Pandemia incrementó mortalidad infantil, desnutrición, pobreza y niñez trabajadora
*El año 2020 se caracterizó por la llegada del COVID-19, cuyas repercusiones son de alto impacto alrededor del mundo, representando el mayor reto económico y social de los últimos 90 años.
La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) presentó su balance anual de 2020, en ella enfatizó que la idea equivocada de que el virus no afectaba a la niñez y adolescencia o que lo hacía en menor medida, generó que durante la pandemia del COVID-19 el gobierno federal fuera omiso en la atención de estos, cuya protección tendió a disminuir, incluso con presupuesto.
Ante dicha situación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un llamado de atención a los Estados para ampliar los esfuerzos en la prevención del contagio en especial en niñas y niños pequeños.
La Red expuso que la invisibilidad de la niñez que había antes de la pandemia se profundizó, debido a que la contingencia sanitaria eclipsó todos los otros temas pendientes en el país.
Precisamente el abandono de la niñez y adolescencia tendrá consecuencias a corto, mediano y largo plazo que pueden ser devastadoras, dado que se pronostica un aumento de entre el 10% y 50% de la mortalidad infantil global, un aumento en la desnutrición aguda, una crisis alimentaria infantil, un incremento de la pobreza, niñez trabajadora, expuso REDIM.
Lo anterior, añadió que tendrá como consecuencia la falta de acceso a servicios básicos, en especial en materia de salud, además traerá consigo incremento de desigualdad económica y el rezago social, factores que pueden propiciar que una niña, niño o adolescente esté más expuesto, por ejemplo, al reclutamiento por crimen organizado.
En el balance anual hacen mención que, en México el 63% de las niñas y niños han experimentado al menos una forma de disciplina violenta y el 10% en edades de 14 a 17 años reportó haber sufrido alguna forma de violencia sexual.
Enfatizaron que, independiente del tipo de acto, las mujeres son más violentadas que los hombres en sus entornos familiares, en especial entre los 14 y 15 años, y sus principales agresoras o agresores son hermanos, madre con el 24.1% y padre con 20.7% de los casos.
Puntualizaron que el confinamiento agudizado los riesgos de violencia contra niñas, niños y adolescentes, por lo que, las discusiones y tensiones en el hogar han aumentado 34.2%, y de enero a octubre de 2020 registraron 586 mil 834 llamadas de emergencia relacionadas con incidentes de violencia familiar.
Durante 2020, la Red vio un aumento respecto al 2019, en los siguientes delitos contra niñas, niños y adolescentes: trata de personas con 27.7%, rapto 21 por ciento y feminicidio con 17.7%.
De enero a octubre de 2020, 10 mil 198 personas de 0 a 17 años fueron víctimas de lesiones, mil 971 de homicidio, mil 426 de corrupción de menores, 221 de trata de personas, 163 de extorsión, 93 de feminicidio, 92 de rapto y 68 de secuestro.
Al desagregar los datos miramos que las mujeres fueron más afectadas por los delitos como feminicidio 100%, rapto 97.8%, corrupción de menores 75.3%, trata de personas 75.1 por ciento y tráfico de menores 55.6%; mientras que los hombres lo fueron por los delitos de homicidio 78.8 por ciento, secuestro 66.2%, lesiones 66% y extorsión 52.1 por ciento, expuso la REDIM.
Señalaron que, de enero y junio de 2020 las denuncias ciudadanas por pornografía infantil aumentaron 157% respecto al mismo periodo de 2019, pasando de 121 reportes a 312, siendo este último el año en el que más reportes de denuncias se registró desde que se comenzó a llevar un registro de delitos cibernéticos en 2013.
La infancia y adolescencia se volvió un blanco vulnerable ante la desprotección del Estado, que les abandonó durante la pandemia.
Asimismo, mencionaron que el aumento en los niveles de estrés, la inseguridad económica-alimentaria, y el confinamiento elevaron los niveles de violencia en México, por ello, urge reforzar la protección de la infancia y adolescencia ante dicha situación.
Niñas, niños y adolescentes se encuentran en una situación de vulneración de derechos en medio de la pandemia, cuya magnitud del problema se ha multiplicado por el confinamiento, y para el que es urgente que el Estado mexicano dé una respuesta urgente.
Por otro lado, la Red dio a conocer que la pandemia afecta la vida y bienestar de las niñas, niños y adolescentes pues ellos también se enferman y mueren a causa del COVID-19 en México.
De acuerdo con los datos de la Secretaría de Salud, al 04 de diciembre de 2020, reportaron 33 mil 721 casos positivos en todo el país, concentrados en la Ciudad de México, Estado de México y Guanajuato.
Del total de los casos positivos a la fecha mencionada, el 51 por ciento son hombres y el 49 % mujeres, por otro lado, en México los casos no son homogéneos dentro del grupo de 0 a 17 años, y la información muestra en mayor vulnerabilidad de contagio a la población de 12 a 17 años.
Respecto a las defunciones de casos con resultado positivo de COVID-19, los incrementos son alarmantes ya que de abril a diciembre hubo una acumulación de 364 fallecimientos, concentrados en el Estado de México, Baja California y Puebla.
De los fallecimientos, el 54.4% son varones y 45.6% mujeres, el 57.4% tenían entre 0 y 5 años, y el 28.3% tenía entre 15 y 17 años.
Añadieron que, la proporción de niños y niñas mayores de 5 años con sobrepeso u obesidad aumentó a 1 de cada 32.
El principal problema de nutrición que padecen niñas y niños de entre 6 a 11 años es la presencia de ambos padecimientos: obesidad y sobrepeso.
En cuanto a la diabetes, la Red expuso que hay alrededor de 13 mil 500 niñas, niños y adolescentes de 0 a 14 años quienes padecen diabetes tipo 1 en México, el ambiente obesogénico y las prevalencias de malas condiciones de salud aumentan su vulnerabilidad, mismas que deben considerarse en las medidas de políticas públicas.
Observamos que, con el avance de la epidemia, las niñas y niños en la primera infancia y los varones son los más afectados por el virus, sector en que la mortalidad es mucho mayor, por lo que la Organización Mundial de la Salud recomendó que las y los pacientes que se ajustan a la definición de caso sospechoso de infección por COVID-19, deben ser sometidos a una prueba de detección del virus mediante pruebas de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR), expuso la REDIM.
Sin embargo, añadieron que hasta el momento no hay datos oficiales que les permitan tener un panorama de la cantidad de niñas y niños huérfanos por COVID-19, que se han sumado a los huérfanos de 166 mil 900 personas que han perdido la vida por homicidio doloso desde 2015 hasta octubre de 2020.
Es necesario iniciar con un conteo, identificación y planes de restitución de derechos de cada niña, niño y adolescentes víctimas de la pandemia de COVID-19 y la epidemia de violencia armada en México, para evitar que su proyecto de vida se vea aún más deteriorado, dijo la Red.
Violencia contra niñas y mujeres adolescentes
La REDIM compartió que, entre 2015 y septiembre de 2020, 1 de cada 10 feminicidios en el país afectaron a niñas y adolescentes.
En 2019, ocurrieron en promedio 8 asesinatos al mes contra niñas y adolescentes por razones de género.
De enero a septiembre de 2020 registraron un aproximado de 10 feminicidios al mes, durante este periodo 86 mujeres de 0 a 17 años fueron víctimas, la Red puntualizó que esta cifra ha sido la más elevada, en mujeres de 0 a 17 años para dicho periodo desde 2015.
Los primeros nueve meses del año, reportaron que 947 mujeres de 0 a 17 años fueron víctimas de corrupción de menores, la segunda cifra más elevada para dicho periodo desde 2015.
Además, 3 mil 107 mujeres de 0 a 17 años fueron víctimas de lesiones, y 154 mujeres del mismo rango de edad fueron víctimas de trata de personas, la cifra más elevada para dicho periodo desde 2015, alcanzando en junio un máximo histórico para un mes con 34 casos.
En el caso específico de Chiapas, la Asociación Civil Melel Xojobal dio a conocer que, en 65 niñas y adolescentes fueron víctimas de feminicidio del 2011 al 2020.
Tan solo de enero a octubre de 2020 ocurrieron 8 feminicidios de niñas y adolescentes, la más pequeña tenía un año.
Ante dicha situación, urgieron al gobierno federal, estatal y municipal garantizar el cumplimiento de las medidas de seguridad establecidas para prevenir, erradicar y sancionar la violencia.
Abandono escolar y crisis de aprendizaje
La Red acentuó que, en total 4.8 millones de estudiantes de preescolar, 14 millones en educación primaria y 6.5 millones en educación secundaria fueron afectados por la pandemia.
Mencionaron que, a pesar de diversos esfuerzos para mitigar el cierre de escuelas, entre los que resaltan la iniciativa de educación a distancia “Aprende en casa”, el 48.5% de familias que participaron en la ENCOVID-19 reportaron dificultades para continuar con la educación por falta de una computadora o internet.
Aunado a ello, 1.4 millones de hogares todavía no cuenta con señal de televisión digital, sólo el 44.3% de los hogares del país disponen de computadora y sólo el 52.9% de las familias en México tiene acceso a internet mediante conexión fija o móvil.
La decisión de usar la radio y televisión se entiende ante una emergencia en los primeros meses, no obstante, no puede considerarse como la medida principal y permanente del nuevo ciclo educativo 2020-2021 porque la evidencia muestra que, sin la comunidad educativa, escaso acceso a internet ni condiciones óptimas para estudiar no existirá aprendizaje significativo y representará la exclusión de los más pobres, comentó la REDIM.
Añadieron que, pese a los portales, plataformas y estrategias de atención virtual que se han desarrollado y siguen expandiéndose, muchos niños, niñas y adolescentes reciben pocas o nulas oportunidades de aprendizaje, por lo que es altamente probable que muchos y muchas se sumen a los 5.2 millones que ya no asistían a la escuela antes de la pandemia.
Este riesgo se incrementa en las comunidades migrantes e indígenas, para las cuales no existe información sobre modalidades que respondan a sus particularidades.
Ante dicho contexto, Patricia Ganem, Directora de Grupo Loga y vocera del Consejo de la Comunicación advirtió que, el peor escenario, es que, a consecuencia de la falta de accesibilidad, miles de niños y niñas deserten de la escuela.
Hay casos extremos, como el de la infancia en Chiapas, donde sólo el 16 por ciento tienen acceso a internet, y el 34 por ciento a la señal de televisión.
La pandemia puso al descubierto las condiciones de conectividad, movilidad y comunicación en el país, pero ante la ausencia de estos mecanismos, se apela a los padres de familia y maestros para atender un plan B, que es el uso de material impresos, libros de textos, para que los niños continúen su formación, explicó la vocera.
Detalló que, ante la crisis de conectividad, las comunidades están tratando de construir soluciones, alternativas y propuestas que permitan sortear esta emergencia. Están utilizando otros recursos, como las visitas de los niños a zonas establecidas para el intercambio de materiales, o las visitas de profesores a puntos acordados.
Trabajo infantil
Por otro lado, la REDIM mencionó que, el aumento de la pobreza, producto de la crisis económica y de las medidas implementadas debido a COVID-19, orillará a los hogares a recurrir a todos los medios disponibles para sobrevivir, lo que podría empujar a millones de niños y niñas más al trabajo infantil, paralizando el progreso de 20 años para eliminar este hecho.
Para comprender mejor el impacto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señaló que cuando la pobreza aumenta un 1%, el trabajo infantil aumenta un 0.7 por ciento en algunos países.
La Red añadió que, en México, antes del COVID-19 ya existía una grave situación sobre el trabajo infantil, pues se estimaba que 3.3 millones de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años se encontraban en condición de trabajo infantil, de estos el 61.1% eran hombres y 38.9% mujeres.
Además, 1.13 millones de ellos y ellas realizaba ocupaciones peligrosas, de los cuales, el 39.3% no percibían ingresos por su labor.
En total, de los 2 millones de niñas, niños y adolescentes que realizaban alguna ocupación, el 27.1 por ciento no percibía ingresos por su labor.
De la población infantil y adolescente que realizaba quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas en el país, 318 mil 009 no asistían a la escuela en 2017, para 2019 la cifra había aumentado a 406 mil 160.
Las niñas, niños y adolescentes que trabajaban más de 48 horas en México aumentaron de 277 mil 464 en 2017 a 290 mil 540 en 2019.
En Chiapas, el 97 por ciento de los niños, niñas y adolescentes que laboran en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, les preocupa quedarse sin dinero y sin comida.
Ellos y ellas trabajan en compañía de su familia, en la principal ciudad turística del estado, como consecuencia de la pandemia, ven agudizada su situación de vulnerabilidad.
“Me da miedo lo de no comer y el coronavirus me da mucho miedo», dijo Rafael, de 11 años, uno de los 129 infantes que participaron en la consulta que realizaron tres organizaciones que trabajan con niños, niñas y adolescentes trabajadores, de entre 8 y 17 años, la mayoría de ellos indígenas tsotsiles y tseltales.
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