Casa de parto y curación Na Metik’ Chich’, un proyecto que se hace realidad
*El dinero se empleó para comprar los materiales necesarios para la elaboración de la casa de parto y curación, como fueron 2 toneladas de cemento, 1 tarea de piedra, 7 kilos de clavos, doce docenas de tablas, 32 polines, 36 reglas, 1000 adobes, 1500 ladrillos, 2000 tejas, 4 vidrios 105x105cm y 3 puertas de 90 x192cm y la mano de obra de algunos albañiles.
Caridad, partera tradicional tzeltal y Tlazocamati Producciones, colectivo interdisciplinario de cine etnográfico y comunitario dedicado a la investigación, documentación y difusión de saberes, experiencias, tradiciones y cosmovisiones de los pueblos indígenas y campesinos del mundo, se unieron para la realización del Proyecto Casa de parto y curación Na Metik’ Chich’.
Tlazocamati Producciones busca dar voz a aquellas personas que cuidan la raíz y sabiduría de sus pueblos y que luchan en defensa de sus territorios, conocimientos, oficios y modos de vida, para contribuir a que pervivan los saberes y prácticas que el capitalismo neoliberal busca desaparecer a toda costa.
Caridad ayuda a dar a luz a cientos de mujeres cada año. Es una curandera reconocida en su comunidad ubicado cerca de San Cristóbal de las Casas, ella no contaba con un espacio autónomo en donde pudiese recibir a las personas que acuden con ella para revisarse, parir o curarse.
El objetivo de la campaña que iniciaron alrededor de dos meses atrás, en la plataforma Donadora, fue la de recaudar recursos necesarios para la compra de materiales y así construir la casa de parto y curación Na Metik’ Chich que significa Casa Abuela Luna.
Añadieron que ya contaban con el terreno en donde realizar la construcción, pero les faltaba adquirir los materiales. Mediante los donativos que obtuvieran construyeron un espacio digno en el que Caridad recibirá a las mujeres de la comunidad que requieran atención y cuidados durante el embarazo, el parto y el postparto.
Asimismo, a niños y personas de todas las edades que busquen sanación a distintas enfermedades. En la tradición Tzeltal ese trabajo no tiene un precio, cada paciente la retribuye con lo que sea su voluntad.
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