José Magdaleno, un testimonio de la infertilidad del suelo de «La Frailesca»
*El 29 de septiembre es el Día Nacional del Maíz en México, donde mexicanos y mexicanas recuerdan que el maíz y la milpa constituyen el pilar de la alimentación de cada día, además de ser un cereal que acompaña la vida social y cultural de todo Mesoamérica.
José Bernardo Magdaleno Velasco, productor de maíz del sistema milpa del municipio de Venustiano Carranza, expuso en una conferencia que desde hace muchos años la tierra de su región siempre ha sido manejada por agroquímicos, sin embargo, el día 20 de julio sembró un maíz nativo conocido como Ishi’m Totik, a pesar de la pandemia tendrán cosechas y podrán salir adelante con los alimentos.
Magdaleno Velasco compartió que, para su cultivo primero tuvo que regar orina de lombriz, después hizo la rastra, para luego esparcir líquidos de gealix compuesto por varios microorganismo y productos orgánicos, así darle tratamiento a la tierra, dando como resultado un maíz nativo con buena mazorca, con más de veinte “filitas” de maíz como le llaman ellos.
El productor comentó que, antes para combatir la plaga, roció un líquido conocido como furadan, con el fin de matar el gusano cogollero, que terminó por llevarlo a la clínica, por lo que hoy en día ya dejo de usar ese “veneno”.
Además, dijo que, al tener una fábrica de azúcar en su municipio, decidió junto a otros compañeros de producción, mezclar la melaza y piña para controlar la plaga, en cada cambio que hacía de las trampas que colocó, encontraba de 200 a 300 mariposas, estas se relacionan con en el gusano cogollero.
Para Magdaleno Velasco, es preocupante no dejarle una tierra sana y buena para producir a sus hijos.
Hoy mis nietos pueden llegar a visitar la parcela porque no esta envenenada la tierra, creemos que es un alimento sano lo que estamos produciendo, expuso el productor.
Asimismo, expresó sentirse feliz de producir un alimento sano para las y los chiapanecos y mexicanos, pues el maíz que produce se consume dentro del estado y país.
Hemos avanzado junto con muchos productores, creemos que necesitamos asesoría y apoyo, para poder rescatar y mejorar nuestros maíces nativos, a parte del maíz que estoy produciendo hay otros maíces nativos como es el maíz cuarenteno que ya lo hemos perdido, estamos tratando de decirle a nuestros compañeros indígenas de nuestra región que volvamos a rescatarla y mejorarla, dijo el productor.
Sin embargo, añadió que, para ello necesitan asesoría para poder rescatar esos maíces nativos que dejaron sus antepasados, además aconsejo que, para mantener limpia las milpas se deben sembrar calabazas eso evita que crezca la maleza.
En la región donde estamos nosotros somos pozoleros, desde que nos levantamos empezamos a batir la maza y empezamos a beber pozol todo el día, estamos hechos del pozol, expuso Magdaleno Velasco.
El productor compartió que, en su región hacen atol de granillo y agrio, tascalate, la comida típica del chipilín con bolita, esta última hecha con maza.
Para nosotros el maíz es la vida de ahí nos criamos, estamos macizos, le pedimos a nuestros compañeros y hermanos indígenas que sigamos defendiendo nuestros maíces nativos, mencionó el productor.
Por su parte, Cristina Barros Valero, investigadora, escritora y divulgadora de la historia y la cocina popular mexicana expuso el tema “La cocina mexicana como patrimonio de la humanidad; el maíz y la milpa como figuras ancestrales”.
Barros Valero mencionó que, el maíz inició como el teosinte, su antepasado arqueológico, evoluciona hasta llegar a la mazorca, citando a Antonio Turrent explicó que, este progreso duró al menos trescientas generaciones, alrededor de mil años de comunicación ininterrumpida.
La escritora dijo que, tal importancia se demuestra en la investigación realizada por Patricia Colunga, Daniel Zizumbo y Alondra Flores en Colima, donde buscaban antepasados silvestres de la calabaza, frijol, chile y maíz y que además con ellos pudieran preparar alimentos sin la presencia de sedantes.
Los investigadores encontraron que, algunas personas todavía reventaban granos de teocinte para formar palomitas.
Por otro lado, mencionó que la caña de la planta de teocinte es dulce, autores dicen que quizá se llego a hacer alguna bebida fermentada a partir de los azucares de esta, una posibilidad que impulso a los antepasados a tratar de llegar a la mazorca, además de lograr en ellas cualidades importantes.
Por ejemplo, el maíz nos necesita para vivir, pero también nosotros necesitamos al maíz para la vida, mencionó la escritora.
La investigadora dijo que, los maíces siempre fueron adaptados a diversos ecosistemas, debido a su dispersión, además la domesticación atendió los diferentes climas, altitudes y usos en la cocina, por lo que poco a poco se fue buscando que permitiera determinadas preparaciones.
Barros Valero señaló que, por todos los usos y riquezas, el maíz se consideró un dios, citando el Popol Vuh menciona que “somos de maíz”, sólo este intervino en la creación de hombres y mujeres, al grado que hay un poema náhuatl que dice “él es el que ríe, él es el que llora, él es el que camina”, refiere que la persona y el maíz están unidos.
También, añadió que el maíz quedó plasmado en el arte, ya sea en murales.
La escritora expuso que, luego en la Revolución Mexicana, existió una negación del maíz, en específico a lo largo de la Colonia del Siglo XIX, aunque la mayoría de la población lo siguió consumiendo como siempre.
Por otro lado, dijo que los habitantes de Mesoamérica, al ser observadores de la naturaleza supieron aprovechar todos los componentes de una misma planta, estas prácticas se conservan aún, en el caso del maíz, de la caña se obtienen miel y azúcares, las hojas de la planta son envoltorios para cocer ciertos tamales, así como empacar y conservar frescos otros alimentos.
Respecto a la espiga mencionó que, es ingrediente de una variedad de tamales y de atoles, con los elotes frescos pueden preparar desde el entremés al postre, en algunas poblaciones se cocina el hongo que cree en el maíz, llamado cuitlacoche.
Además, con el maíz semi maduro o camahua elaboran tlaxcales, con las semillas ya maduras hacen harina y nixtamal, esta última sirve para la elaboración de cientos de preparaciones, con las hojas de los elotes y de las mazorcas llamado totomoxtle se envuelven tamales y con el elote o centro de la mazorca se tapan lo guajes para llevar agua al campo, y el rastrojo sirve de abono para las siguientes cosechas.
Barros Valero expuso acerca de la nixtamalización, otro gran aporte Mesoamericano, que no es muy antigua, considera que al menos la tortilla tiene 1200 años entre nosotros y que quizá estuvo vinculada con el crecimiento extraordinario del imperio mexica, supone una serie de logros importantes, desde luego hacer mucho más digerible el maíz, nivelar el niacina por la presencia de la cal, la cual se asocia con el control de aflatoxinas.
Siempre debemos buscar esta combinación de maíz nativo, cal de piedra y agua, esto es lo que no da una buena tortilla, mencionó la investigadora.
También, mencionó que, el eje de la milpa es el maíz, aunque lo acompañan otras plantas comestibles y pequeños animales.
La milpa al ser un policultivo, se aprovechan diversos planos, la calabaza rastrera contiene la humedad del suelo e impide el crecimiento de plantas que no se requieren, el frijol que se enreda en la mata de maíz da proteína de gran calidad, además el frijol aporta nitrógeno al suelo, explicó la escritora.
Por último, dijo que la milpa es ciencia, cultura y ceremonia, es decir, la importancia de considerar al maíz como un dios, va más allá de nosotros mismos, además alrededor del ciclo agrícola se establece un calendario ceremonial de importancia.
La Frailesca, lo que queda de la bodega de Chiapas
El Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) informó que ha estimado que en la región de “La Frailesca” se tiene calculado de 32 mil hectáreas con suelos altos en acidez, lo que complica la productividad de la siembra en especial del maíz.
Robertony Camas Gómez, investigador del INIFAP en Chiapas, explicó el fenómeno de la acidez de los suelos, en la cual detalló que el 20 por ciento de las 32 mil hectáreas presenta una saturación de aluminio, al mismo tiempo, ha disminuido la generación de otros minerales como fosforo y potasio.
En investigaciones que datan desde hace 7 años han detectado que el rendimiento en menor, ya que por cada hectárea se tiene una producción de entre 800 a 1200 kilos, por lo que se tiene una pérdida de dinero y de calidad del suelo.
Camas Gómez mencionó que para contrarrestar dichas saturaciones se tiene que el proyecto de “Cal dolomítica para remedición de la acidez y mayor productividad del maíz en Chiapas”, la cual ya es aplicada en municipios de Villaflores y Villa Corzo.
El experto comentó que la cantidad a aplicar de cal dolomítica es en los 15 centímetros superior al suelo afectado.
“Hay que calcula la cantidad de suelo afectado para echar en función a la cal dolomítica una remediación de la toxicidad provocada por el aluminio presente para bajar a un nivel crítico de 20 por ciento. La cantidad de cal a utilizar es relativa al Poder Relativo de Neutralización Total (PRNT), que considera la efectividad de la sal para neutralizar este mineral” mencionó
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