Tapachula, la melilla mexicana para los migrantes africanos
Atrapados en esta ciudad fronteriza, más de tres mil migrantes africanos sobreviven en condiciones precarias y sin ser vicios básicos, desde donde exigen su libertad de transito por el territorio mexicano. Se autodenominan “rehenes” de la política migratoria impuesta por el gobierno de Donald Trump al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Han viajado poor varios días, semanas y meses, algunos en avión, otros en barco, unos en tren, otros en autobuses, pero pero eso sí, todos han tenido que caminar cientos y cientos de kilómetros, incluso por la selva amazónica, para subir desde Sudamérica hacia Norteamérica.
Llegaron a esa región del hemisferio americano desde diversos países del continente africano para luego subir poco a poco hacia el norte con el objetivo de llegar a Estados Unidos o Canadá, pero su viaje se vio truncado en la antesala de su destino, en esta ciudad de la frontera sur mexicana
Apostados en casas de campañas, bajo los fuertes aguaceros de la temporada y el calor que oscila en los 35 grados en promedio, sobreviven afuera de la Estación Migratoria Siglo XXI, la “estación modelo” creada en el gobierno de Vicente Fox.
Ahí, los migrantes africanos entre hombres mujeres y niños, deambulan, ahí cocinan, ahí cerca buscan entre la maleza hacer sus necesidades fisiológicas.
Los niños juegan a la pelota o inventan sus propios juegos, ajenos a la angustia que viven los adultos de no poder avanzar hacia el norte del país como pretenden, pues el retorno o la repatriación ya no es una opción para ellos.
Si bien, afuera de la Estación Migratoria Siglo XXI hay unos 500 migrantes acampando, es en los alrededores o el centro de Tapachula, donde se encuentran la mayoría, unos tres mil migrantes africanos que se han refugiado en casas abandonadas, en iglesias, en los corredores de algunos vecindarios, en las posadas más baratas y modestas. Son pocos a quienes les alcanza para pagar un modesto hotel.
En las calles de Tapachula, los lugareños se cruzan con los africanos, que caminan de un lado a otro. La plaza central por las tardes esta atiborrado de migrantes africanos. Contrastan por su color de piel entre la multitud mexicana. Algunos hombres corpulentos atraen las miradas de los citadinos, algunas mujeres negras con su figura femenina curvilínea no pasan inadvertidas.
Es el nuevo paisaje que retrata ahora la migración. Pero se dicen atrapados. Se dicen secuestrados. Encarcelados en una ciudad de la que no pueden salir ni avanzar en su camino. Rehenes de la política migratoria que el gobierno del presidente Donald Trump le ha impuesto a su homólogo mexicano.
Después de tantos países andados, los migrantes africanos reclaman, que en ningún país los habían tratado tan mal como en el mexicano.
Es una torre de babel, la multitud de migrantes africanos, también llamados migrantes extracontinentales, algunos hablan inglés, otros francés, portugués y otros más alguna lengua nativa de los países que proceden como Senegal, de los países del Congo, Sierra leona, Sri Lanka y Camerún, a los que se le han sumado los migrantes de este hemisferio, los de la República de Haití.
Son pocos los que han aprendido o se esfuerzan por hablar el español, como María, una mujer que se identifica así ante los medios y los periodistas, para simplificar su identidad.
Originaria de Angola, donde dice que empezó a hablar en español gracias a las telenovelas mexicanas que veía allá en su país. En su país, era una activista y defensora de los derechos de las mujeres.
Refiere que fue gracias a que vio muchas telenovelas mexicanas es que pudo aprender esta lengua que ahora le facilita poder manifestar su inconformidad y ser la vocera de sus hermanos africanos. Simplemente María fue su telenovela favorita, protagonizada por Victoria Ruffo, su actriz mexicana favorita. Y de entre los actores de las muchas telenovelas que vio, menciona que su favorito es César Évora.
María es madre de siete hijos, salió el 16 de mayo de su país. Más de tres meses viajó de un continente a otro y luego desde Brasil cruzó la selva amazónica, pasó Colombia, Panamá, Centroamérica, pero en México quedó varada.
Dice que en todos los países les dieron agua, comida, atención médica, les dieron albergue de forma temporal, porque sabían que ellos estaban de paso, y no era su intención quedarse en esos países por los que caminaron.
María enseña fotos desde su celular, los videos de las largas caminatas en la selva, entre la espesa maleza y los lodazales, con sus hijos atrás de ella.
La mujer angoleña se dice decepcionada de este país, del gobierno de México, pues dice que tenía otra imagen muy idealizada, de este país productor de telenovelas donde los pobres salen adelante en la adversidad. La realidad es otra muy distinta, señala.
Desde su país, sus amigas le preguntan si ya pudo conocer a los actores y actrices mexicanas, y pasa lista de todos ellos, la mayoría de Televisa. Pero les dice que apenas esta en la frontera sur mexicana y les han impedido pasar o llegar al centro del país.
Entrevistada en su casa de campaña, María critica que el gobierno de México se haya doblegado ante el gobierno de Donald Trump y ahora ellos sean las víctimas, los rehenes de esta política anti inmigrante, pero específicamente contra ellos.
Además de sufrir la indiferencia de las autoridades migratorias tienen que sufrir el rechazo y la discriminación social, son señalados de portar el virus del ébola, de ser los causantes del incremento del VIH en esa región fronteriza, como se publicó en Milenio el 24 de septiembre.
En esa nota, la Secretaría de Salud local, a través de la Coordinación Estatal de VIH/sida, y la ONG Brigada Callejera adjudicaron al alza en el flujo migratorio el incremento de casos de enfermedades de transmisión sexual como sífilis y VIH. En particular estigmatizando a la comunidad de migrantes africanos.
Otro de los migrantes extracontinentales que habla un poco de español es Paul Mananga Ntoto, del Congo, de África Central, quien se hace llamar Pablo, está enojado, molesto, encolerizado, cuando el Proceso se le acerca.
Dice que esas noticias les han causado más discriminación hacia ellos por parte de la población local. Y que las organizaciones civiles y las autoridades sanitarias no se le han acercado a hacer análisis ni darles ningún tipo de asistencia médica y no sabe de donde sacan esas conclusiones del incremento del VIH por culpa de ellos.
Pablo, quien tiene 39 días, ha sido otro de los voceros del grupo, quienes han marchado casi todos los días desde la Estación Migratoria Siglo XXI hacia la plaza central de Tapachula. Una protesta muy particular a la que siempre se hace en este país.
Cantan, bailan, tocan silbatos, suenan cualquier objeto que lleven en mano para hacer música, agitan unas palmas o ramas. ¡Libertad, libertad, libertad!. Al unísono todos.
Pablo dice que viven prisioneros en esta ciudad, encarcelados, que no los dejan avanzar, que el gobierno de esta país les ha negado en todo momento le oficio de salida para avanzar por territorio mexicano y llegar a la frontera norte, como pretenden la mayoría.
Irineo Mujica, activista y miembro de Pueblos Sin Fronteras, una organización civil que apoya y defiende a los migrantes, dice que el gobierno de López Obrador esta haciendo ahora el papel de policía del gobierno de Estados Unidos, que le hace ahora el trabajo sucio al gobierno de Donald Trump.
Dice que México es ahora ese muro que Trump le prometió construir a sus gobernados, y que al final les cumplió en que ahora es México el que lo estça pagando y no precisamente es un muro en la franja fronteriza, sino es un muro que abarca todo el país.
Claudia León, del Servicio Jesuita de apoyo a los migrantes, se dice preocupada por lo que pasa en esta ciudad fronteriza de México, donde el sector de los migrantes africanos están sufriendo lo peor de las políticas públicas anti inmigrantes de este país.
Señala que se está viviendo una emergencia humanitaria que el gobierno mexicano no quiere ver o pretende ignorar, y que a un año de que empezó el éxodo migratorio, la situación no ha mejorado en especial para estos migrantes africanos y los haitianos.
El gobierno les ha ofrecido residencia permanente en esta región del país o bien salir por la frontera sur, pero el gobierno violenta el derecho a la protección internacional y les condiciona su estancia legal en el país.
Dice que todo migrante tiene derecho a pedir refugio en el país que así lo desee y no donde se le ofrezca o se le pretenda imponer. Que muchos de ellos vienen huyendo de las violencia en sus respectivos países de origen. Y deportarlos como se ha intentado sólo es enviarlos a una situación de riesgo para ellos y sus familias.
Dice que esta es una “ciudad cárcel” para los migrantes africanos, donde carecen de todos los servicios y atención del gobierno de México, y que todo esto esta en el contexto de la campaña electoral en EU, donde Donald Trump, pretende relegirse y el tema migratorio ha sido toral para lograr su objetivo, de ganar simpatía entre los votantes.
Normalmente, a esta comunidad el gobierno les extendía un oficio de salida para que abandonaran el país en un plazo de 20 días por la frontera que quisieran hacerlo o bien bien regularizar su estancia legal en nuestro país, sin embargo ahora el gobierno los mantiene atrapados, condicionados a regularizar su estancia legal en nuestro país o abandonar el país por la frontera sur. Y esto no viene en ningún reglamento, es un agregado de la política migratoria que responde a una relación diplomática de México con Estados Unidos.
Dice Claudia León que el gobierno mexicano de López Obrador viola los pactos y acuerdos internacionales de protección a los migrantes, al pretender imponer que se queden de refugiados o asilados en este país, cuando ellos no tienen la mínima intención de quedarse en este país.
José Palazón, originario de Melilla, España, fundador de la la Asociación Pro Derechos de la Infancia (PRODEIN), ha trabajado con los migrantes africanos en esa ciudad que lo vio nacer.
Estuvo en Tapachula esta semana y le recordó a Melilla hace 15 años y la política de su país, como la que actualmente asume México, que es crear una ciudad cárcel en Tapachula. Dice que ahora Tapachula es la Melilla de México al ver todas las características que se van dibujando acá similar a las de su ciudad.
Palazón, quien en el 2014 recibió el XVIII Premio Internacional de Fotografía Humanitaria Luis Valtueña, concedido por Médicos del Mundo, por la foto de un grupo de subsaharianos encaramados a la valla mientras unos vecinos juegan al golf, dice que al final Trump si pudo construir el muro, y es este muro inmaterial que está ya en México con Tapachula como centro de retención o prisión de los migrantes.
Con un desfase en el tiempo, pero al final ve en Tapachula, lo que él vio en Melilla hace 15 años, una cárcel para impedir que avancen hacia el norte los migrantes africanos, para evitar que avancen.
Además de la intención de crear esta Melilla mexicana, ve una fuerte militarización de la política migratoria mexicana, donde se ha creado, dice una Guardia Nacional que de civil no tiene nada, pues sólo ha visto militares que portan un gafette, con las letras GN, y listo. En estricto sentido ve una militarización pues de la política migratoria mexicana.
Palazón estuvo en la Estación Migratoria Siglo XXI, donde vio las mismas escenas que le ha tocado ver en Melilla, viviendo en las peores condiciones, las más precarias condiciones de vida humana: “Vi a centenares de familias africanas viviendo a la intemperie, sin ropa, sin comida, en condiciones sanitarias espantosas. No había agua hoy”.
Dice que un país como México no puede consentir que mucha gente esté así, por más que haya un señor en el vecino país norte como Donald Trump, que ha empezado a mandar en México.
México siempre ha sido reconocido a nivel internacional como un país humanitarista, de ayuda a migrantes como los de España que huyeron del franquismo, pero ahora ve la otra cara de México, la que no conoce el mundo entero, la que le ha impuesto el gobierno de Trump.
“Está convirtiendo en cárceles ciudades como Tapachula, que siempre habían sido ciudades de paso”, dice.
Además ve una campaña de criminalización de los migrantes, que si traen sida, que si traen ébola. Agrega que si tuvieran esas enfermedades no llegaría una persona así, porque ya se hubiera muerto en el camino.
“Se le está criminalizando al mismo tiempo que se le está encarcelando. México no puede dejar de ser el que era antes, tiene que seguir con su política propia y no impuesta, no se puede poner a los mexicanos en contra de los migrantes para congraciarse con el vecino país del norte”, dice Palazón.
Llama al gobierno mexicano a no caer en la trampa que EU ha tendido a México, y que México es un país soberano y no debe dejarse imponer políticas que nunca habían sido las suyas.
Es necesario no criminalizarlos porque no son ladrones, no vienen a robar. Estoy en Tapachula y veo que esto ya pasó en Melilla hace 15 años. Y desde luego el gobierno español no puede seguir manteniendo eso.
Dice que España y México deben dejar de crear cárceles como Melilla y Tapachula, pues se les está coartando a los migrantes su derecho a la movilidad humana convenida en pactos internacionales.
Es grave, dice Palazón que además de las criminalización de ser migrantes ahora tengan que padecer el rechazo social fomentado desde el Estado mexicano.
El pasado 28 de septiembre, el titular del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (CNUR), Filippo Grandi, estuvo en Tapachula, en el marco de su segunda visita a este país desde que asumió el cargo. Aquí los migrantes africanos quisieron abordarlo para que escuchara su reclamo. Lo persiguieron hasta el aeropuerto y nunca lo lograron.
Grandi dijo que ellos se ciñen al estricto trabajo de ayuda a refugiados y ellos no lo son aún, que tienen que acercarse a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) y es a través de ellas que su oficina interviene.
Sn embargo, en sus declaraciones de cierre de su visita al país, Grandi dijo que en la frontera sur, “se ocupó de la situación de personas procedentes de algunos países de África, así como de haitianos y cubanos”, y que muchos de los cuales no desean solicitar la condición de refugiado en México.
Y que para las personas que no se encuentren en necesidad de protección internacional, se deben encontrar soluciones de acuerdo con el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular.
Irineo Mujica de Pueblos sin Fronteras y Claudia León, cuestionan que ni el titular de la ACNUR haya escuchado a los migrantes africanos, y que al igual que el gobierno de México, siguen siendo desdeñados y están siendo retenidos en contra de su voluntad. Ni ellos ni ningún otro organismo internacional está abogando por ellos.
Trackbacks/Pingbacks
[…] Tapachula, la melilla mexicana para los migrantes africanos […]