Roger Vanué, el campesino que lucha contra la extracción ilegal de semillas de cedro rojo

“Mi vida es cuidar los árboles”, explica el anciano de 65 años

Roger Vanué Pérez ama la tierra, la naturaleza, los árboles. En 1999 compró un terreno en su natal Villaflores, municipio del centro de Chiapas, que ha ido perdiendo su tierra fértil a causa de la siembra con agroquímicos. Se dedicó a reforestarlo con árboles nativos y ahora, dos décadas después, produce semillas de alta calidad de cedro rojo, una especie forestal en riesgo, protegida por Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010.

La importancia para el ecosistema que significa el proyecto de Don Roger, un anciano de 65 años, hizo que en 2020, la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y la Secretaría de de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), le otorgaran el Premio Nacional al Mérito Forestal. La paradoja, explica Don Roger, es que, para el programa Sembrando Vida, la Secretaría de Bienestar adquiere las semillas de cedro de manera irregular, donde cuestan tres veces menos, porque son extraídas sin un control y regulación que permita su conservación.

En Chiapas, durante décadas, la madera de cedro rojo (cedrela odorata) -altamente cotizada por su durabilidad y aroma- fue extraída talando millares de árboles que junto a los de caoba, eran transportados por los caudalosos ríos de estado, hasta llegar a Tabasco; donde eran exportado a los países de Europa, sus principales compradores.

Esta especie tropical quedó en riesgo de desaparecer, por lo que autoridades ambientales determinaron incluirla dentro del catálogo de especies protegidas (NOM-059). Actualmente, para talar un árbol de cedro, o extraer su semilla, se requiere obtener un permiso de la Semarnat, quien debe verificar que no impacte al medio ambiente, y otorgar una autorización de aprovechamiento forestal. En los hechos, denuncia Roger Vanué, la semilla se sigue extrayendo y vendiendo de forma ilegal, sin verificación ni permiso.

Roger Vanué, con el apoyo del ingeniero forestal Luis Antonio Toalá Morales, fue más allá de obtener una autorización. En 2013 eligieron los mejores árboles y los fortalecieron, hasta que por su altura, amplitud y fotaleza, lograron que las semillas de 29 de ellos obtuvieran el certificado de calidad NMX-AA-169-SCFI-2016, de la Unidad Productora de Germoplasma Forestal (UPGF).

Roger Vanué, producción de semillas y conservacionista. Foto: Ángeles Mariscal

“Mi vida es cuidar los árboles”

“Yo me enamore del lugar. La gente ha visto que me enamore y sembré mis palos (árboles). No se quien los vaya a aprovechar, pero es mi vida estar acá, mi vida es cuidar los árboles”, explica Don Vanué, a quien los años y la enfermedad no le han quitado el gusto por la conservación.

Para llegar a su parcela, debe tomar un transporte que atraviesa un largo camino de terracería. En donde termina el camino, se encuentra su campo de cultivo de árboles. “Parcela 707 Z-1 P1/2 del ejido Roblada Grande municipio Villaflores. Titular: C. Roger Vanué Pérez. Concepto: Recursos Genéticos Forestales. Número de individuos seleccionados: 29. Apoyado con el programa de Programa Apoyos para el Desarrollo Forestal Sustentable 2020 PRONAFOR RFM.3”, señala el letrero que está a la entrada.

El sonido sin cesar de los cantos de pájaros envuelve al anciano cuando va recorriendo, uno a uno, sus 29 mejores árboles, de donde cada año saca 26.1 kilogramos de semillas (germoplasma) de cedro rojo.

Los árboles marcados con los números 18, 4 y 10, “son los más derechos, los de las ramas más rectas, los troncos más anchos. De estos sacamos las semillas que se van al banco de germoplasma”, explica.

Cada kilo puede comercializarse en 2 mil 600 pesos, pero aunque su precio es accesible, son pocas las personas que valoran tener semillas de alta calidad, y pagan por ellas. Para no perderlas, Don Roger y el técnico forestal Luis Antonio Toalá, lograron obtener recursos para instalar un vivero, germinar las semillas y obtener árboles que destinan para la reforestación de la región.

En el vivero también germinan árboles de primavera, caoba y matilisguate. “En el proyecto del vivero, integramos a la comunidad del lugar, trabajamos para que fortalezcan su cultura de la conservación, para que se sientan orgullosos de que de la misma región se sacan semillas de calidad, y ayudan a la reforestación”, explica Toalá.

El vivero tiene la capacidad para germinar 60 mil árboles de alta calidad, que ahora se usan para reforestar 80 hectáreas de los ejidos Javier López Moreno y Chanona, tierra que antes era destinada a la ganadería o la siembra de maíz.

Recuerda que cuando en diciembre de 2020 le dieron a Don Roger el Premio Nacional al Mérito Forestal, la secretaria de Medio Ambiente, María Luisa Albores, dijo que este reconocimiento “es una muestra de que la sociedad civil es un aliado en la protección de nuestro medio ambiente, que con el premio el Gobierno de México reconoce a mujeres y hombres que trabajan en favor de los ecosistemas forestales”.

Ahora, señala Toalá, esperan que el gobierno haga su parte, y para programas como el Sembrando Vida, compren semillas extraídas de forma legal, y alienten las iniciativas como la de Roger Vanué.

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