Mercantilización de la cultura, reordenamiento del territorio y violencia, escenarios futuros para el sureste por Tren Maya
*El Tren Maya es un proyecto que recorrerá una distancia aproximada de 1500 kilómetros y pasará por los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
Giovanna Gasparello, antropóloga e investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizó el trabajo “Tren Maya: Escenarios del megaproyecto para el sureste”, donde identificó los escenarios y tendencias de lo que podría suceder en el territorio afectado por el Tren Maya.
La antropóloga desarrolló tres temas de investigación sobre los posibles impactos del Tren Maya, un proyecto de ordenamiento territorial, infraestructura, crecimiento económico y turismo sostenible, este último es el núcleo que articulará las otras dimensiones, dentro de los estados impactados por el megaproyecto: Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, donde residen el 30% de la población indígena nacional.
Gasparello mencionó en su estudio tres ejes sobre los impactos: en el primero engloba la mercantilización de las culturas en contextos turísticos, identificó que la dimensión de esta es un elemento central en la promoción del proyecto Tren Maya, siendo el motor del desarrollo económico, donde los productos se promoverán e implementarán en mayor medida.
Señaló que, en la página oficial del Tren Maya, este junto a Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) dicen que la riqueza cultural de la región es “el cielo estrellado y las aguas cristalinas que por siglos han inspirado la observación y el descubrimiento, son los mismos que hoy despiertan la curiosidad e invitan a la aventura a los millones de viajeros”, algo que se debe reflexionar, ya que el modelo que se impulsa es: la economía del servicio y la cultura por dinero.
La investigadora dijo que, existe un vínculo imposible de separar entre el territorio y la cultura y. que se produce de manera continua en los procesos de turistificación, en el observó una “perversión”, pues los territorios son producidos como mercancías de consumo turístico. Es decir, por un lado el territorio construido a través del tiempo como lugares de la memoria y vivos, y por otro espacios consumibles, es evidente la “disneyzación” de la cultura maya y turística de la vida cotidiana.
Aunado a ello, está la sobreposición de lo típico a lo esterotípico que sucede en los procesos de turistización de la vida cotidiana en las comunidades mayas, presentes en las giras que promueven el ecoturismo, conocer la vida en las comunidades y convivir con los pueblos indígenas, transformándolos en atractivos.
La antropóloga añadió que, en el mismo proceso está la mercantilización de la historia, cultura y patrimonio, son incluidas en la dinámica turística con el modelo “fast food”, es decir, comprar, consumir y desechar de manera rápida.
Por un lado están los tours all-inclusive, el mismo día te llevan a zonas arqueológicas a la comunidad indígena maya, ¿Qué aprende el visitante con un recorrido de este tipo?, el turismo cultural implica el aprender, convivir, entender y documentarse, expuso la investigadora.
A esto se suman las rutas que incluyen lugares que hace poco tiempo no eran vistos como turísticos, sino que representaban lugares de la memoria y en muchos casos donde acontecieron procesos de despojo, violencia, violaciones históricas a los pueblos indígenas.
En Yucatán donde los pueblos mayas vivían como esclavos o las cafetaleras en Chiapas donde los peones acasillados no podían emanciparse de la deuda que se renovaba año con año. Estos lugares son transformados en hoteles boutique, estos lugares de la memoria son resignificados como lugares nice, mencionó la antropóloga.
Gasparello dijo que el segundo eje es del ordenamiento territorial y urbanización, en el que partió del presupuesto que se plantea en el proyecto, sin embargo, los mismos funcionarios de Fonatur le mencionaron a través de una entrevista que “no es un proyecto de un tren, sino que el Tren Maya es un medio de reordenamiento del territorio en toda la Península de Yucatán”.
Ante esto, dijo que las organizaciones sociales de la Península y de Chiapas que dicen que “No es tren y no es maya”, por lo que el ordenamiento territorial es fundamental, ya que planean construir 19 estaciones y 12 paraderos, las primeras son lo que en un principio se llamaron polos de desarrollo, pero para suavizar el concepto pasaron a comunidades sustentables.
Afirmó que, Rogelio Jiménez Pons, responsable de Fonatur explicó que las ciudades son un modelo de la civilización para lograr y facilitar el acceso a muchos servicios y al bienestar. Sin embargo, se comenta que a través del proyecto se propiciara la urbanización como motor impulsor de desarrollo económico y social sostenido.
Por la tanto, la “economía de servicios vs las formas de economía y producción tradicional” que han construido a lo largo del tiempo los pueblos indígenas en relación al territorio donde viven.
En un trabajo que realice trate de ver de que manera en Chiapas ya se habían explorado rutas de ordenamiento territorial en los territorios indígenas, vemos como línea general la consideración institucional de los territorios indígenas como terra nullius, esto es la misma imagen que tenían los conquistadores llegando a América. En los territorios indígenas no había nada ni nadie entonces habría que conquistarlos y civilizarlo esto ya no existe, ahora hay que reordenarlo, crear puestos de trabajo, ciudades y carreteras, dijo Gasparello.
Acentuó que la experiencia en Chiapas es interesante porque hay antecedente de un megaproyecto turístico que aún no se construye, pero que está en los alrededores del Tren, por lo que en su momento será reactivado y es el “Centro Íntegramente Planeado Palenque – Cascadas de Agua Azul”, que pretendía ser un reordenamiento del territorio en función del turismo.
Asimismo, está el proyecto en el que se buscó concentrar a la población en zonas urbanas, estas comunidades pequeñas en donde el pueblo maya se acostumbró a vivir desde la época precolombina, representaron uno de los rasgos fundamentales del patrón habitacional y que resulta ser la única manera de habitar de manera sustentable con el territorio, y las instituciones la asumieron como un rasgo fundamental de la marginación.
Este antecedente es clave en que las ciudades rurales sustentables ahora son ciudades fantasmas o donde vive poca gente, porque son lugares no adecuados para la vida de la población que esta acostumbrada a tener solar, traspatio y las parcelas de cultivo.
Este es un ejemplo del fracaso de la reubicación poblacional que se vislumbra como uno de los objetivos de los nuevos polos de desarrollo que plantea el Tren Maya, agregó la antropóloga.
La investigadora destacó que, en la zona norte de Chiapas, hay un acumulado de violencia y violaciones a los derechos humanos que parte de la falta de acceso a los servicios básicos fundamentales, ante este contexto piensan construir una nueva ciudad turística a lado de Palenque.
Exteriorizó que los nuevos polos de desarrollo implican la construcción de una zona turística y las habitativas para las personas indígenas o campesinas que se integraran en la economía de los servicios en función de los turistas.
Gasparello mencionó que, el último eje de investigación es relativo a la desigualdad y violencia, dentro de esta última esta la directa: violencia criminal, narcotráfico y trata de personas que generan economía ilegal.
Por otro lado, está la violencia estructural entendida como exclusión, explotación laboral y desigualdad extrema, y una de las dimensiones fundamentales está ligada al turismo, despojo de tierra, cultura e identidad.
Es fundamental entender en este contexto la imbricación entre la economía legal y la ilegal que nace de la mano con el desarrollo de los centros integrales. Esta paulatina transformación en el lugar turístico por excelencia en México es Cancún y la Riviera Maya, turismo de sol y playa, pero en la noche lo que se busca es la diversión a toda costa como de explotación sexual y de la dignidad de las personas, mencionó la investigadora.
Mencionó que la Estrategia Nacional de Turismo del actual gobierno pretende desarrollar el turismo como herramienta de integración y reconciliación social, por lo que se cuestiona: “¿Puede ser realmente cierto?”.
Gasparello reconoció que, la economía turística si promueve el crecimiento económico, pero también el incremento demográfico, que tiene que ver con las bolsas de marginación y desigualdad, como el de seguridad y violencia, es decir, si la economía legal crece lo mismo ocurre con la ilegal.
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