Alertan de peligro de tener afluentes contaminadas que podrían transportar el Covid-19
*Más que presencia de material genético del Sars-Cov-2 en el agua de la entidad, la contaminación es un problema latente en todo el país.
El 1 de diciembre de 1992 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto que dio pie a la Ley de Aguas Nacionales que consta de 124 artículos cuyas disposiciones son de orden público e interés social y tiene por objeto regular la explotación, uso o aprovechamiento de dichas aguas, su distribución y control, así como la preservación de su cantidad y calidad para lograr su desarrollo integral sustentable.
En dicha Ley se establece que las autoridades tienen la obligación de atender problemas de contaminación en mantos y zonas acuíferas para garantizar y promover el uso eficiente del agua y su conservación en todas las fases del ciclo hidrológico, impulsando el desarrollo de una cultura que considere a este elemento como recurso vital, escaso y de alto valor económico, social y, sobre todo, ambiental.
Es por ello por lo que los problemas de contaminación que sufren los arroyos, ríos, lagunas, lagos y embalses de presas en México derivada de los residuos sólidos urbano-rurales, que se suma a la recepción permanente de aguas residuales sin tratar, centros de población y comunidades anexas distribuidas a lo largo y ancho del territorio nacional, se traducen en problemas de polución del medio ambiente y riesgos para la salud humana.
A pesar de las obligaciones y exigencias que se plantean en la Ley para que las instituciones dedicadas a temas referentes al agua, investigadores como Martín Mundo Molina, investigador del Centro de Investigación de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), reflexionó sobre el poco o nulo esfuerzo efectivo de este sector para evitar dicha problemática.
Por lo que, a través de su investigación denominada “Evidencias científicas de la sobrevivencia del Sars-Cov-2 en agua de grifo no contaminada y en aguas residuales no tratadas” señaló que esta situación no solo debería preocupar sino impulsar la actuación del sector institucional ambiental e hídrico de México, por el riesgo que este problema representa, no solo para el medio ambiente, sino para la salud humana.
La investigación surge a raíz de que investigadores chinos y europeos recabaron evidencia de que el virus del Sars-Cov2 se desecha a través de las heces fecales y finalmente van a parar a las plantas de tratamiento en los países desarrollados. Sin embargo, en México hay muy pocas y son menos aún las que están funcionando, expresó en investigador.
Mencionó que eso significa que quienes llegan a padecer la enfermedad de Covid-19 desechan una parte del material genético del virus, material que llega a parar a cuerpos de agua como ríos, arroyos, presas, embalses y lagunas, lo que preocupa a las y los investigadores que han estado estudiando los casos contaminación de los medios hídricos.
El caso central de la investigación fueron los Ríos Amarillo y Fogótico, en San Cristóbal de las Casas ya que es el municipio no se cuenta con una planta de tratamientos de aguas residuales lo que hace que los desechos humanos atraviesan la ciudad y vayan a parar al túnel, que es la zona de desfogue, añade Mundo Molina.
Quiero resaltar que, si bien no se ha probado esto en Chiapas, en otros países si se tienen evidencia científica de la prevalencia de este virus en las aguas no tratadas. Algo que también hasta la fecha no se ha comprobado es que dicha sobrevivencia tenga la capacidad de volver a infectar a los humanos, enfatizó el experto.
Si bien, como sostiene, no está comprobada la hipótesis de una posible reinfección por la presencia de partículas del virus causante del Covid-19, esto es una situación que alarma a las y los investigadores puesto que el contacto con aguas residuales es una de las formas de vivir día a día de las y los habitantes de este municipio, por lo que existe una necesidad constante de la investigación para tener una base fundamentada de la presencia del virus en las aguas no tratadas.
Destacó que es una problemática porque la mayoría de los cuerpos de agua que son ríos y arroyos se encuentran contaminados por aguas residuales, mismas que reciben diversos sectores poblacionales como “agua potable” pero que en realidad contienen significativas cargar orgánicas debido a la falta de operación de las plantas tratadoras de aguas residuales en el país.
En la investigación menciona que de acuerdo con el inventario de Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTRA) de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) en 2016, existían 76 PTAR en todo el Estado. Un inventario posterior realizado en el año 2018 cifró el número en 118. Actualmente, después de un recuento más cuidadoso, el Instituto Estatal del Agua (INESA) de Chiapas estima que a la fecha existen 294 en todo el Estado, de las cuales solo funcionan correctamente dos.
Esto quiere decir que más del 99% del total de PTAR de la entidad no están en operación por problemas en el sistema electromecánico, fallas en los equipos de bombeo, desperfectos en las cribas, deficiencias en los reactores aerobios, mal funcionamiento de los sedimentadores, carencia de suministro de energía eléctrica entre otras razones, tal es el caso de la PTAR ubicada en el municipio de Comitán de Domínguez.
Algunas más que ya fueron rehabilitadas recientemente no están en operación (como es el caso de la PTAR de Pacú, en el municipio de Suchiapa). Por otra parte, se debe destacar que muchas PTAR fueron mal diseñadas y nunca iniciaron su operación. Otras, fueron construidas por empresas que no cumplían con el perfil profesional adecuado, explicó Mundo Molina.
En el mismo sentido añade que, en el caso de Chiapas, las aguas residuales sin tratamiento que se desfogan de la cuenca de la ciudad de San Cristóbal de las Casas se utilizan para el riego agrícola de hortalizas, aguas abajo del “túnel” de dicha ciudad, señalando que de acuerdo con el Instituto de Fomento a la Agricultura Tropical (IFAT), son aproximadamente 100 hectáreas de hortalizas las que se riegan ellas durante dos ciclos agrícolas en unas siete comunidades del municipio.
Mundo Molina reveló que de esa superficie se sostienen económicamente 200 familias de las siguientes comunidades: Pozo Colorado, Guadalupe el Túnel, La Lagunita, El Aguacate, Sacualpa, Duraznal y Matasano, las que, por carecer del vital líquido, riegan sus hortalizas con las aguas de desecho sin tratamiento de la ciudad de San Cristóbal de las Casas.
En esa superficie irrigada con aguas residuales sin tratar se produce papa, acelga, zanahoria, ajo, betabel, calabacita, cebolla, cilantro, coliflor, brócoli, tomate, chayote, chícharo, chile, frijol ejotero, haba, jitomate, lechuga y rábano. Se cultivan en promedio 30 hectáreas de papa, con una producción aproximada de 450 toneladas por ciclo agrícola que se distribuyen en todo el estado.
Asimismo, el investigador sugiere que el procedimiento de tratamiento de agua con ozono, el cual se ha hecho en PTAR en países de Europa y ha resultado favorable para erradicar la existencia de otros virus y bacterias en el agua, podría ser una opción viable para que se puedan desarrollar proyectos que permitan desarrollar metodologías para combatir las partículas del Sars-Cov2.
Es muy arriesgado decir yo creo, lo correcto es desarrollar las metodologías para realizar los muestreos que nos permitan que, en México, con los diferentes patrones de temperatura, demostrar con evidencia científica el tiempo que sobrevive el virus en aguas residuales no tratadas y si existe la capacidad de que esta carga viral pueda infectar nuevamente a las personas, finalizó el investigador.
Carencia del agua
Una de las principales recomendaciones emitidas por la Secretaría de Salud, desde la presencia del brote de Coronavirus (COVID-19) en México, ha sido lavarse las manos de manera constante, con agua y jabón; sin embargo, en diferentes estados de la República, millones de personas no podrán cumplir con dicha medida de prevención.
Mario Luis Fuentes y Saúl Arellano, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) revelaron a través del portal México Social que 773,514 viviendas en Chiapas, carecen de agua entubada al interior de sus construcciones, esto, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares (ENIGH 2018), desarrollada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
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