Miguel Peralta, justicia mexicana para los pobres
La historia de Miguel Peralta, antropólogo, anarquista y ambientalista mazateco condenado a 50 años de prisión, es la punta del iceberg de la destrucción del tejido comunitario en los pueblos indígenas de Oaxaca
Texto: Lydiette Carrión de Pie de Página
Fotos: Especial / Mariana González
Miguel Ángel Peralta Betanzos tiene 35 años. Es antrópologo, egresado de la ENAH. Se reivindica anarquista, quienes lo conocen, hablan de su vocación ambientalista y de respeto a los animales. Fue condenado a 50 años de cárcel, acusado de homicidio e intento de homicidio, durante una turba el 14 de octubre de 2014 , en su pueblo natal, Eloxochitlán de Flores Magón, Oaxaca. Ahora, un magistrado ha ordenado reposición de procedimiento. Su abogado denuncia consigna en su contra.
Su historia es la punta del iceberg de la destrucción del tejido remanente en los pueblos indígenas de Oaxaca y la posible extinción del sistema comunal conocido como “usos y costumbres”.
Dos voces
La cabeza visible de un primer grupo es Jaime Betanzos Fuentes, un profesor jubilado, magonista, también acusado de homicidio; también en la cárcel. Miguel Peralta Betanzos es su sobrino.
El segundo grupo es liderado por Manuel Zepeda, también profesor jubilado. Su hija, Elisa Zepeda, ha tomado la estafeta. Ella es actualmente diputada local por Morena y acusa a 34 personas de haber matado a su hermano y a un policía municipal, el 14 de diciembre de 2014. Los acusa también de intento de feminicidio contra ella misma y su madre.
Es una historia que todos definen de “compleja”. Muchos platican, pero no todos dan su nombre y apellido.
“Estando en la sierra, en el camino, es muy fácil que te maten”.
Habitante de Eloxochitlán de Flores Magón
Vivir entre cañadas
Eloxochistlán de Flores Magón es un pequeño municipio enclavado en la zona baja de la sierra mazateca. La característica de la región es el paisaje recortado, o como dicen en los libros, la “abrupta orografía”. La mazateca es un territorio interrumpido por cañadas y pequeñas cimas. Esto genera un territorio fragmentado en varios microclimas. En la región Cañada hay zonas calurosas, templadas, pequeñas selvas y bosques de niebla.
Oaxaca es una de las entidades federativas con mayor pobreza en todo México, y la Cañada es la que más rezago presenta de todo Oaxaca.
El agua fluye: los ríos y caídas de agua dan electricidad. Pero esa riqueza no se queda. La gente sólo tiene la opción de sembrar milpa para subsistir, granjas de truchas, árboles de chicozapote. La riqueza de la región no alimenta a su gente. Muchos migran, a la capital oaxaqueña, a la capital o a los Estados Unidos.
Eloxochitlán es pequeño en números: en todo el municipio viven unos 4 mil 300 habitantes. En la cabecera del mismo nombre hay apenas 800 personas.
Dinero: el principio de la violencia
Unos 20 años atrás, las cosas no estaban tan mal. Cada año se rotaban los cargos de autoridad de acuerdo a los usos y costumbres, recuerdan habitantes de a comunidad.
Los ancianos tenían un peso importante para decidir a quién le tocaba servir, explica un hombre oriundo del pueblo. Estos cargos no tenían remuneración. Y el trabajo del presidente municipal, del cabildo, era pedir directamente a las autoridades estatales lo que la asamblea decidía. Por ejemplo, si hacía falta una escuela, se acordaba en asamblea y las autoridades hacían el papeleo.
“Antes le tocaba a todas la familias. No había peleas. No se cobraba. No había ninguna remuneración”, explican. Incluso, “a veces nadie quería ser autoridad”. Pero las cosas cambiaron a partir de 1996, 1997, cuando varias reformas permitieron un manejo distinto del dinero.
Ahora que hay dinero, que hay dietas, muchas cosas se perdieron.
“Las autoridades municipales empezaron a recibir dinero desde el 97. Empezó a haber ciudadanos más interesados en ocupar la autoridad municipal. Fue creciendo la ambición. Y el proceso se volvió violento”.
Habitante de Eloxochitlán.
—¿Antes no era así de violento?
—No. Se acostumbraba mucho el tequio, la manovuelta. Flores Magón, en uno de sus escritos, le denominaba el comunismo primitivo. Guelaguteza o manovuelta. Y la forma de elegir era distinta…
De manovueltas y topiles
“Le decían a uno: ‘mira, tienes que entrarle, la gente se está fijando en ti. Se te pide que seas’. Se tenía que echar sermón para que aceptaran el cargo”.
Habitante de Eloxochistlán.
No cualquiera podía ser presidente municipal o alcalde. Había que trabajar, y hacer otros encargos primero.
El primerísimo, es el topilillo (el encargo más bajo), luego el topil, que es un mensajero. En tiempos antiguos, los topiles caminaban hasta 12 horas en la serranía para llevar un mensaje. Luego estaba el regidor de mercado; y después el regidor de escuelas. Este último era el encargado de recoger a los niños que no asistían a clases.
Después, venía el topil mayor, el síndico… y sólo hasta que una persona había realizado todos estos “encargos”, podía ser presidente municipal. Entonces gestionaría ante la federación y el estado de Oaxaca los recursos y para qué se usarían.
Tras ser presidente municipal o síndico, una persona podía aspirar al cargo de alcalde municipal.
“El alcalde era la persona de mayor edad, uno que ya había cumplido de síndico o presidente municipal. Alcalde primero constitucional es la figura. Es un auxiliar del juez de primera instancia. Es el que establece el deslinde de terrenos y límites territoriales. Ponen las mojoneras.”
Habitante de Eloxochistlán.
Al terminar el cargo de alcalde, una persona quedaba inhabilitada. Ya había recorrido todos los cargos del servicio a la comunidad, y no podía volver a serlo.
Pero eso se perdió a partir del 97. “Todavía hay algunos pueblos que se entienden. Todavía practican sus usos y costumbres, como San Pedro Ixcatlán”, recuerda un anciano.
La corrupción del dinero
César Mateos pertenece a la organización Comuna Oaxaca. Es simpatizante de Morena. Ha sido mano derecha del legendario Flavio Sosa Villavicencio desde la época del movimiento de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca. Él hace clara su simpatía hacia Elisa Zepeda. Pero se le pregunta por qué desde el 97 hubo algo que se rompió.
Él coincide. Así fue. Aquel año, una reforma determinó a que los ramos federales 33 y 28, para infraestructura, llegaran directamente a los municipios.
“A partir de ahí empiezan a agudizarse las contiendas electorales, tanto de regímenes de partidos políticos o de usos y costumbres. Sí. Esta reforma sí cambió la dinámica al interior de los municipios de toda Oaxaca”.
César Mateos.
Luego, ya con el panista Vicente Fox en la presidencia de la República, hubo otra modificación que, a juicio de Mateos, crispó aún más el interior de las comunidades. “La fórmula que propuso el PAN en aquel entonces era un monto de acuerdo al número de habitantes. Sí consideraban si se trataba de municipios indígenas o con mayor o menor marginación. Pero este cambio propició que las capitales de los municipios grandes comenzaran a recibir más dinero”.
Mateos asegura que esta reforma agudizaron aún más los problemas.
“Con el dinero que recibían los caciques se fortalecieron. Se empiezan a poner más violentos. Con esa reforma viene la ley de coordinación fiscal, con eso también empiezan las agencias municipales, que si pueden o no participar en las contiendas, y si pueden o no pedir para que su pobreza sea mermada. Es cuando los conflictos se agudizan, sobre todo en las contiendas electorales de usos y costumbres”.
César Mateos.
¿Por qué afectó más a los de usos y costumbres? Por el simple hecho de que antes no recibían dinero directamente.
Susceptibles a la corrupción de constructoras
“Te pongo un ejemplo”, explica Mateos: “En la sierra mazateca, Santa María Chilchotla: Tiene 100 localidades, es de las más grandes. Es muy pobre, pero le llega muchísimo dinero, creo que cerca de 70 millones al año. Estás hablando de 210 millones de pesos que recibe un presidente municipal en tres años. ¿Sabes quiénes ganan las elecciones allá? Las constructoras. Ellos violentan su proceso histórico de usos y costumbres. Ellos violentan las asambleas. Huautla de Jiménez (muy cerca de Eloxochistlán) es otro ejemplo. Un presidente del PRD compró ¡una loma! ¡Hizo su Casa Blanca (en referencia a la casa del expresidente Enrique Peña Nieto). Es uno de los municipios más grandes, muy pobres, y este señor se hizo hasta un gimnasio con vidrios polarizados y blindados que daba a la calle”.
Pero volvamos a Eloxochitlán.
Los Zepeda y los Betanzos
La historia es anterior, pero podemos iniciar como punto de arranque el año 2005, cuando Jaime Betanzos Fuentes, profesor de la sección XXII de la CNTE, y declarado magonista, tomó posesión como presidente municipal de Eloxochitlán.
Para 2006, estalló el conflicto magisterial más grande del siglo XXI: la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). El enemigo frontal era el gobernador de aquel entonces, Ulises Ruiz.
Ese mismo año, Jaime Betanzos Fuentes recibió a Ulises Ruiz en el municipio. Fue el único presidente municipal de origen magisterial que lo hizo. Inclusive la sección XXII, que estaba en pie de guerra, lo desconoció desde entonces.
La gente que simpatiza con él justifica esta acción: “recibió a Ulises de forma institucional. Necesitábamos que se construyeran dos escuelas”.
El regreso de Elisa
El tema de Ulises Ruiz fue un escándalo a nivel de sindicato, pero no en Eloxochistlán. Betanzos estaba fuerte en el ánimo de la gente. Por aquellas fechas, al pueblo regresó una joven, sobrina de Jaime Betanzos. Su nombre es Elisa Zepeda. En un acto público, Betanzos la recibe y la “presenta en sociedad” con todo el pueblo. De alguna manera da a entender que ella es su heredera política.
Este momento lo narran simpatizantes de ambos grupos. ¿Qué pasó después? Nadie dice saber.
Después de terminar su gestión, a Betanzos Jaime se le acusó de haber desviado 8 millones de pesos de algunos fondos municipales. Así lo recuerda Flavio Sosa Villavicencio, el exlíder de la APPO.
“En aquel entonces yo ya había salido de la cárcel (pasó presos varios años después del movimiento de la APPO) y llegué a ser diputado local en el 2010. Él me buscó. Muchos del magisterio me dijeron que por qué lo ayudaba, si había recibido a Ulises Ruiz. Pero pues sí, lo ayudé. Éramos amigos”, dice Sosa.
Ahora ya no lo son. Flavio respalda a Elisa.
“El ataque contra Elisa fue brutal. No puede quedar impune.” Al preguntársele por la violencia ejercida por seguidores de Zepeda, responde: “yo sólo conozco a Elisa”.
El fin de la paz
A Betanzos se le reconoce como luchador social en su pueblo. Con cercanía al PRI, sí. Dicen unos. Con ese temilla de Ulises Ruiz. Para 2008 Eusebio Morales Alfaro fue elegido como presidente municipal, cercano a Betanzos Fuentes. Hubo algunas quejas pero todo se calmó. El concejo de ancianos siempre conciliaba grupos en disputa. Lo más importante era la unidad y bienestar del pueblo y la funcionalidad de la Asamblea Comunitaria.
“Pero cuando entra [Manuel] Zepeda… empezó a haber conflictos”, explica un hombre. Esto fue en 2011 a 2013.
El primer preso político de Gabino Cué
La elección se hizo el 14 de noviembre de 2010. En aquel entonces, La Jornada reportó que Manuel Zepeda Cortés ganó el cargo de presidente municipal. Pero antes de entrar en funciones, “suplantó” al presidente municipal Eusebio Morales y ordenó a una de las constructoras que financiaron su campaña escombrar la carretera de una agencia municipal de derrumbes ocasionados por las lluvias.
“En asamblea, el pueblo acordó desconocerlo y elegir en su lugar a Alfredo Pacheco Bolaños, pero el primero de enero ninguno de los dos pudo recibir el bastón de mando de manos de Morales”.
“Durante casi todo enero hubo dos alcaldes porque el gobierno de Gabino Cué insistió en reconocer a Zepeda Cortés. Así que los seguidores de Pacheco Bolaños bloquearon por tres días la carretera Huautla de Jiménez-Tehuacán y cerraron las escuelas (ya tenían en su poder el palacio municipal)”.
Jaime Betanzos, quien tenía el cargo de Alcalde, escribió: “La Asamblea Comunitaria buscó siempre los cauces legales en diciembre y enero, encontrando en la encargada de la Secretaría General de Gobierno [del estado de Oaxaca] Irma Piñeyro, un desaire institucional que envió nuestro caso a segundos niveles”.
Para el 26 de enero de 2011, Jaime Betanzos fue detenido en la ciudad Oaxaca. Para muchos, fue el primer preso político del gobierno de Gabino Cué.
De nuevo, una voz del pueblo esclarece: “Los gobiernos que estaban anteriormente en Oaxaca, citaban a los pueblos para estar en paz… pero Gabino Cué no lo hizo así. Criminalizó a una parte del conflicto.
Jaime Betanzos… el primer preso político de Cué. Lo cierto es que desde entonces, Eloxochitlán perdió la paz. Algunas notas refieren que aquel año hubo distintos hechos violentos, siempre con armas de por medio.
La periodista Laura Castellanos narra en Gatopardo que Zepeda está vinculado con Eleazar Hernández Ordaz, quien instauró el cacicazgo histórico.
El primer preso político de Zepeda
Pedro Peralta toma la llamada desde la caseta telefónica de Eloxochitlán. No tiene teléfono propio, así que la comunicación es fragmentada. Él es padre de Miguel, el joven antropólogo que ahora está detenido.
Pedro narra su propia detención, en agosto de 2012. Una detención y acoso judicial que él atribuye a la familia Zepeda, y que hasta la fecha no ha terminado.
“Yo estuve 3 años en la cárcel, me torturaron, las autoridades municipales en el año 2012. Fui a un tequio con el profesor Jaime [Betanzos] y otros y caímos en una emboscada de un tal Vicente Vidal Zepeda Cortés. Es hermano de Manuel. Fuimos y de regreso estaba bloqueado todo el camino. Estaba don Vicente, policías, con palos y piedras, atravesaron la patrulla. Todos se fueron. El único que no pudo correr más fui yo [él tenía entonces 56 años]. A mí me agarraron. De lo que me acusaron, nada hice. De los que dicen que yo lastimé no los vi. Son jóvenes, tenían 18 y 20 años. ¿Cómo les iba a hacer algo yo?
“Me montaron un arma, un arma vieja, que no servía. Pero le recortaron el cañón y [con eso] pasó a ser uso exclusivo del Ejército. Y aparte no sé qué daño fue. Yo pagué por todos. Me torturaron, me hicieron pasar una noche entera en la camioneta oscura… un tal policía Sabino Martínez, que anda hasta la fecha como chofer de Elisa [Zepeda].
“Todos los que yo supuestamente lastimé están en la Presidencia, uno tiene la patrulla. Otro tiene el camión de volteo. Todos están empleados.
“Me pegaron y me dejaron inconsciente. Me aventaron como perro. Me trajeron al centro, de ahí me trajeron a la camioneta oscura, en lo que fabricaron los delitos. Toda la noche me tuvieron vigilando, torturando físicamente.
“Me depositaron en la cárcel. Pero el director de la cárcel no me quería recibir. Decía: ‘qué tal que se me muere aquí, y no tienen papel’. Pero todavía les dieron chance para hacer la entrega formal de mi persona”.
Tres años más tarde, a Pedro Pereda lo declararon culpable de posesión de arma exclusiva del Ejército. Su abogado, defensor de oficio, le sugirió que pagara 5 mil pesos para salir de la cárcel y no se quedara un año más.
Los siguientes años tuvo que ir a “firmar” cada temporada a la Ciudad de México (su “delito” es del fuero federal). Recientemente terminó lo de las firmas. Pero la pesadilla, no. Le dijeron que su proceso seguía abierto en Huautla. El abogado de oficio dejó cosas inconclusas. Ahora debe pagar más dinero y declararse culpable o apelar.
En noviembre de ese mismo 2012, hubo otro conflicto, recuperado en la Recomendación 02/2015, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. La misma recomendación que narra el caso de Elisa Zepeda da cuenta de este atropello: El caso inició porque personas “cercanas a Zepeda”, balearon un autobús y una persona que tomaba fotografías fue agredida.
La víctima número 120 de la recomendación “sufrió diversas lesiones al estar realizando una actividad periodística en la comunidad de Eloxochitlán de Flores Magón, Oaxaca; hechos por los cuales la Procuraduría General de Justicia Estatal inició una investigación, la cual fue atraída por la FEADLE”.
La recomendación señala: el Juez ordenó ejecutar 22 órdenes de aprensión, que jamás se cumplimentaron. Ello “a pesar de haber transcurrido más de 20 meses, incluso se reportó la defunción de uno de los indiciados….”.
El indiciado que murió es el hermano de Elisa Zepeda: Una de las víctimas del 14 de diciembre de 2014.
Los estudiantes de la ENAH
El 15 de mayo de 2013, apareció la siguiente carta en el Correo Ilustrado de la Jornada
“Priístas abusan de la buena fe de estudiantes de Eloxochitlán
“Somos representantes de un municipio indígena mazateco de Oaxaca y acudimos a este medio en virtud de que algunos estudiantes de la ENAH han convocado a caravanas y actividades en el municipio de Eloxochitlán de Flores Magón. Lo lamentable del asunto es que bajo el escudo de una inexistente asamblea comunitaria han acudido a apoyar a un grupo denominado Unión de Comunidades Campesinas Marginadas (Ucocam), de filiación priísta, encabezada por los CC. Jaime Betanzos Fuentes y Alfredo Bolaños Pacheco, entre otros. […]
La carta está firmada por Manuel Zepeda Cortés, presidente municipal; Eleazar Bravo Fuentes, síndico; Juan Manuel Hernández y Silverio Gallardo Cabrales.
20 millones, perdedizos
Aquel 2013, Manuel Zepeda dejó la presidencia municipal. En su lugar quedó Alfredo Bolaños Pacheco, cercano a Betanzos. Inmediatamente Se acusó que la Auditoría Superior de la Federación reclamaba especificar el uso de 20 millones de pesos que se dio a la administración de Zepeda.
Al respecto, Elisa Zepeda, en entrevista telefónica, replica:
“Al final de la administración de mi papá, el municipio fue beneficiado por el programa de vivienda, por una cantidad de poco más de 20 millones de pesos para 187 viviendas. Para noviembre ya se tenían autoridades electas. Uno de ellos fue Alfredo Bolaños.
“Él se negó a recibir nada del expediente, alegó que eso no era su gestión. Así pasó un año sin que el Fonatur tuviera avances administrativos. Con eso se generó una auditoría. Pero ahí están las 187 viviendas.” [Este reportaje no alcanzó a comprobar la existencia de las 187 viviendas.]
Pasó la administración de Bolaños. Llegaron las nuevas elecciones. En noviembre regresaron la crispación, las amenazas. También las constructoras y las despensas, el dinero otorgado de forma extraña.
Sueltan mucho dinero, pero para comprar votos. Antes no era así. El dinero se usaba para la comunidad, no para fines electorales. Se supone que nos seguimos rigiendo por usos y costumbres, pero en los hechos, este ya es un sistema de partidos.
Habitante de Eloxochistlán
Y así llegó el 14 de diciembre.
El 14 de diciembre
El domingo 14 de diciembre de 2014 tiene múltiples versiones. Una de ellas es la de la prensa de aquel día:
“A dos muertos, siete heridos y siete detenidos, entre ellos, el presidente municipal de Eloxochitlán de Flores Magón, Alfredo Bolaños Pacheco, ascendió el saldo de las acciones armadas que realizó el ex munícipe y un grupo armado, en revancha por desconocerlo como alcalde de esa localidad de la región de la Sierra Mazateca.”
Otros contradicen. La elección de presidente municipal había sido un mes atrás. El grupo de Zepeda se declaró vencedor; pero, acusaron, se trató de fraude; incluso hubo denuncias por ello.
Aquel 14 de diciembre, sin embargo, era la elección para alcalde.
El grupo de Betanzos asegura que se reunieron en la plaza, y desde el Palacio Municipal los atacaron a balazos. Entonces la gente se cansó, se enardeció y centenares de personas se enfrentaron en la plaza.
Elisa Zepeda lo cuenta diferente: estaban pacíficamente reunidos en la plaza, cuando llegó un grupo “vestido de negro y embozado” lanzando bombas molotov. Ella se encontraba en el parque junto al Síndico Municipal, Juan Manuel Hernández Mendoza, y su tío Vicente Zepeda [el que fue acusado por Pedro Peralta de emboscarlos y llevarlo a la cárcel].
La diputada insiste: “la agresión contra mí fue por ser mujer y aspirar a cargos políticos. ‘Hasta aquí llegaron tus sueños, pendeja, no te vuelvas a meter en los asuntos del pueblo’”, narra que le dijeron antes de asestarle un machetazo en la cabeza. [En efecto, la participación de la mujer había sido marginal en la región.]
Una mujer salvó a Elisa. Se interpuso entre sus agresores y advirtió: ¡la van a matar! Eso le dio tiempo a Elisa de refugiarse en casa de sus papás. Pero una vez ahí hubo un nuevo ataque. La golpiza fue brutal. En este ataque, murió a machetazos el policía municipal Gustavo Andrade Estrada.
Dolor
Manuel Zepeda Cortés, fue golpeado y sacado de su casa. Lo dejaron sobre una patrulla. De nuevo, las versiones se dividen. Unos dicen que lo regresaron con vida. Otros sostienen que no: Vicente murió sobre esa patrulla.
A la madre de Elisa la machetearon en la cabeza. Un video registra cómo es cargada entre varios, quienes hablan en mazateco con desesperación. Su cráneo está abierto. Su rostro. bañado en sangre. Elisa explica: su madre perdió un ojo.
“No quisimos hacer escándalo de esto. Pero no puedo creer que los quieran liberar. Yo sigo recibiendo amenazas”.
Elisa Zepeda, diputada estatal.
Un día después, había órdenes de aprehensión . Fueron detenidas al menos 15. Entre ellas, Jaime Betanzos y su sobrino Miguel Peralta Betanzos, el antropólogo. Otros han seguido a salto de mata todo este tiempo.
Miguel ni estuvo
Pedro Peralta sostiene: “Miguelito ni siquiera estaba aquel día. No estaba. Esto es odio. Se ensañan con nosotros, porque no apoyamos sus formas”.
Roberto López es abogado defensor de Miguel. “No hay una sola prueba de que Miguel participó en los hechos”. Hay sí, pruebas de que efectivamente hubo dos muertos, y de que hubo hechos violentos. Pero no hay una sola prueba de que Miguel haya participado.
En lo único que se basa la condena es en las declaraciones de Elisa Zepeda.
En sus primeras declaraciones, Miguel no fue señalado. Fue en días posteriores que lo menciona. Y sus declaraciones son replicadas en copy paste por otros supuestos testigos. Por ello no cumplen con las características para ser tomadas legalmente como pruebas. Las declaraciones se repiten hasta en los errores, sólo recortaron y pegaron. Esto legalmente no es aceptable.
De hecho, agrega Roberto López, la irracionalidad es tal, que, con las mismas pruebas, el juez que condenó a 50 años de prisión a Miguel Peralta Betanzos, declaró inocentes a otros cuatro procesados.
Los tentáculos de “la ley”
Pero hay consigna, asegura López. Esos mismos detenidos que ya fueron declarados inocentes por el cargo de homicidio calificado, están siendo procesados por tentativa homicidio, por medio de las mismas pruebas.
Miguel fue condenado a 50 años de prisión. Su defensa interpuso un recurso. El juez de segunda instancia a cargo determinó que no se había seguido el derecho a debido proceso. En realidad, no quiso entrar al fondo del asunto –las pruebas que hay o no hay contra Miguel–, y sólo se pronunció por el hecho de Miguel no pudo estar en la audiencia de cierre de proceso.
En efecto, el 27 de septiembre de 2018 (un año atrás). Miguel no pudo asistir a su audiencia final. En aquella ocasión, el juzgado “olvidó” enviar el oficio al reclusorio para que lo trasladaran. Así que acordaron dar la autorización de que la audiencia se llevara a cabo en ausencia del acusado. Tres meses después fue hallado culpable.
La defensa legal recurrió, y un tribunal de segunda instancia concluyó que se había violado el derecho a debido proceso porque Miguel no pudo asistir. Así que ordenó reponer el proceso a partir de esa última audiencia.
En este proceso burocrático pasó un año. Un año de Miguel en la cárcel, de sus compañeros en la cárcel. Llegó de nuevo septiembre. el 12 de septiembre de 2019. Y Miguel tampoco asistió: esta vez, en la cárcel alegaron que no había patrullas para llevarlo.
Así es la justicia para los indígenas mazatecos. Para los pobres.
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