Acoso de grupos criminales a zonas indígenas de Chiapas, acusan tras asesinato de líder de las Abejas de Acteal
Simón Pedro Pérez López había sido el canal para denunciar a grupos criminales ligados al narcotráfico y otros ilícitos, quienes en años recientes han tomado el control de regiones indígenas tsotsiles en Chiapas. Nueve días después que pobladores de Pantelhó hicieron llegar una denuncia formal a la Secretaría de Gobierno del estado pidiendo su intervención, Simón Pedro fue ejecutado de un disparo en la cabeza.
Simón Pedro Pérez López era activista y defensor de derechos humanos, integrante de la Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal -donde ocupó la presidencia en 2020-, y del Congreso Nacional Indígena (CNI), también catequista de la Parroquia de Santa Catarina del municipio de Pantelhó, y líder moral de la región, explicó en entrevista, el sacerdote Marcelo Pérez Pérez.
Marcelo Pérez explicó que dado el liderazgo de Simón Pedro, pobladores de Pantelhó, le habían pedido ayuda a mediados de junio, para hacer un llamado de auxilio a las autoridades estatales, a fin de que intervinieran para detener el acoso que viven por parte de grupos criminales que han obligado al desplazamiento forzado de habitantes de una docena de comunidades.
En un escrito que elaboraron el 26 de junio pasado para hacer llegar la denuncia a la Secretaria de Gobierno, Victoria Cecilia Flores Pérez, pobladores, autoridades comunales y agentes rurales de Pantelhó, explican con detalle los vínculos que a su ver, tienen autoridades municipales de ese municipio -actuales y electas- con grupos armados que en esta región distribuyen droga, venden armas, entre otras actividades.
En la carta refieren que por ejemplo en el pasado proceso electoral del 6 de junio, por la vía de las amenazas de muerte y de despojo de sus bienes, se obligó a poblados enteros a votar de acuerdo a los intereses de los grupos criminales.
“Tenemos conocimiento que vienen pistoleros de otros estados de la República mexicana como Campeche y Sinaloa. Ante el temor de sus amenazas, ya que lo han cumplido en ocasiones pasadas, existen muchas familias desplazadas de las comunidades San Francisco de Asís, Roblar, Dolores Petaquil, Guadalupe Victoria, Santiago los Sabinos, Porvenir, San Clemente, San José Tercero, San Luis, Barrio San Ramón, Barrio Guadalupe, todos del municipio de Pantelhó, Chiapas”, explican en la carta.
Refieren también el asesinato reciente de 11 personas; piden la intervención de las autoridades estatales, y mencionan que hacen responsables de cualquier acto de represión en su contra -derivado de la denuncia-, a las personas señaladas en la carta. “El pueblo de Pantelhó queremos paz y tranquilidad”, dicen en su llamado de auxilio.
Nueve días después de esta carta, Simón Pedro Pérez López fue asesinado de un disparo en la cabeza, que le hicieron personas que iban a bordo de una motocicleta, cuando el indígena tsotsil se encontraba comprando en el mercado del municipio de Simojovel, en compañía de uno de sus cuatro hijos.
Durante la ceremonia de velación del cadaver, el sacerdote Macerlo Pérez Pérez señaló específicamente que el origen del asesinato de Simón Pedro, estaría vinculado a la denuncia anterior.
“La muerte de Simón Pedro es consecuencia de la injusticia, del narco-ayuntamiento, del narcotráfico, del crimen organizado en Pantelhó (…) que la sangre de Simón Pedro sea semilla para la paz y para la liberación de Pantelhó, sea la semilla para despertar la conciencia de luchar por la paz. Pero les pido que no caigan en la tentación de la venganza, la venganza no es el camino”, les dijo el sacerdote a las personas dolientes, luego de reconocer el liderazgo moral del indígena asesinado.
Pantelhó forma parte de un corredor que parte del muncipio San Juan Chamula, se extiende por Chenalhó -donde está la sede de la organización Las Abejas de Acteal y donde también ha habido denuncias sobre la presencia de grupos de civiles armados-, a 15 munutos de Acteal está Pantelhó, colindante también el municipio de Simojovel, donde ocurrió el asesinato.
En toda esta región, en años recientes, de acuerdo a las denuncias y los testimonios de los habitantes de la zona, se ha extendido la presencia de grupos criminales vinculados al narcotráfico, al tráfico de personas, venta de armas, entre otras actividades.
Cuando la población se ve obligada a dejar la paz y la tranquilidad de su vida y cotidiana y del hogar. Cuando la gente se ve obligada a dejar su trabajo y la convivencia sana con sus amigos y familiares, el tiempo del disfrute y el goce para empuñar las armas y defender su sangre, la de sus hijos y familiares de la ausencia de gobierno y ley, pretextando los gobernantes que han sido rebasados por el crimen organizado, cuando en realidad son ellos mismos, las autoridades criminales, traficantes, caciquiles las que se prestan a laborar como ladrones, asesinos, extorsionadores, secuestradores, torturadores y violadores del pueblo y sus representados todo en aras de hacerse de la riqueza de los recursos naturales del pueblo para el usufructo propio y personal, sucede lo que está sucediendo en Chiapas desde hace más de medio siglo, y lo que sucede con los Yaquis en Sonora, y con los Cucapás en Baja California, y con los Huicholes en San Luis Potosí, y con los Raramúris en Chihuahua, y con los Triquis en Guerrero, y con los Mixtecos y Zapotecos en Oaxaca, y con los Otomíes en el Estado de México, y con todos aquellos que la codicia del capital provoca en los hombres encumbrados en el poder hacia la vida humana que solo pretende transitar por el cosmos en paz y armonía. Conocí durante este mes de julio hace dos años en Acteal a Simón Pedro, me duele mucho su partida, su asesinato vil y cobarde, cometido por los mismos de siempre, aparentes paramilitares reclutados por el hambre y las falsas promesas, cuyos ejércitos son financiados y entrenados por los mismos intereses de siempre, los ricos nacionales y extranjeros particulares a los que solo les importa incrementar al infinito e insaciablemente su riqueza sin miramientos ni ética alguna, con la misma permisividad e indolencia de quienes se supone estarían encargados con la ley en la mano de que esto no sucediera jamás. La ciudadanía, el pueblo, en el más sublime acto de amor y supervivencia nos vemos obligados a organizarnos para defender la vida de nuestras familias. Qué dolor, cuánta impunidad, pero sobre todo que maldita impotencia saber que todos sabemos quienes son los siempre los perpetradores de la violencia y el mal radical, y sin embargo, no poder hacer nada. Ánimo hermanos, compañeros, resistamos, luchemos, nunca nos demos por vencidos. Amor.