Don Antonio, víctima de la crisis económica por el Covid-19, quebró su negocio e inició otro para sobrevivir
*51.9% de los trabajos en Chiapas son informales. Entre estos empleos, se encuentran las personas que venden en las calles, quienes pese a no tener seguro médico y estar expuestos a contraer Covid-19, se ven en la necesidad de seguir exponiéndose para solventar los gastos de ellos y sus familiares, Don Antonio es muestra de ello.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante el primer trimestre del este 2020, Tuxtla Gutiérrez registraba una ocupación laboral del 95.4% en la población, siendo considerada una de las principales ciudades del país con mayor índice de empleos.
Sin embargo, datos de la misma encuesta señalan que, de esa ocupación laboral, el 51.9% del total de estos empleos de la ciudadanía tuxtleca se encuentra dentro de la informalidad. Es decir, sin sueldos bases, sin seguridad social para ellos y sus familias, sin prestaciones de acuerdo con la ley, etcétera.
El señor Antonio Valenzuela Hernández es parte de ese porcentaje que cuenta con un empleo informal. Es un pequeño comerciante tuxtleco que, como muchos, ante esta pandemia ha resentido la situación económica derivado de ella, por lo que ha tenido que buscar otras maneras de sacar adelante a su familia, conformada por sus dos hijas, su esposa y él.
Residente de San Pedro Progresivo, una de las colonias ubicadas al norte oriente de la ciudad, todos los días sale de su casa por las mañanas, con su mercancía a cuestas, para buscar un punto en el que pueda exhibir su mercancía con la esperanza de vender lo suficiente para llevar el gasto a su hogar.
Con una venta de cubrebocas, caretas, lentes y goggles, desde el mes marzo aproximadamente, ha buscado una manera de generar ingresos ante esta situación de salud y también contribuir con la sociedad para concientizar de la importancia de protegerse y cuidarse para prevenir contagios y que la entidad siga sumando casos positivos.
«Tuve la oportunidad de iniciar este negocio y pues ahorita aquí estamos. Es complicado por el tema de la enfermedad ya que me expongo», comenta, ya que anteriormente se dedicaba a atender una tienda de abarrotes y posteriormente a la venta de alimentos, pero al registrar bajas en las ventas, se vio en la necesidad de comenzar otro negocio para sobrellevar los gastos.
Don Antonio sabe que, al ser un negocio informal, las ganancias diarias varían, puesto que depende totalmente de los clientes que pasan por ahí y se detienen preguntar los precios de sus productos y regresan a comprarle, por lo que en promedio gana unos $300 pesos diarios.
La inversión de él y su familia, le ha dado la oportunidad de mantenerse activo, ya que, como cuenta, sus proveedores le dieron la oportunidad de proporcionarle los productos a crédito, para no presionarlo y darle tiempo que venda de acuerdo a su ritmo y pueda obtener dinero para seguir invirtiendo y no quedarse sin que ofrecerle a su clientela.
«No es fácil, porque para tener capital para invertir se requiere tener la gracia con el cliente» señala, ya que para él, vender requiere de generar un vínculo de simpatía con quién se acerque a ver cada uno de los equipos de protección que ofrece.
«Es bien importante que nos mantengamos protegidos, pienso que las autoridades deberían dejar como medida de protección al menos el cubrebocas, porque no es solo para proteger a los demás sino a uno mismo» destaca, frente a las cifras por contagios de Covid-19 en el estado, que ya se contabilizan poco más de 4,800 casos.
Como Don Antonio, existen muchas personas más que, día con día, se ven en la necesidad de salir a las calles para buscar el sustento de sus familias. Con jornadas laborales de 8 hasta 10 horas, se mantiene en las calles de la ciudad con el temor de que algo pueda pasarle, pese a las fuertes lluvias que han azotado a la ciudad o a los intensos calores de Tuxtla Gutiérrez.
De lunes a sábado, carga con varias cajas y rejas en las que exhibe sus productos, llega a casa con algunos pesos para la comida y seguir solventando la tienda de abarrotes de la que su familia depende económicamente, puesto que, ante una situación de enfermedad, las ganancias de sus negocios tendrían que cubrir los gastos médicos de cualquiera de los integrantes de su familia.
“Cuando uno no depende de un sueldo, hay que salir a buscar cómo llevar el sustento a la casa, obviamente de manera lícita”, señala, amable y sonriente aunque tenga que estar muchas horas fuera de casa para salir adelante y exponerse, pese a mantener sus medidas de seguridad para brindar confianza a las personas que se acercan a su puesto, atraídos por los productos para cuidarse que él les ofrece.
Otra de las preocupaciones de Don Antonio es que en ocasiones las personas que llegan a comprarle lo hacen sin ninguna protección, y algunas de ellas manifiestan haber sido poseedores del virus del Covid-19 y ya estar recuperados. Sin embargo, se mantiene contento de poder ayudar a que los demás se protejan, llevándoles lo necesario a un punto cercano y optimista de poder seguir solventando a su familia en tiempos difíciles.
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