“Montes Azules será historia”, alertan habitantes ante problemáticas ambientales y efectos del cambio climático
*Una hectárea de selva chiapaneca puede albergar 160 especies de plantas y hasta 7,000 árboles
Deforestación, tala ilegal, saqueo de flora y fauna, junto a la sequía extrema que se ha suscitado en este año, son las consecuencias que enlistan guías de turistas y habitantes de la Reserva de la Biosfera “Montes Azules”, por lo que alertan que de seguir así, este Patrimonio Mundial será historia en poco tiempo.
Por los ecosistemas que la conforman, la Reserva “Montes Azules”, es considerada el centro de más alta diversidad biológica en la región tropical del continente Americano. Sitio protegido por el gobierno mexicano desde el 12 de enero de 1978; un año después, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) la incluyó en la Red Mundial de Reservas de la Biosfera.
Ante ello, habitantes de la Reserva han visibilizado que la reciente sequía del sistema lagunario de Metzabok y Najá, es una problemática que se une al conflicto presente con los taladores, agricultores y cazadores.
Llamado urgente
Chinkik Chambor Chanabor, indígena lacandón y guía de turistas de la Reserva, externó que es urgente que toda la ciudadanía haga conciencia sobre el calentamiento global, ya que esta zona ha sido golpeada por una sequía prolongada, que desde hace varias décadas no se veía.
“Todas y todos, debemos tomar ese cambio, existe una gran devastación del área debido a la deforestación, es el momento para actuar de forma urgente y responsable” dijo.
La reserva, ubicada en plena selva Lacandona, colinda con Guatemala en el extremo de Chiapas. Aunque ocupa solamente el 0.16% de la superficie de México, su biodiversidad incluye el 20% de las especies nacionales de plantas, el 30% de las aves, el 27% de los mamíferos y el 17% de los peces dulceacuícolas.
Según la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), una hectárea de selva chiapaneca puede albergar 160 especies de plantas vasculares y hasta 7,000 árboles. En un solo árbol pueden existir 70 especies de orquídeas, cientos de especies de escarabajos, hormigas y otros insectos. Solamente para el caso de las mariposas diurnas, la reserva contiene el 44% del total nacional.
Chambor Chanabor reafirmó al decir que estos fenómenos dañan al Patrimonio Mundial, ya que indicen en la normalidad de los pobladores cercanos, debido a que la actividad turística es la principal fuente de economía para las comunidades cercanas.
“Es urgente hacer un llamado a las comunidad, dejar de afectar a la madre tierra, nos deja débil. Existe una gran deforestación, por eso las autoridades deben tener mayor presencia, en especial la PROFEPA (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente), para que den cumplimiento a la ley” agregó.
Asimismo, comentó que es necesario se penalicen las acciones ilegales como tala ilegal, daño a un área natural protegida o extracción de fauna y flora en peligro de extinción.
“Si las autoridades no actúan de forma inmediata en fincar responsabilidades, la Reserva quedará en la historia. Debemos actuar de forma pronta, detener la tala, el saqueo de animales, las quemas agropecuarias y el cambio de uso de suelo” añadió.
El habitante comentó que desde los guías de turistas locales, se han acercado a comunidades con el fin de sensibilizar el tema de la agricultura y ganadera tradicional, ya que esta erosiona el suelo y destruye las vías de los sistemas acuíferos.
Turismo a la baja
A su vez, Carlos Enrique Díaz Córdoba, Presidente del Colegio de Guías Turísticos de Chiapas, detalló que este tipo de fenómenos naturales, afectan de forma negativa al turismo local.
“El impacto ecológico que está incidiendo tiene que ser aceptado y confrontarlo, desde una seriedad, esto ya lleva años. Si no se trabaja con la sociedad y el gobierno, se va a tener una disminución fuerte de los recursos naturales, que por obviedad repercutieran en el turismo” comentó.
Montes Azules abarca 331 mil hectáreas cubiertas por selvas perennifolias e importantes ecosistemas dulceacuícolas, como las lagunas Miramar y Lacanjá, así como los ríos Negro, Tzendales y San Pedro
En 2002 fue publicado el programa de manejo respectivo, instrumento con el que se regula su operación a fin de conservar los recursos biológicos y culturales de la reserva. Como resultado de los esfuerzos de conservación, se ha logrado recuperar poblaciones de fauna en peligro de extinción, como el jaguar, el tapir, el jabalí de labios blancos, el mono saraguato, el mono araña y la guacamaya roja, entre otros.
Por este panorama, los habitantes exigen acciones puntuales para castigar a las prácticas ilegales que se desarrollan y aumentar los programas que prevengan el cambio climático.
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