Parteras tradicionales: la satisfacción de ayudar a nacer

Crean la red de parteras tradicionales de Chiapas

#AlianzadeMedios | Por Beatriz García de Trinchera 

María de Jesús Galindo Miranda, de 64 años de edad y originaria de Los Valles, municipio de Atoyac, y Leonora Reyes Taviano, de 76 años de edad y oriunda de Chilacachapa, municipio de Tixtla, son parteras por convicción. Las dos, pertenecen a las miles de parteras en el mundo que han contribuido al nacimiento de bebés en zonas donde no hay médicos, no alcanzan a llegar a la clínica más cercana a su pueblo o simplemente por la confianza y el trato humano que brindan a las parturientas.

En el censo 2017, de acuerdo a datos proporcionados en una reunión de trabajo con organizaciones, en Guerrero se contabilizaron dos mil 699  parteras, de las cuales, 939 estaban activas. El 80 por ciento se concentra en las regiones Montaña, Centro y Costa Chica; además, hay 64 parteras profesionales egresadas de la Escuela de Parteras Profesionales del Estado de Guerrero.

La partería conlleva a la atención de las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio, así como al recién nacido. Durante el proceso ayudan a prevenir y detectar anomalías, la búsqueda de asistencia médica y aplicación de medidas de emergencia. Esto de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud.

En materia de políticas públicas para el reconocimiento de esta práctica ancestral en el estado, aún es una tarea ardua para las parteras organizadas. Sin embargo, el año pasado más de 50 organizaciones impulsaron la campaña «Vamos por la Partería», para comenzar esa búsqueda de leyes para la atención materna perinatal, haya un incremento en el presupuesto y se fortalezca la práctica con base a los derechos humanos, género e interculturalidad.

 

María de Jesús Galindo Miranda

 

Doña Chuy, como la conocen en Los Valles, ha contribuido desde hace más de 15 años para que decenas de mujeres tengan un embarazo saludable y sin riesgos para el nacimiento de sus hijos, en zonas donde se carece de médicos.

Aunque a lo largo de su vida sólo ha atendido dos partos, sus manos han sido instrumento para acomodar a bebés en el vientre de su madre. Si vienen atravesados, de pies, con el cordón umbilical enredado, no es impedimento para que nazcan por parto natural, pues doña Chuy sabe cómo hacerle para acomodarlos.

Comenta: «No me dediqué, hice algunos favores a personas que estaban bajas de recursos, no tenían dinero, entonces les ayudé; ya hace como unos 10 años; después, hace como cinco años, aquí en una colonia, llegó una muchacha, creo que venía de la Costa Chica… se iba a aliviar… la anduve ayudando. No saqué yo el parto, porque ya no dejan, ya se atienden en el hospital; yo la ayudé porque le acomodé al niño, se le atravesaba y los dolores le daban. No podía nacer. Venía del hospital y la regresaban; entonces le dije: “te voy a mantear”».

La primera vez que atendió un parto fue a una mujer que migró a Atoyac para trabajar como jornalera en el corte del café. Una mujer que estaba acostumbrada a parir sola.

Doña Chuy recuerda que ese día la patrona de la mujer la buscó para que asistiera a su empleada. Fue niña, nació bien. Y ella no recibió pago alguno.

La partera para atender a una mujer que está a punto de parir, le hace una taza de té con ramas de epazote y pimientas, y además les da una pizca de sal pura que va directo al estómago, para calentar el vientre, provocar que agilice la dilatación y así ver nacer a los bebés.

Sin embargo, María insiste en que haber atendido estos partos fue una caridad que hizo, pues nunca recibió dinero por ello.

Dice que después atendió a otra mujer en Los Valles; tampoco era de ahí, aunque ella sí iba a ir al médico no encontró a ninguno; entonces, tuvo que ir con doña Chuy.

Después de atender estos dos partos, a María de Jesús no se le presentó ninguna otra oportunidad de atender, pero sí de asistir a mujeres antes y después del parto. Aunque tampoco está cerrada a atender alguno si se requiere.

«Una mujer cuando ya tiene hijos ya puede ser partera y que tenga uno el valor», dice al recordar cómo es que ella decidió aprender técnicas de partería.

Reconoce que el trato que las parteras dan a las mujeres no es el mismo que dan en el hospital, y dice que sería bueno que mujeres jóvenes se animaran a tomar cursos para aprender de partería, porque es importante que la mujer embarazada se sienta segura.

 

Raíz Zubía

 

De acuerdo a la información recabada y proporcionada por Raíz Zubia, organización asentada en Atoyac que promueve el fortalecimiento y reconocimiento de la partería, se tiene que buscar que la partería sea una opción de atención para todas las mujeres y no sólo para la región de la Montaña, que es uno de los lugares donde esta práctica está más presente.

Establece que otros elementos para fortalecer esta práctica es que el discurso y la voluntad política aterricen en el personal de salud del primer y segundo nivel de atención; además del reconocimiento del rol de la partera.

Aunque la campaña impulsada el año pasado terminó, constituyó un parteaguas para que las organizaciones de la sociedad civil e instituciones que conformaron el Comité por una Maternidad Segura y la Salud de las Mujeres en Guerrero,  continúen en la búsqueda del reconocimiento y fortalecimiento de la partería.

En conjunto, se busca «reducir las brechas de desigualdad en el acceso a los servicios de salud materna, donde confluyan acciones que permitan una atención oportuna, de calidad y calidez, desde el marco constitucional y en coordinación estrecha con las organizaciones de la sociedad civil, con el propósito de disminuir la mortalidad materna y perinatal en nuestra entidad. Para ello, nos hemos propuesto fortalecer la partería tradicional y profesional como un modelo de atención alternativo para las mujeres, basado en el respeto a sus derechos reproductivos y con enfoque intercultural».

En un documento proporcionado por la organización, se citan los motivos que orillan a luchar por el reconocimiento de la partería, como el que Guerrero es un estado pluricultural, rural y con los niveles más bajos de desarrollo humano, y en materia de salud reproductiva, históricamente ha ocupado los índices más altos de mortalidad materna.

«De acuerdo a la Dirección General de Información en Salud, de los años 2002 al 2015 ocurrieron 881 fallecimientos de mujeres por causas relacionadas con el embarazo, parto y puerperio. Hoy día, las muertes maternas siguen siendo una tragedia social, un problema de justicia y de salud pública, y son una muestra de grave de violaciones a los derechos humanos de las niñas y mujeres. Aunado a ello, los elevados índices de mortalidad neonatal que cada año registra alrededor de 400 fallecimientos, en 2014 fueron 525», explica.

 

Leonora Reyes Taviano

 

Leonora es una mujer menudita con grietas en la piel producto de sus 52 años de experiencia como partera, que la llenan de satisfacción, pues recuerda que nunca tuvo complicación con ninguna de las mujeres que atendió, y sabe que muchos de los bebés que ayudó a nacer ya hasta tienen hijos.

Siempre fue curiosa en aprender partería, ya que su mamá y su abuela sabían hacerlo. La primera vez que vio nacer un bebé fue a los ocho años. Pero la primera vez que tuvo que atender un parto fue el de su prima. Aunque tuvo miedo de hacerlo, su tía la convenció. Nació una niña “bonita y gorda” a la que le cortó el cordón umbilical con un carrizo para impedir que se infectara.

Éste fue el comienzo, porque después, otras mujeres la buscaron para ser su partera.

Si la mujer que atendía tenía la posibilidad de pagar le daban 30 pesos, si no, sólo se quedaba con la gratitud de haber ayudado a nacer a un bebé

Sin embargo, desde hace tres años ya no quiere atender partos, aunque sigue sobando a las mujeres embarazadas para acomodar al bebé y que nazca bien y de parto natural.

Hay mujeres que están a punto de parir, pero en el hospital les dicen que será cesárea por la posición en la que vienen los bebés, entonces van con Leonora y ella logra acomodarlos para que sea parto natural.

Las mujeres que van, por lo regular le dicen que ya fueron con el médico y les informaron que va a ser cesárea, pero ella los acomoda para que sea parto natural.

Confiesa que se desanimó a seguir atendiendo un día que la regañaron en una clínica de la capital, pues iba acompañando a una mujer; entonces le advirtieron que no se estuviera comprometiendo a atender un parto porque algo podía salir mal y sería su responsabilidad. Ahora, aunque le insistan que atienda un parto ya no lo hace.

 

Secretaría de Salud

 

De acuerdo al censo de la Secretaría de Salud (SSA) del estado, existen dos mil 400 parteras tradicionales, un poco menos que las organizaciones que trabajan con las parteras.

Uno de los obstáculos a los que se han enfrentado las parteras son los mismo por parte de médicos, que minimizan el trabajo que desempeñan.

Al respecto, el secretario de Salud, Carlos de la Peña Pintos, dice: «Éste es un proceso que tenemos que ir avanzando, tenemos que ir convenciendo también a la parte médica de la importancia de la partería, en base a la capacitación, en base a aceptar los usos y costumbres de la población, irlas acompañando (a las parteras) ».

En entrevista con Trinchera, dice que para la Secretaría es importante que las parteras reciban capacitación médica, constante preparación, sin dejar de respetar su entorno y sus actividades.

Aunque en ocasiones hay parteras que sólo quieren que se les respeten sus modos tradicionales que las hacen ser, sin involucrar técnicas médicas.

Asegura que sí se busca que el personal médico del sector salud respete  las formas tradicionales que usan las parteras, lo que ellos llaman parto humanizado, con la presencia de familiares, como el esposo; las mujeres tengan al bebé en la posición que mejor les convenza y por consiguiente lograr que no tengan temor.

Pero insiste en que lo anterior es un proceso, «no es por arte de magia; estamos en eso, y no lo hemos soltado y estamos trabajando con organismos internacionales como el Fondo Nacional de las Naciones Unidas, la Fundación MCartur, y algunas otras de maternidad saludable…».

De la Peña resalta que la partería no es un asunto fácil, pero que asegura y reconoce que ésta ha ayudado a bajar la mortalidad materna alrededor del 50 por ciento, e incluso ha disminuido la mortalidad neonatal en un 70 por ciento.

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