«Un viaje de esperanza», haitianas expresan sus vivencias como refugiadas en Tapachula
*El reporte documenta los retos diarios a las que se enfrentan las mujeres migrantes y refugiadas de Haití en su camino para recibir asilo en México, muestra los retos específicos e interseccionales que las migrantes haitianas enfrentan en Tapachula.
*Luego del terremoto de 2010, la situación de inestabilidad política y económica, junto con las violaciones sistemáticas a los derechos humanos, forzó a miles a escapar de Haití, para mujeres y niñas, la vida se volvió insostenible bajo un gobierno disfuncional, una estructura patriarcal, y la continua vulnerabilidad.
“Un viaje de esperanza: la migración de mujeres haitianas a Tapachula, México”, es la experiencia de mujeres haitianas que viven en Tapachula, lugar al que miles de otras mujeres han llegado después de transitar por alrededor de nueve países.
Luego de escapar de Haití, las mujeres se encontraron aisladas, sin apoyo y marginalizadas, para ellas, Tapachula es la ciudad donde deben esperar la documentación necesaria antes de poder viajar a otro destino, la meta de algunas, pedir asilo en Estados Unidos.
Las mujeres haitianas, además de enfrentar retos sociales y legales que conllevan ser una persona migrante deben afrontar intolerancia y exclusión basada en su raza e identidad de género, por la intolerancia racista en las regiones por las que se mueven e intentan asentarse.
Dicho reporte menciona que, en los dos últimos años, México experimentó un acrecentamiento de la migración desde Haití, el número de solicitudes de asilo de personas aumentó de 76 en 2018 a 5 mil 550 en 2019, tras dispararse en junio del mismo año.
Para enero de 2020, 400 de las 462 solicitudes de asilo presentadas en Tapachula, correspondían a esta población, a diferencia de años anteriores, mucha de la población migrante no puede llegar a su destino previsto, la frontera entre los Estados Unidos y México.
Las políticas restrictivas migratorias mexicanas y estadounidenses, y la falta de recursos del sistema de migración mexicano para procesar las solicitudes de asilo haitianas u otra documentación oficial de manera oportuna, han atrapado a miles de personas en o cerca de Tapachula.
Las investigadoras* realizaron en marzo de 2020, 30 entrevistas a migrantes haitianas, 29 mujeres y una joven de 17 años, donde compartieron sus historias de migración a Tapachula, sus sentimientos de aislamiento y las dificultades para acceder a los servicios humanitarios, su temor de regresar a Haití y, las múltiples barreras a las que se enfrentan para obtener protección jurídica, incluidas las barreras lingüísticas, la discriminación por motivos de género, el racismo y la xenofobia.
El reporte menciona que, en los últimos diez años, decenas de miles de personas haitianas huyeron de su país debido a la inestabilidad política y económica, como por el aumento de la violencia política, actividad delictiva e impunidad generalizada.
Desde el devastador terremoto de enero de 2010, que dejó más de 200 mil muertes, más de un millón de personas desplazadas y un prolongado período de inestabilidad política contribuyó a la degradación de los derechos humanos.
Por ello, casi todas las entrevistadas expresaron temor de regresar a su lugar de origen debido al aumento de la violencia, incluidas las violaciones y los secuestros.
El gobierno haitiano no trabaja en conjunto, está destruido. No se puede trabajar, no hay seguridad, nuestros hijos no pueden ir a la escuela. Están quemando escuelas, hay protestas en las calles, es una miseria. No podemos vivir allí, dijo una mujer al describir su experiencia de persecución política.
El reporte señala que, con políticas de migración permisivas, de 2010 al 2018, 128 mil 968 nacionales haitianos entraron a Brasil, pero para 2017 la tasa de desempleo en ese país alcanzó 13.1 por ciento, y casi 30 mil personas haitianas se marcharon por falta de trabajo.
Por otro lado, la afluencia de población haitiana a Chile desde 2014 se debió a las políticas de migración de Michelle Bachelet, expresidenta.
Es así como en diciembre de 2019, el gobierno chileno calculó que 185 mil 865 personas haitianas, residiendo en Chile.
Ahora la población representa el tercer mayor grupo extranjero residente en ese país, después de Venezuela y Perú, sin embargo, las y los haitianos que ahí residen experimentan discriminación, un obstáculo para su integración.
El viaje que realizan, junto a otros migrantes, desde Sudamérica a México donde recorren miles de kilómetros a través de siete u once países, según las mujeres entrevistadas, el viaje en la región del Darién desde Colombia hasta Panamá fue la parte más difícil de la caminata, pues consiste en cien millas de selva tropical que atravesaron a pie.
La mayoría de las entrevistadas compartieron historias similares sobre robos en esa región, los ladrones se llevaron su equipaje, ropa, zapatos, comida, teléfonos celulares, dinero, y algunas les robaron sus pasaportes.
Aunado a ello, dijeron que estuvieron sin comida entre 3 y 15 días, sobrevivieron con sal y agua del río, es así como la población migrante haitiana llega a Tapachula desesperada por ropa, comida, atención médica, vivienda y seguridad.
En México, cualquier persona extranjera puede solicitar asilo ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), mientras esperan que se determine su condición, solicitan al Instituto Nacional de Migración (INM) una Tarjeta de Visitante por Razones Humanitarias (TVRH) que les permite trabajar y viajar durante un año como máximo.
Durante el 2019, algunas personas migrantes haitianas utilizaban dichas tarjetas para viajar a Tijuana con la esperanza de entrar a los Estados Unidos, otros en territorio mexicano alegando que eran “apátridas” o utilizando un oficio de salida del país, que en ese momento autorizaba el paso seguro a través de México durante un aproximado 20 días.
Sin embargo, en el verano de ese año, el INM comenzó a especificar en los permisos de salida que el receptor debe salir del país desde la frontera sur mexicana, lo que prohibió el paso hacia la frontera norte con Estados Unidos.
Según profesionales de la salud de Tapachula, el INM dejó de emitir oficios de salida del país a finales de 2019, además, la legislación mexicana establece que quienes solicitan dicho documento no deben esperar más de 30 días para obtener la aprobación de su TVRH, ahora se tarda al menos seis meses, a menudo más, en expedirlas.
Sin los documentos, las y los haitianos y otros migrantes que esperan viajar a la frontera norte corren el riesgo de ser detenidos o deportados.
El reporte enfatiza que, los cambios en la política del INM coinciden con las amenazas de Donald Trump, de imponer aranceles a las mercancías mexicanas importadas hasta que las personas migrantes indocumentadas dejaran de entrar en su país a través de México.
Una semana después, los gobiernos de Estados Unidos y México emitieron una declaración conjunta sobre migración “para tomar medidas sin precedentes para frenar la migración irregular”, incluyendo el envío de la Guardia Nacional una fuerza de seguridad compuesta en su mayoría por militares, a las fronteras de México.
En Chiapas, el INM detuvo de enero a septiembre de 2019, un 66 por ciento más de migrantes que en el mismo período de 2018, organizaciones de la sociedad civil como la población migrante señalan que la determinación del Instituto está influida por la política del gobierno.
El reporte puntualiza que, aunque se desconoce el número exacto de personas haitianas que vivían en Tapachula en 2020, estiman que son miles.
La población migrante haitiana tiene necesidades importantes, pero las organizaciones jurídicas y humanitarias, así como los organismos gubernamentales, carecen de los recursos necesarios para prestarles una asistencia eficaz. La mayoría de las y los haitianos que llegan a Tapachula no hablan español, excepto unas pocas palabras, exponen las investigadoras.
Añaden que pocos o ninguno de los funcionarios de migración o de los proveedores de servicios no gubernamentales de Tapachula hablan criollo haitiano, en consecuencia, las personas haitianas tienen dificultades para comprender el sistema de migración, como a la forma de acceder a las redes de servicios jurídicos y humanitarios de que disponen.
También, las y los migrantes negros de Haití y otras naciones enfrentan violaciones a sus derechos como resultado de su condición migratoria, y racismo en México.
Muchas de las mujeres entrevistadas se quejaron de enfrentar xenofobia y racismo en las calles de Tapachula y en organismos públicos como la COMAR.
Afuera, la gente no te respeta. No estás en tu propio país y la gente está enojada contigo. Si te pasa algo, no puedes hablar con nadie de ello, declaró una entrevistada.
Además del racismo, la población tiene dificultades para integrarse a la sociedad porque las y los mexicanos, junto con las autoridades no están familiarizadas con la historia y la cultura haitiana, les estereotipan como refugiados económicos que representan una carga.
La pandemia por COVID-19
El reporte menciona que, las condiciones de las personas migrantes han empeorado durante la pandemia, debido al cierre de fronteras, albergues para migrantes y oficinas de la COMAR, así como la pérdida de empleos y la recesión económica, hay una mayor dificultad de acceder a la atención médica deteriorando más su calidad de vida.
Debido a la pandemia, la COMAR suspendió de manera indefinida el examen de las solicitudes y la aplicación de los plazos de procedimiento.
En algunos casos urgentes, la COMAR lleva a cabo entrevistas de elegibilidad por teléfono, pero los defensores señalan que se están violando varios de los derechos de las y los solicitantes, incluido el acceso al idioma.
Por lo que, muchas personas migrantes desesperadas por salir de Tapachula lo hicieron sin papeles, aprovechando la disminución de los puntos de control durante el brote de COVID-19.
Es probable que las condiciones de violencia y desesperación sigan obligando a las personas a migrar a los Estados Unidos, sin llegar al destino previsto, expone el reporte.
Por otro lado, el reporte expone algunas recomendaciones entre las que están, el aseguramiento al acceso a intérpretes profesionales del creole en todas las reuniones con la COMAR, además, que dicha institución aumente su capacidad para recibir y tramitar solicitudes de asilo de manera oportuna, de conformidad con sus directrices.
Asimismo, ampliar la definición de persona refugiada de la Declaración de Cartagena a las solicitudes presentadas por solicitantes de asilo de Haití, como interrumpir las deportaciones durante la pandemia.
También, asegurar el acceso a una mejor atención médica para la población migrante haitiana, con traducción al creole, y que agentes de la COMAR y el INM incorporen un enfoque de género en las solicitudes de regularización migratoria.
Se alienta a las organizaciones de la sociedad civil y, a las y los abogados que trabajan con población migrante haitiana en Tapachula a que contraten intérpretes que hablen creole, cuando sea posible, y que impartan a su personal capacitación contra el racismo y sobre la negritud, finaliza el reporte.
*Investigadoras:
Priya Morley
Nicole Phillips
Blaine Bookey
Molly Goss
Isaac Bloch
Brynna Bolt
Yusuf Abdulkareem
Franceska Konner
Katherine La Puente
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