Aldama, incidencia desde la fotografía
Que es cultura?, esta fue una de las preguntas detonantes en mi proceso de iniciación en la antropología. Hoy esa misma pregunta volvió a mi mente en el panteón de Aldama, Chiapas.
Cuando llegué por primera vez a esta comunidad, en 2010, me pareció un territorio lejano, visualmente muy preciso, desde la perspectiva de los imaginarios etnográficos de los antropólogos clásicos. Sus textiles, la identidad de sus pobladores muy vinculada a los usos y costumbres, con referentes culturales identificados y catalogados por científicos sociales al servicio de la nación. «Así era la gente de Aldama».
A nueve años de distancia, mi percepción dista mucho de ese panorama clásico. Hoy he visto en Aldama un territorio culturalmente valioso en su practica y sentido comunitario. Un territorio atravezado por intereses políticos, porque su población es un «objetivo» en los procesos de «contrainsurgencia» que impactan a la región desde 1994.
Aldama está impactada por la fragmentación política, para hacer de este territorio fragmentos que no se puedan reconstruir tan fácilmente. Pero esto es un abstracto histórico. Aquí faltan las voces de los actores que han vivido la violencia generalizada por el estado, la falta la palabra de los familiares asesinados por los disparos que vienen del municipio aledaño, hace falta la reparación de los daños y, por supuesto por la falta de justicia.
Yo utilizo la fotografía desde una posición política y con sentido de incidencia en la realidad, la podría denominar «antropología visual aplicada». Estas son imágenes que hablan desde una perspectiva antropológica, política, y personal, de los procesos sociales en Aldama, sin olvidar que dentro de este conflicto, hay responsables directos.
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