Corredor migratorio mesoamericano, el más complejo y abundante
*Los flujos migratorios la frontera sur de México, lo componen personas provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador, cuya migración está influida por razones económicas, políticas, fenómenos climáticos, violencia e inseguridad. Esto no es nuevo, sino que se da dentro de un circuito establecido, mismo que se ha ido incrementando con cambios significativos.
Sergio Prieto Díaz, catedrático e investigador del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y de El Colegio de la Frontera Sur (CONACyT-ECOSUR) Campeche, dijo que la problematización y experimentación con los conceptos de inmovilidad humana, fronteras y territorios, se relacionan con la multiplicación de megaproyectos.
Mencionó que la región de América Central, en especifico México es un territorio definido por sus movimientos poblacionales a lo largo de la historia, esto configura la región de la Frontera Sur y al espacio Mesoamericano como el mayor corredor migratorio mundial en la actualidad.
Dicho “récord” tiene una relevancia fundamental con la delimitación de los espacios fronterizos que las personas atraviesan no solo en la frontera norte-sur, que esta última es una de las más complejas a pesar de sus propias particularidades.
Esta caracterización migratoria, contemporánea que ha venido transitando por distintas transformaciones a lo largo del tiempo, sostenemos que tiene una amplia relación con la multiplicación de megaproyectos en las regiones de origen y tránsito de las poblaciones migrantes no solo indocumentadas, también documentadas, dijo Prieto Díaz.
Agregó que, estos pueden ser energéticos, de infraestructura, y extractivos, al referirse a megaproyectos se enfocó en la emergencia y multiplicación del proyecto de reordenamiento territorial, que pueden ser grandes o chicos, pero que se encuentran relacionados con los territorios y la comunidad.
En este sentido interesa plantear ese paralelismo entre la noción de México de megaproyecto y la de proyecto de ordenamiento territorial, esto permite vincular la característica del neoliberalismo, por tanto, del pensamiento moderno egocéntrico de desarrollo y progreso, con los procesos de redistribución poblacional, mencionó el investigador.
Dijo que a la llegada de los megaproyectos a territorios fronterizos o territorios en disputa, genera por un lado desplazamiento poblacional de quienes recibían en ese momento los territorios, y por otro provoca la atracción de otras poblaciones que llegan a colaborar, identificadas por el tipo de proyecto de noción de desarrollo.
Por su parte, Abbdel Camargo Martínez, catedrático e investigador del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y de El Colegio de la Frontera Sur (CONACyT-ECOSUR) Tapachula, dijo que en la Frontera Sur, los perfiles de la población que se desplaza como las formas de movilidad, son cada vez más complejos y se interrelacionan entre sí.
Explicó que, las personas pueden estar en una forma de movilidad como son: tránsito, destino, espera, devolución/deportación, atrapamiento, desplazamiento forzado y refugio, que se vinculan con los perfiles poblacionales.
Camargo Martínez añadió que, los patrones migratorios se han modificado, pueden ser desde programas de trabajo temporal fronterizos y transfronterizos, lo que habla de mercados laborales interrelacionados o integrales, donde se presta atención a migraciones de indocumentados, la situación de las deportaciones.
Como a los procesos de asilo en la región, la detención, atrapamiento o inmovilidad a la que están sometidas las personas, el turismo, y nuevos perfiles que aparecen como migraciones en familias, en particular en de las juventudes e infancias.
El investigador mencionó que, en Chiapas hay una gran complejidad, en especial el nodo sur y Tenosique, quienes configuran una región donde se establece un vórtice de movilidad, donde entran, circulan, se establecen, y quedan atrapados una gran cantidad de flujos poblacionales provenientes de una diversidad de regiones en el mundo.
Señaló que las 4 grandes regiones globales de expulsión de las poblaciones, que por diferentes circunstancias se hacen presentes son: Centroamérica, Asía, África, Sudamérica y El Caribe.
Confirmó que hay al menos 35 nacionalidades registradas en Tapachula, además ahí se concentra la mayor cantidad de las solicitudes de refugio (6 de cada 10), como los altos números de devoluciones, solicitudes y trámites iniciados, trámites suspendidos, puestos de revisión, estancias y estaciones migratorias, un escenario de control, regulación y ordenamiento de las poblaciones móviles.
Camargo Martínez consideró que las formas de inmovilidad en el sur de México cumplen un rol central en los procesos de reordenamiento territorial, es decir, una relación directa, dialéctica y a veces en oposición a dichos procesos. Ya que se establecen y desarrollan a través de redefiniciones normativas, regulaciones institucionales, cambios de política pública, nuevos paradigmas de regulación y de control de las fronteras, como es el Plan de la Frontera Sur, el Pacto Mundial para la Migración, Segura, Ordenada y Regular, y planes y proyectos de desarrollo.
El sur a partir del Plan Puebla – Panamá ha ido evolucionando y codirigiéndose hacia un cierto sentido, una noción de desarrollo de llevar de nuevo la luz a estas regiones oscuras, dijo el catedrático.
Por otro lado, dijo que los procesos de fronterización, se entienden en el sentido en que las líneas divisorias internacionales se están replicando y moviendo al interior de los países y sus derivaciones regionales.
Un sentido de desbordamiento de las fronteras a la par de los procesos de fronterización, se pueden observar un poco más hacia el sur, donde el Tapón de Darién – bloque vegetal que se extiende en la frontera entre Panamá y Colombia- comienza a ser un proceso de contención, control y gestión.
Sin embargo, en territorios específicos para el control de las movilidades, dijo que sería factible ver cómo se van enlazando los procesos de fronterización en los países de Centroamérica y el Istmo centroamericano.
Camargo Martínez agregó que, los estudios de migración en el sur de la Frontera Sur (Chiapas, Oaxaca, hasta el Istmo de Tehuantepec) dan por sentado que la relación entre territorio y flujo es el espacio que conduce las oleadas poblacionales.
Sin contemplar las series y procesos que se dan en esos territorios, donde un elemento más es la redistribución poblacional, consideró una hipótesis, que al controlar los territorios se gestionan los flujos, dando como resultado el ordenamiento de estos.
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