencia Indígena en Chiapas”, en la que a través de un recorrido histórico se planteó que los pueblos originarios chiapanecos han resistido a múltiples condiciones como religión, esclavitud, discriminación, políticas gubernamentales, entre otras.

Juan González Esponda, historiador y profesor en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), mencionó que, a partir de 1492 con la llegada de los europeos en lo que hoy es América Latina y el Caribe se iniciaron varios procesos de ocupación militar en los territorios y se establecieron las colonias españolas y portuguesas.

Este sistema colonial involucró despojo material, concretamente de oro y plata; genocidio, enfermedades que impactaron gravemente en la población de la época y la destrucción de conocimientos y de cultura. En el caso de Chiapas, incluyó el uso y la explotación de la mano de obra.

La devastación se llevó a cabo a través de discursos en los que no consideraban a los indígenas como humanos, sino como animales sin alma, por lo que, de cierta manera legitimaron sus acciones y la religión les fue el pretexto ideal para ocupar los territorios y destruir los conocimientos que encontraron.

González destacó que, la destrucción cultural realizada por los españoles se dio en lo que llamaron “idolatría” o “pacto con el demonio”, de ahí que, la cultura y la destrucción de conocimientos, se tradujo en la imposición de una nueva forma de pensar el mundo y de construir el conocimiento. Por ello, desde el siglo XVI en estos territorios y en particular en Chiapas, la forma de construir el conocimiento se basa en las ideas que Europa ha vendido como universales.

“Lo que hemos reproducido es un conocimiento universal que viene de esos países y que se puede llamar Epistemicidio, es decir, al destruir conocimientos y la cultura de los pueblos originarios se destruyó también la forma y los métodos de cómo se construía y pensaba la cultura, incluyendo a la religión”, expresó el profesor.

Expuso que, a pesar de que el conocimiento de los pueblos indígenas fue destruido encontró una forma de sobrevivir, pues se convirtió en cuentos, leyendas y carnavales que han servido para el folclor. Además, destacó que en los últimos 30 años se han realizado esfuerzos por rescatarlo, como las acciones elaboradas por el Centro de Lengua, Arte y Literatura Indígena (CELALI).

Las Rebeliones

Foto: MODEVITE

El historiador señaló que, la resistencia de los pueblos originarios en Chiapas ha consistido en mantenerse como pueblos, es decir, la resistencia no siempre se ha traducido en confrontaciones y levantamiento armados, sino también en mantener sus formas de concebir el mundo, en elegir a sus gobernantes y decidir sobre sus tierras y territorios.

Indicó que, la primera resistencia se da cuenta en la Leyenda del Cañón del Sumidero. Cuando entre 1530 y 1532, los chiapanecas se levantaron en armas ante la llegada de los españoles, pero al verse superados trataron de refugiarse en sitios religiosos que tenían en el Cañón, y finalmente fue en ese lugar donde familias enteras prefirieron arrojarse al vacío antes que dejarse someter por los extranjeros.

Después comenzó la larguísima resistencia de los lacandones, que abarcó de 1530 a 1695, cuando al oponerse a la conquista pagaron el precio con su vida. Todo acabó cuando los frailes dominicos los encontraron y por medio de la espada evangelizaron y sometieron.

Continuó con la resistencia realizada por pueblos hablantes de maya, tsatles, tsotsiles, choles, entre otros, que se conformaron entre 1708 y 1712, como un movimiento que proponía un cambio social mediante la religión católica. Es decir, ya no había oposición al cristianismo, sino que pedían olvidar a sus antiguos dioses y reconocer a los nuevos, como a la Virgen del Rosario.

Entre 1867 y 1869, se dio la resistencia de Chamula o Guerra de Castas chiapaneca, en la que los indígenas mostraron su inconformidad por las políticas liberales del siglo XIX, particularmente las de Benito Juárez, ya que, las Leyes de Reforma exponían sus tierras al despojo de particulares; rebelión similar a la llamada Guerra del Pajarito, en la que había inconformidad por las políticas de Porfirio Díaz, y que se terminó uniendo con los sancristobalenses que intentaban recuperar la capital.

Otro momento importante de resistencia indígena de Chiapas, fue durante el sexenio de Lázaro Cárdenas, entre 1934 y 1940, en esa época los pueblos originarios no solo iniciaron movilizaciones para la recuperación de tierras y de municipios, sino que llamaron la atención sobre la “movilización indígena”.

En 1994, se realizó la sublevación más importante, cuando el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), alcanzó difusión internacional debido a sus demandas de justicia, libertad, democracia y reivindicación de los pueblos indígenas.

Transformación

Cortesía: Red Latina sin Fronteras.

De acuerdo con el historiador, entre 1974 y 1994, los movimientos sufrieron una metamorfosis, debido a que ocurrieron varios acontecimientos: cambios estructurales, crisis de la economía y del café, lucha política entre los países capitalistas y los socialistas, etc. En este contexto, el EZLN fue construyendo un discurso, donde incluyeron salud, trabajo, educación, tierras y la reivindicación de sus lenguas para conservar la memoria de los pueblos.

En ese sentido, las resistencias pasaron de luchar por la tierra, a demandar libertades, respeto a sus derechos, reivindicación de su dignidad y a rebelarse contra las políticas represivas, lo que ha generado que sus contrapartes respondan a sus demandas exterminando pueblos, como la Masacre de Acteal, en la que la mañana del 22 de diciembre de 1997, un grupo armado de corte paramilitar con balas y machetes asesinó a 45 personas, entre ellas mujeres embarazadas y niñas y niños.

González destacó que, en los últimos 500 años los pueblos originarios lejos de desaparecer se han vuelto un problema para la élite gobernante, siendo que, desde el siglo XVI, el XIX y el XX han sido llamados como problemas, concretamente como “el problema indígena”.

La multiplicidad de leyes que se han dado en México siguen sin incorporar criterios para las formas del pensamiento de los pueblos indígenas, se sigue reproduciendo el viejo modelo europeo, que no sirve para explicar y entender lo que ocurre en los pueblos. La resistencia de los pueblos ha consistido en mantenerse como pueblos, y a veces los empequeñecemos y los llamamos comunidades indígenas, pero no, son pueblos, dijo el historiador.

Concluyó en que, así como nos cuentan que Rómulo y Remo dieron origen a Roma, así también tenemos que dar cuenta de las historias de los pueblos originarios, sobre sus fundaciones, costumbres y maneras de ver el mundo.

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