Desplazamiento forzado, el castigo por no obedecer al gobierno

Pidieron a la CIDH atienda el tema de desplazamiento forzado en el caso 12.790 Manuel Sántiz Culebra y otros (masacre de Acteal) enliste y emita informe de fondo en el caso. Cortesía: Las Abejas de Acteal.

*“Sabemos que no somos los únicos que hemos sufrido desplazamiento forzado en el mundo, por eso queremos enviar la palabra de Las Abejas a quienes sufren, para que sepan que no están solos, que los comprendemos y que los acompañamos en su lucha por justicia”, Las Abejas de Acteal.


La Voz de la Organización sociedad Civil Las Abejas de Acteal, dieron a conocer en el marco del Día Mundial del Refugiado, que han sido víctimas de desplazamiento forzado en varias ocasiones y por la misma razón, negarse a colaborar con el gobierno en sus estrategias de dominación a los pueblos.

Agregaron que, han pagado con sufrimiento por no obedecer las órdenes del gobierno y sus aliados partidistas en sus comunidades, asimismo, han evitado enfrentarse de manera violenta con ellos, a través de la denuncia a los actos violentos que han cometido y con acciones a favor de la paz.

Recordaron que, el experimento de crear grupos paramilitares en Chiapas comenzó en 1995 en la Zona Norte del estado -con el grupo paramilitar Paz y Justicia en Tila, Salto de Agua y El Limar-, como una estrategia del estado mexicano para acabar con las fuerzas zapatistas.

Las Abejas de Acteal mencionaron que, el Ejército mexicano creó el Plan de campaña Chiapas 94, este dejó como saldo inicial operativos policiacos, cientos de desalojados, asesinatos, secuestros, promoción de la división y miedo en las comunidades, expulsión de sacerdotes y penetración policiaca-militar en las comunidades.

Señalaron que, estos siguieron el método inventado en Estados Unidos para aislar, desgastar, dividir y desorganizar a los movimientos sociales, quienes buscan el cambio social, económico y político.

Enfatizaron que, tras la organización de los grupos paramilitares en la Zona Altos y Selva, desde 1996 y sobre todo 1997, la violencia se comenzó a ver en forma de amenazas, robos, homicidios, desapariciones, despojos, secuestros y quema de casas.

Lo anterior, provocó el desplazamiento forzado de miles de personas que huían de estas agresiones, pues los paramilitares obligaban a la población a cometer todos estos crímenes contra los zapatistas y todos los que no estaban de acuerdo con el gobierno.

El Plan Chiapas se perfeccionó en Chenalhó y la violencia se agudizó tras la creación del Concejo Autónomo Zapatista en San Pedro Polhó en agosto de 1996. En 1997 se comenzaron a crear Comités de seguridad pública en las comunidades de Chenalhó, integrados con los miembros de los grupos armados antizapatistas, a las órdenes del Consejo de Seguridad Pública Estatal, que estaba dirigido en los hechos por la Séptima Región Militar, bajo el mando del general Mario Renán Castillo, mencionó la Organización.

Los miembros de la Organización de la Sociedad Civil Las Abejas de Acteal han sido víctimas de desplazamiento forzado en varias ocasiones. Cortesía: Las Abejas de Acteal

Añadieron que, protegidos por la policía estatal y el ejército, estos comités establecieron un régimen de terror, mientras que promovían los programas y repartían la ayuda estatal y federal.

Los primeros en buscar refugio en Chenalhó para huir de una balacera entre zapatistas y paramilitares priístas, fueron habitantes de la comunidad de Yaxgemel, el 27 de mayo de 1997.

Comentaron que, un día antes, las Abejas advirtieron a Jacinto Arias Cruz, entonces presidente municipal del problema, pero sólo contestó que pronto llegaría el ejército a “exterminar al EZLN de la región”, que eran los que estaban provocando los problemas.

Sin embargo, una vez más, en agosto de 1997, hablaron con el presidente para decirle que ya no querían más problemas y muertos, pero no les hicieron caso.

Entre septiembre y diciembre, los paramilitares lanzaron varios ataques armados contra simpatizantes zapatistas, que se defendieron en Majomut y Chimix. Curiosamente, la policía estableció campamentos en esos pueblos después de los ataques. Tras la violencia en Chimix, en octubre, donde quemaron y saquearon casas, una patrulla militar detuvo a los priístas con rifles AK-47 en la mano, pero el capitán Germán Parra los liberó por ser del PRI, apuntaron Las Abejas.

Por ello, desde mayo hasta diciembre de 1997, más de 6 mil personas tuvieron que desplazarse, entre bases de apoyo zapatistas e integrantes de la Organización para evitar morir, ser encarcelados, obligados a participar en el saqueo de pertenencias y quema de casas de los zapatistas en sus comunidades, o a cooperar de manera económica para la compra de armas y municiones.

Acentuaron que, algunos de ellos vieron arder sus casas y sufrieron el robo de sus pertenencias y animales, a esto se sumó que las condiciones para salir huyendo fueron duras, de noche, en medio de la lluvia, el lodo y frío, cargando a bebés y niños pequeños.

Cuando por fin llegamos a buscar refugio en comunidades que se consideraban más seguras, no teníamos dónde guarecernos, qué comer ni con qué taparnos. El único consuelo era poder rezar juntos a nuestro Dios Padre-Madre para que nos protegiera y llorar en su presencia para recibir su consuelo, compartieron Las Abejas.

En el marco del Día Mundial del refugiado, se reunieron como cada mes en la Casa de la Memoria y la Esperanza. Cortesía: Las Abejas de Acteal

Fue así como poco a poco, organizaron 4 Campamentos Civiles por la Paz para recibir a las familias que necesitaban ponerse a salvo de los paramilitares, pensando que ahí el ejército mexicano y el gobierno los iban a respetar por acogerse a las leyes internacionales de la guerra, incluyendo el Convenio de Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra.

En el Campamento San Juan Diego en X’oyep llegaron familias de Yibeljoj, Los Chorros, Ch’uchtik, Colonia Puebla y Yaxgemel; en el Campamento Esperanza en Tzajalch’en estuvieron congregadas por algunos meses las familias abejas de esa comunidad y de Tzanembolom; el Campamento Los Naranjos en Acteal donde se refugiaron familias de Quextic Centro, Quextic Poblado, Tzajaluk’um, La Esperanza, Acteal y C’anolal.

Asimismo, en un Campamento más en Chojoló donde el nivel de acoso no fue tan grave en las comunidades Abejas cercanas como Bach’en y Quexaluk’um, también algunas familias buscaron refugio en otros dos Campamentos por la Paz que se organizaron en San Cristóbal de las Casas con el apoyo de la Diócesis.

Hoy queremos recordar que los que fueron sometidos a todo ese sufrimiento eran inocentes de todo delito y que las consecuencias de incertidumbre, terror, hacinamiento, falta de agua, falta de leña y proliferación de enfermedades que tuvieron que soportar los desplazados estando fuera de su tierra, fueron terribles e irreversibles, dijo la Organización.

Al mismo tiempo, mencionaron que cinco miembros de la Organización murieron en el Campamento San Juan Diego X’oyep durante el desplazamiento, estas ánimas claman en el cielo por justicia.

Por otro lado, otros tuvieron que soportar el desplazamiento forzado y sus consecuencias en 2013 -algunos por segunda vez- por el conflicto generado por los paramilitares bautistas para despojar a los católicos de su ermita en la Colonia Puebla.

Es así como el Campamento Civil por la Paz “Los Naranjos” volvió a recibir por poco más de un año a todas las 14 familias desplazadas en aquel entonces, y en agosto de 2019 a 5 familias provenientes de la Colonia Miguel Ultrilla “Los Chorros”, quienes sólo después de un año y ocho meses pudieron volver a sus hogares.

A esta misma situación se suma el municipio de Pantelhó, quienes llevan meses viviendo en el terror porque la crisis de la violencia política en el proceso electoral se convirtió en una espiral de violencia expresada en desplazamientos forzados y asesinatos.

También a principio de mayo fue desplazada una comunidad entera en Pantelhó, además pobladores que viven cerca de los accesos a esta comunidad permanecen con miedo a los enfrentamientos armados, haciendo difícil el salir y regresar a sus comunidades, en algunos casos tienen problemas para solucionar necesidades básicas como comprar maíz.

Familias desplazadas de Aldama, Chiapas. Fotos: Luis Enrique Aguilar

Otro caso es el de Santa Marta y Aldama, donde los pobladores han tenido que dejar sus casas, tierras y animales por tiempos largos o cortos, pero llevan más de 3 años sin poder vivir en paz.

Nos referimos a ancianos, ancianas, hombres, mujeres, niños y niñas de las comunidades tanto de Aldama (Cocó, Tabac, Xuxch’en, San Pedro Cotzilnam, Chayomte’, Juxton, Tselejpotobtic, Yeton, Chivit, Sepelton, Yoctontik y Cabecera de Aldama) así como de Santa Martha, Chenalhó (Saklum y Atzamilhó), que viven entre el fuego cruzado y con miedo por no poder trabajar normalmente para poder subsistir, añadieron Las Abejas.

Hicieron un llamado a los que disparan, atacan y se defienden, a que abran caminos para la reconciliación y la paz.

Pidieron armonía y respeto en sus comunidades, que ya no haya violencia y ataques entre ellos, asimismo, que su palabra vuele lejos, a donde quiera que haya desplazados forzados en el mundo.

Por último, pidieron a las y los zapatistas que están desembarcando en el Puerto de Vigo en Galicia, que lleven también la palabra de todos los refugiados que encuentren en Europa, para que sepan su pensamiento: “que nadie tiene derecho a sacar a otro de su tierra”.

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