Denuncian abuso de poder, represión y uso excesivo de la fuerza en operativo contra migrantes en Huixtla
Dispersados, sin rumbo, muchos de ellos sin sus objetos personales que perdieron en la huida de la Guardia Nacional y de los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) los migrantes que conformaban la cuarta caravana de migrantes en menos de 10 días aún no sabían como articularse ante el acoso de los cuerpos policiacos.
Poco antes de las cinco de la mañana cuando empezaban a recoger sus cosas para partir de Huixtla en caravana por la carretera costera, los migrantes fueron sorprendidos por unos 200 uniformados de la Guardia Nacional y del INM en esa cancha de basquetbol techada donde habían pasado la noche, junto a un caudaloso río.
Las patrullas de la GN y del INM irrumpieron de forma violenta tapando la salida que tomarían para la carretera, lo que provocó una estampida humana de hombres mujeres, niños y niñas, que tomaron rumbos diferentes, unos huyeron entre las calles al interior del pueblo, otros corrieron rumbo a las vía del tren río abajo y otros más, huyeron río arriba.
Algunas familias se fragmentaron en la huida, mujeres migrantes con bebé en brazo, hondureñas y haitianas, cuando fueron capturadas, lloraban porque no sabían donde estaban sus parejas o sus otros hijos.
En el acto estuvieron presentes miembros de organizaciones civiles que conforman el Colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos en el Sureste Mexicano, mismo que observó en este caso la actuación de los cuerpos policiacos.
Entre las organizaciones presentes estaban el Centro de Derechos Humanos Fray Matias de Córdova, Voces Mesoaamericanas, CHIRLA y el organismo sueco de observación civil “Swe FOR”, así como otros grupos que conforman el Colectivo.
Este colectivo denunció denunció que al sexto día de desplazamientos colectivos, forzados por las condiciones adversas de vida y violencias institucionales, personas con necesidades de protección internacional y con trámites en curso fueron perseguidas, golpeadas y detenidas en Huixtla esta madrugada.
Señalaron que alrededor de las cinco de la mañana y mientras alrededor de 700 mujeres niñas, niños, familias y hombres empezaban a prepararse para continuar su camino, un fuerte operativo de la Guardia Nacional con equipo antimotines y el Instituto Nacional de Migración les obligó a dispersarse por Huixtla. A esta hora de la mañana sólo había presencia de CNDH y organizaciones del Colectivo.
Con miedo y desesperación, las personas buscaron resguardarse en el monte, cerca del río, entre las casas del poblado en puentes y caminos aledaños. Algunos grupos intentaron movilizarse por las vías del tren exponiéndose aún más a riesgos sobre su vida e integridad.
El operativo también se dispersó y comenzó a perseguir a las personas por toda la comunidad, el río y el monte. Duró más de ocho horas y continuó con rondines y presencia constante de las diversas fuerzas de seguridad por toda la carretera. Vimos muchas personas heridas y lesionadas, en estados de shock y mucho miedo. Muchas personas manifestaron que el INM les quitó sus documentos y pertenencias durante el operativo.
Durante el operativo los activistas de las organizaciones civiles que conforman el Colectivo, pudieron documentar la detención sistemática de niños y niñas acompañados (NNA) y la separación de familias como estrategia de coerción hacia las madres y padres, estrategia que el INM y GN viene desarrollando desde hace días.
Hasta la tarde del domingo aún había agentes de GN e INM persiguiendo y deteniendo a las personas.
Los activistas documentaron detenciones arbitrarias y sin respeto a protocolos básicos, determinación del interés superior o necesidades de protección, además de las violaciones a derechos ya mencionadas, se documentó que las y los detenidos en Huixtla fueron expulsados de manera inmediata y sin procedimientos hacia Tecun Umán en Guatemala.
Ante esto, interpusieron una queja con folio 2021/81670 ante la CNDH y un amparo que garantice protección federal contra actos privativos de la libertad e integridad física de las personas que se están movilizando, solicitamos respuestas expeditas y favorables a las mismas en beneficio de las mujeres, niñas, niños, familias y hombres de este grupo de desplazados forzados.
Denunciaron que las acciones de abuso de poder, represión, uso excesivo de la fuerza y violación grave y sistemática de derechos humanos que han documentado, y que incluyen tratos crueles, inhumanos y degradantes son absolutamente reprobables y contravienen tratados internacionales y leyes nacionales.
Hicieron un llamado a organismos internacionales de derechos humanos para exigir al gobierno mexicano un alto a la persecución de personas que se desplazan de manera forzada para salir de Chiapas y a las defensoras, defensores y periodistas que les acompañan y documentan la situación.
En un comunicado dominical sobre la crisis migratoria, el titular de la Diócesis de Tapachula, monseñor Jaime Calderón Calderón, dijo hoy que desde el tiempo de las Caravanas del 2018 Tapachula comenzó a ser punto de reunión para una enorme cantidad de migrantes, en su mayoría haitianos, respondiendo a la voz de fronteras abiertas y trato respetuoso de parte del gobierno federal.
La espera de los migrantes, esperando un documento que les permita el tránsito seguro por el país, ha sido interminable. No hay dinero que alcance para una espera tan larga. Los migrantes terminaron por gastar todo lo que traían e iniciaron un calvario angustioso de hambre, hacinamiento, drogas, problemas de salud y desesperación en general.
Hace unos días, como se ha difundido a nivel nacional, algunos hermanos migrantes, cansados de esperar, se dispusieron a avanzar en caravana hacia el interior del país”, dijo el obispo.
Y que ante esto, “los distintos niveles de gobierno se unieron para iniciar una verdadera cacería humana, asustando, emboscando y desarticulando las caravanas, mediante el uso desmedido de la fuerza. Con una gran violencia, indiscriminada e innecesaria han atropellado e intimidado a los hermanos migrantes, de forma especial a las mujeres y a los niños”.
El obispo Calderón Calderón, hizo un llamado a los sacerdotes y agentes de pastoral de toda la familia diocesana, para aligerar el peso de la cruz de los migrantes golpeados por la pobreza, la violencia y el desamparo.
“Coordinados por el presbítero Cesar Augusto Cañaveral, y habiendo escuchado a los hermanos migrantes en sus necesidades, vamos uniendo fuerzas para ofrecer, en las parroquias de la Ciudad de Tapachula: alimento, atención de la salud y alojamiento”, dice la carta.
Pidió a todos los feligreses “hacer de las familias parroquiales de la Ciudad de Tapachula un espacio donde los hermanos migrantes puedan recibir un gesto de amor al menos en estas tres necesidades que son las más urgentes. Es muy probable que, ante la magnitud de la necesidad, nos sintamos abrumados”.
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