Trabajo en el hogar ha sido invisibilizado al considerársele un rol femenino que nace del amor
*En México, 2.3 millones de personas se dedican al trabajo del hogar remunerado; nueve de cada diez son mujeres. Nueve de cada 10 trabajadoras carecen de un contrato escrito; menos de 20 por ciento cuentan con seguridad social, y muchas de ellas enfrentan jornadas excesivas y poco sueldo, además de padecer abusos, maltratos, humillación y discriminación, según datos del Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (CONAPRED).
*La mayor parte de la sociedad no considera al trabajo del hogar como una ocupación “real”, sino como parte de las actividades “normales” o “naturales” de las mujeres.
Por Redacción Alma Martínez
Séverine Durin, profesora e investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) noreste, a través del conversatorio “Mujeres y el trabajo del hogar”, organizado por el Instituto Estatal de las Mujeres de Nuevo León, expuso que el trabajo del hogar se ha invisibilizado porque no se considera como trabajo, sino como un rol completamente femenino que nace del amor.
La investigadora mencionó que la expresión <<trabajadoras del hogar>> refiere a las mujeres que son contratadas para actividades de limpieza y cuidado en un hogar que no es el suyo. Así, en México 2.3 millones de mujeres se dedican a esta ocupación y es el quinto empleo más importante para ellas en el país.
Añadió que a pesar de ser un trabajo usual, está invisibilizado, pues es sumamente feminizado, tanto que no es visto como trabajo, sino como un rol y algo que por naturaleza las mujeres saben hacer. Como existe la idea de que es un trabajo que no se aprende, se considera totalmente técnico y carente de habilidades mentales.
Existe un discurso que reduce a este trabajo como un no trabajo, entonces no hay derechos, además, como no se producen objetos como tal, no hay disposición para pagarlo, e incluso se piensa que las mujeres ya venimos al mundo con todo y escoba, trapeador y licuadora, expresó Durin.
Explicó que hay dos modalidades: las mujeres trabajadoras por horas y las trabajadoras puertas adentro o de planta. Las primeras, se dedican al trabajo del hogar de forma remunerada, tienen un horario y se rolan entre diversas casas; las segundas, son las que residen en el hogar, les piden disponibilidad completa para estar al pendiente de las necesidades de sus empleadores y empleadoras, por lo regular trabajan 24/6.
Durin declaró que las trabajadoras de planta representan entre el 10 y 12% de las trabajadoras del hogar en el país y solo 1% de los hogares tiene contratada a una de ellas. Además, en este sector hay muchas adolescentes, el promedio es de 23 años, en contraste con las trabajadoras por horas que el promedio es de 40 años.
Las trabajadoras de planta muchas veces son mujeres recién llegadas a la ciudad, provenientes de zonas rurales, campesinas e indígenas, algunas son madres solteras que necesitan proveer para hijas e hijos que se quedaron en su lugar de origen.
Sus jornadas son extenuantes, entre más personas haya en la casa mayor trabajo, la presencia de niñas y niños pequeños lo complica mucho más, ya que terminan laborando por día 12 horas, desde las seis de la mañana que se levantan a limpiar la banqueta, arreglar a las y los niños para ir a la escuela, preparar el desayuno, limpiar la casa, comida, cena y demás.
Hay trabajadoras de planta que terminan siendo niñeras, cuidando a bebes en la madrugada, es ahí donde la relación se vuelve compleja porque también se vuelve afectuosa. Luego las familias las quieren llevar de vacaciones porque verdaderamente las necesitan, de manera que se vuelve un estilo de vida.
El ideal de la familia con la mascota, muchas veces se sostiene por las trabajadoras de planta, la cocinera, el jardinero, el chofer, que están detrás para sostener ese mundo y felicidad. La sonrisa existe porque hay alguien que se las sostiene, declaró la investigadora.
Añadió que cuando se sostienen discursos de que estas mujeres son parte de la familia, es su mayoría son falsos porque si lo fueran estarían en los retratos familiares y su papel no se reduciría a estar tras bambalinas. Sin embargo, es muy difícil que las trabajadoras lo entiendan, porque se lo llegan a creer, sobre todo cuando se encariñan con las y los niños.
Cuando se dan cuenta de la realidad, es cuando la familia prescinde de ellas sin importarles los lazos afectuosos.
En cuanto a las trabajadoras niñas/adolescentes, la investigadora explicó que las personas que las contratan se adjudican una tutela que ni siquiera es legal y no hay contratos de trabajo. Además, curiosamente cuando se las ve pidiendo en cruceros y cuidando a sus hermanas y hermanos menores hay una indignación colectiva, pero cuando están cuidando a otros niños a puerta cerrada ahí nadie dice nada, ni siquiera interviene el Estado.
Por otro lado, señaló que los espacios designados y previstos para las trabajadoras del hogar de planta, son espacios sobrantes (dinámica parecida para la comida), con colchones de hule espuma en los que “si no duermes bien hoy, mañana lo harás mejor”, asimismo, pueden ser espacios con escasa ventilación, nada higiénicos, y compartidos con las mismas herramientas de trabajo (lavadora y secadora).
En las casas hay habitaciones anexas construidas con estas condiciones y destinadas a este fin, porque a las trabajadoras no se les ve como personas. Sus empleadores piensan que les hacen un favor al emplearlas, lo que no tiene sentido porque si las contratan es porque deberían tener los medios para ello.
Así como el trabajo del hogar no es trabajo, así existe la idea de que la trabajadora del hogar no es una persona como yo, es inferior, con menos habilidades, por eso realiza ese trabajo y yo gano más dinero por eso puedo pagarle, dijo Durin.
Detalló que las personas que las contratan tienen la idea de que son mujeres que saben poco, que son “silvestres”, que hay que educarlas porque no saben qué hacer con su vida, no deben juntarse con hombres porque se pueden ir, y habría que enseñarles del mundo y la civilización. Lo que habla de representaciones racistas y clasistas.
Durante el conversatorio, también se refirió a las au-pairs, que de acuerdo con su definición es una persona joven que quiere conocer otra cultura y aprender otro idioma viviendo en un país extranjero con una familia anfitriona, el alojamiento y la comida es gratuita, a cambio de cuidar a las y los niños y de tareas domésticas sencillas.
La investigadora señaló que detrás de dicho sistema lo que hay es una relación laboral encubierta bajo la formalidad de que son estudiantes que llegaron a aprender el idioma, las y los empleadores se aprovechan de la desigualdad norte-sur para tener de planta a una trabajadora que no tiene el estatus de trabajadora, y al igual que pasa con las otras mujeres, terminan sin darse cuenta haciendo muchas más actividades a parte del cuidado de las y los niños.
Es un trabajo del hogar encubierto, por supuesto, sin derechos, donde el idioma es una barrera que las deja desprotegidas, de la misma manera que a las mujeres indígenas y migrantes.
Durin indicó que es importante y necesario que en las relaciones con las trabajadoras del hogar, sin importar la modalidad, las y los empleadores empiecen a reconocerlas como personas, a entender que ambas partes tienen metas y a establecer contrato de trabajo, horario laboral, periodo de vacaciones, aguinaldo, inscripción al seguro social, prestaciones, entre otros.
Para dejar de reproducir estereotipos es importante empezar a valorar nuestro propio trabajo y entender que así como yo quiero condiciones adecuadas y remuneración, así también las otras mujeres. De persona a persona, me valoro yo, te valoro a ti, expresó la investigadora.
Por último, reveló que está demostrado que cuanta más desigualdad haya en el mundo más trabajadoras del hogar van a haber, ya que este empleo existe sobre la brecha de desigualdad, por lo que en sociedades donde la brecha es menor, el número de trabajadoras del hogar también lo es.
Discriminación estructural
El Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) a través de la ficha temática “Trabajadoras de Hogar”, señaló que en México, 2.3 millones de personas, el equivalente a la población total de Tabasco se dedica al trabajo del hogar, y nueve de cada diez son mujeres (INEGI 2018).
Las trabajadoras del hogar han sido históricamente objeto de una discriminación estructural. Esto se debe a que enfrentan obstáculos para ejercer sus derechos a raíz, sobre todo, de la naturaleza misma de su empleo.
Es un sector particularmente invisible y estigmatizado. Las condiciones que las trabajadoras del hogar enfrentan en el empleo son difíciles. Las leyes permiten que trabajen jornadas hasta de doce horas sin derechos laborales ni seguridad social, sin contrato, sin garantías de pensión y sin posibilidad de ahorro, entre otras privaciones.
Esta situación interactúa, además, con la diversidad de arreglos laborales (de planta, por días, por horas, eventuales). Ante la ausencia de normas que garanticen sus derechos, las trabajadoras del hogar se encuentran en una grave situación de vulnerabilidad.
Datos incluidos en el informe de CONAPRED:
- La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo para el primer trimestre de 2018 señala que en México 2.3 millones de personas se dedican al trabajo del hogar remunerado. En total, 92% es mujer (INEGI 2018).
- Los hombres que se dedican al trabajo del hogar remunerado gozan de mejores condiciones laborales que sus contrapartes mujeres. Por ejemplo, tres de cada diez (29.3%) hombres trabajadores del hogar percibe hasta dos salarios mínimos; entre las mujeres, la proporción aumenta a cuatro de cada diez (41.8%) (STPS 2016).
- Mientras que 83.2% de los hombres en esta ocupación no tiene acceso a servicios de salud, la proporción entre las mujeres aumenta a 98.1% (STPS 2016).
- Entre las trabajadoras que participaron en una encuesta del CONAPRED, un tercio (36%) comenzó a trabajar siendo menor de edad; de hecho, una de cada cinco (21%) lo hizo entre los 10 y los 15 años, edades en las cuales el trabajo es ilegal (CONAPRED 2015).
- 96% de las trabajadoras del hogar encuestadas en el mismo estudio no contaba con un contrato escrito que especificara sus actividades (CONAPRED 2015).
- Los resultados de dicho estudio también muestran que cuatro de cada cinco (81%) de las trabajadoras encuestadas se emplean en el trabajo doméstico por razones de necesidad económica y por factores asociados a la marginación y la pobreza, como escaso logro educativo y falta de oportunidades (CONAPRED 2015).
De acuerdo con CONAPRED, algunas leyes del Estado mexicano permiten la discriminación contra las trabajadoras del hogar. La Ley de Seguridad Social, por ejemplo, establece en su artículo 12 que la afiliación de las trabajadoras del hogar al IMSS es voluntaria y no obligatoria (a diferencia de lo que pasa con el resto de las ocupaciones).
Por otra parte, la Ley Federal del Trabajo (en su artículo 333) especifica nueve horas de descanso diario y tres horas de descanso entre actividades matutinas y vespertinas. Esto permite que una trabajadora del hogar pueda llegar a laborar hasta 12 horas diarias cuando su empleador o empleadora así lo desee.
Al mismo tiempo, subsisten actitudes discriminatorias que legitiman ese trato diferenciado. Por citar un caso, en la encuesta telefónica elaborada por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de 2014, alrededor de una de cada veinte personas admitió no estar de acuerdo con que las trabajadoras del hogar tuvieran vacaciones pagadas (7%) o un contrato escrito (4%).
En cuanto a los avances que se han tenido referente al trabajo del hogar, sobresale que el 30 de agosto de 2015, alrededor de cien trabajadores y trabajadoras del hogar, de los estados de Puebla, Colima, Chiapas, el Estado y la Ciudad de México, constituyeron el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (SINACTRAHO), primer sindicato del hogar en la historia de nuestro país.
Además, este 3 de julio de 2021, entró en vigor el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), primera norma internacional con medidas específicas para mejorar las condiciones de vida de las y los trabajadores del hogar y que obliga al Estado a aplicar medidas que son urgentes. Fue promulgado por el Gobierno de México en el Diario Oficial de la Federación.
Trabajo del hogar en Chiapas
Gabriela Bensusán y Nelson Florez, investigadores de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales en México (FLACSO), en su investigación “El Mercado Laboral de las Trabajadoras del Hogar Remuneradas en Chiapas”, afirmaron que Chiapas, es el estado del país que menos paga por el trabajo doméstico.
A nivel nacional, se estima que hay 2 millones 161 mil 767 mujeres que se dedican al trabajo del hogar, en Chiapas existen 71 mil 654, además de que registra un mayor porcentaje en cuanto a la informalidad con la que se desempeña este oficio en comparación con la media nacional.
Señalaron que el sueldo recibido por la realización de las labores domésticas sobrepasa por muy poco la mitad del sueldo estimado en todo el país, ya que reciben alrededor de 24.2 pesos.
En Chiapas, debido a la situación de pobreza que se registra en todo el estado, las mujeres que se dedican al empleo doméstico comienzan a partir de los 12 años, lo que para los expertos es preocupante porque, de acuerdo con la Ley Federal del Trabajo (LFT), a nivel nacional prohíbe la contratación de menores de 15 años.
Al mismo tiempo, registra una mayor incidencia en la contratación de mujeres con una escolaridad muy baja, es decir, casi el 50% de las chiapanecas que trabajan en los quehaceres domésticos apenas concluyó la educación primaria, mientras que el 60% de los empleadores cuenta con estudios de licenciatura.
El informe resaltó el hecho de que la mayoría de las empleadas domésticas residen en localidades rurales, por lo que se registró un gran número de desplazamientos hacia estas zonas para poder seguir trabajando, simboliza un mayor gasto frente al poco salario que reciben.
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