El país exige justicia para los pueblos indígenas: Arizmendi

Mujeres en situación de hambruna y desplazamiento forzado/ Foto: Chiapas Paralelo

*Rosa de la Fuente, Doctora en Ciencias Políticas mencionó que, la autonomía continúa siendo una demanda política que permite articular la lucha política de los indígenas en torno a un derecho cada vez más sacralizado: el derecho colectivo al territorio.


Monseñor Felipe Arizmendi, Arzobispo Emérito de San Cristóbal de Las Casas a través de Fundación Aitue, expuso el tema “Autonomía Indígena: La experiencia de Chiapas”, desde su experiencia como obispo explicó que en el Estado está la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez fundada en 1965, Diócesis de Tapachula en 1958, y Diócesis de San Cristóbal de Las Casas erigida en 1539.

El arzobispo mencionó que, la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, es la quinta erigida en México y su primer obispo fue Fray Bartolomé de Las Casas, cuenta con una población de más de 2 millones de habitantes de los cuales el 62% se declara indígena.

Arizmendi añadió que, en la Diócesis señalada hay 450 mil tseltales, 350 000 tsotsiles, 150 mil ch’oles, 50 000 tojolabales y 20 mil zoques y pequeños grupos de kanjobales, kichés, mames, keqchíes y mochós en la frontera con Guatemala.

En Chiapas, como en otras partes de México y del mundo, sobre todo entre los pueblos originarios, hay mucha pobreza, marginación, sufrimiento, este Estado junto con Oaxaca tienen los índices más altos de pobreza, es cierto que ha habido progresos, pero la pobreza es real, expuso Arizmendi.

Puntualizó que los pueblos originarios, siguen teniendo muchas limitaciones, como son los caminos difíciles de transitar, poblaciones muy dispersas la mayoría son de la selva o de la montaña, también está presente la explotación de la madera tanto de las grandes compañías como de los pequeños agricultores, quienes están destruyendo la naturaleza.

El arzobispo acentúa que, entre indígenas de una misma etnia existen las divisiones y los desplazamientos por motivos agrarios, políticos, sociales y religiosos, la mayoría de estas personas son agricultores y campesinos.

Iglesia de Santo Domingo, también llamada Templo de la Caridad, es una de las máximas expresiones del barroco chiapaneco. Cortesía Vive San Cristóbal.

A su vez, dio a conocer que el obispo Samuel Ruiz García estuvo en la Diócesis desde 1960 hasta el 2000, en la que tuvo un papel importante para estas poblaciones, porque siempre se han preocupado por escuchar a los indígenas, promover su desarrollo integral y apoyarlos con comida, ropa, salud, casa, así como defender sus derechos y, vivir conforme a sus tradiciones y culturas.

Por otro lado, Arizmendi señaló que el 01 de enero de 1994 surgió el movimiento armado del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), quien luchaba por un cambio social, político, económico, no sólo en México sino en todo el mundo.

En un principio no se hablaba de autonomía, sino de liberación total del país, esperaban que todo el país se levantara en armas, como no fue así, su lucha se centró en la autonomía de las regiones donde prevalecía el movimiento armado, después se expandió a otras partes de México para unirse a otros indígenas del país y que no fueran solamente de Chiapas, expuso el arzobispo.

EZLN en apoyo a normalistas de Ayotzinapa. Foto: Saúl Kak

Arizmendi, mencionó que hubo muchos diálogos con el gobierno, legisladores y con la intermediación del Obispo Samuel Ruiz García, para que el Movimiento dejará sus armas, por lo que, la guerra armada duró solo los primeros días de enero de 1994.

El país dijo de inmediato justicia sí, la mayoría de los mexicanos exigen justicia para los indígenas, pero no apoyan la lucha armada. La intervención de Samuel Ruiz fue importante para que no hubiera armas sino la lucha por la justicia de los indígenas, dijo el arzobispo.

Acerca del subcomandante Marcos dijo que, es mestizo y originario de Tampico, Tamaulipas, ahora se llama “Galeno”, en memoria de un maestro quien debido a un movimiento fue asesinado.

Marcos llegó a ellos, conoció su realidad y cultura, y convenció a algunos de que la única forma para que salieran de su marginación era la lucha armada, sigue viviendo entre ellos, comentó Arizmendi.

El arzobispo añadió que, Don Samuel nunca apoyó la lucha armada, esto era parte de los diferendos que había él y Marcos, pero a la fecha este último ya no promueve tal Movimiento sino una social-política.

También, comentó que se llegaron a romper diálogos por las exigencias globalizantes del EZLN por su petición de una autonomía total para los indígenas, tener su propio territorio, leyes, escuelas, clínicas, policías, tributos y organización integral, sin dejar de ser el mismo país.

Lo anterior, debido a la negativa del gobierno y de legisladores a hacer los cambios sociales, económicos y políticos que exigían.

“ctualmente subsiste como un movimiento social, económico y político, pero ya no armado. Ejercen una cierta autonomía entre sus integrantes, pero conviven con los demás indígenas y con los no indígenas que no son de su movimiento en el mismo territorio, ya que no hay territorios autónomos, dio a conocer el arzobispo.

Arizmendi agregó que, las leyes del país reconocen algunos derechos indígenas, como la educación escolar bilingüe, el uso de su lengua, el reconocimiento a ciertas normas jurídicas de sus pueblos y la forma de elegir sus propios cargos.

Muchos diáconos permanentes y catequistas son miembros del EZLN, o simpatizantes del movimiento, pero no armado, trabajan con la diócesis, que lucha también por su liberación integral, conforme al Evangelio y a la Doctrina Social de la Iglesia, comentó el arzobispo.

Monseñor explicó que, los indígenas se organizan para defender sus derechos y no los pueden dejar solos, pero la iglesia procura la autoctonía, no la autonomía.

Los indígenas son muy religiosos, la mayoría son católicos, aunque hay varios grupos evangélicos. Algunos se consideran tradicionalistas, pero sus raíces son católicas, explicó el arzobispo.

Arizmendi dijo que, expresan su relación con Dios con signos propios de su cultural, en los ritos religiosos católicos hay elementos de la naturaleza, como los frutos de la tierra, el sol y la luz.

El Papa Francisco en su visita a Chiapas, el 15 de febrero de 2016 estuvo con ellos, los escucho, defendió su cultura y nos urgió acompañarlos y darles su lugar en la iglesia y en la sociedad, finalizó Monseñor.

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