Estados Unidos rocía gases en territorio mexicano para contener a migrantes
Un millar de refugiados marcharon al puente fronterizo para tratar de cruzar a Estados Unidos, con pancartas que pedían compasión a Donald Trump. La policía estadunidense los repelió con gases, cuando aún estaban dentro del espacio mexicano. Hubo varios heridos. El gobierno mexicano omitió pronunciarse sobre el ataque en territorio mexicano y anunció que deportará a los migrantes detenidos
#AlianzadeMedios | Por Javier Bauluz y Gabriela Martínez de Pie de Página
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA.- Apenas habían pasado unas dos horas desde que Edwin comenzó a marchar junto con unos mil migrantes centroamericanos más, cuando un proyectil (presumiblemente una bala de goma) le pegó a uno de sus compañeros; ambos cargaban una bandera blanca como símbolo de paz, que terminó destrozada y pisoteada en el suelo, en medio de la franja que divide Tijuana de Estados Unidos.
El sábado 24, durante una vigilia realizada afuera del albergue temporal habilitado en la Unidad Deportiva “Benita Juárez”, cientos de migrantes que llegaron en caravana durante las últimas dos semanas decidieron protestar en la Garita El Chaparral, el sitio a donde van a parar cientos que piden refugio al gobierno estadounidense.
Prepararon banderas de paz, unas con los colores de México, otras con la bandera de Honduras, algunas incluso tenían escritos mensajes en los que pedían la compasión al presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La idea era salir del refugio y llegar al puerto fronterizo pero una pared de oficiales de la Policía Federal se los impidió.
“Ahí estuvimos parados hasta que unos, así, sin más, se metieron por donde pudieron”, dijo Edwin, un joven hondureño que corrió para que los gases lacrimógenos no lo alcanzaran. “Yo estuve en las vías del tren y ahí los gringos pegaron parejo, a los hombres a las mujeres y sus niños”.
El adolescente de 17 años habla de uno de los sitios donde se desbordó la caravana, pues después de que los migrantes que marcharon –de unos 5 mil 550 que tiene como censo el Ayuntamiento de Tijuana- los grupos alcanzaron distintas zonas del muro, unos se concentraron dentro del canal del Río Tijuana, otros llegaron, como Edwin, a las vías del ferrocarril y unos más al área del muro frente al aeropuerto.
Solamente en dos de los tres puntos –por al área del tren y del aeropuerto- hubo quienes brincaron el muro: 73 en total, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés). También hubo una parte del grupo que caminó contra sentido de la Garita El Chaparral, hombres, mujeres y niños, que intentaron adentrarse entre los carriles de vehículos para ingresar de Estados Unidos a México.
“No todos los hicieron, les pedimos a unos que no brincaran pero no nos hicieron caso”, dice Carlos, un salvadoreño que cuenta que a él le dijeron que sería una protesta pacífica que resultó en un montón de gas metido hasta sus pulmones.
“Yo corrí, agarré a una niña y se la dejé a su mamá, luego volví a correr”.
Fueron los oficiales de Estados Unidos los que arremetieron contra los migrantes. Formaron barricadas y bloques humanos prácticamente impenetrables que finalmente se convirtieron en ametralladoras humanas, de las que salieron disparados proyectiles que presumiblemente eran balas de goma y granas con gases lacrimógenos.
Cuando los migrantes intentaron regresar, aquellos que tomaron rumbo a la Garita San Ysidro, que duró cerrada por un lapso de poco más de 5 horas, tanto para cruzar hacia Estados Unidos como para ingresar a México, fueron recibidos por una turba enardecida de mexicanos xenófobos que, con palos, no dejaron de gritarles que no eran bienvenidos.
Al grito de “Tijuana, Tijuana, Tijuana”, comerciantes que viven de la clientela que diariamente cruza a la Unión Americana desplazaron a los migrantes, a un hombre de más de 30 años lo tendieron en el concreto, lo golpearon y patearon, le arrebataron su mochila: era residente tijuanense.
La Secretaría de Seguridad Pública de Tijuana reportó que tras los hechos detuvo a unas 39 personas, entre ellos mexicanos. La Comisión Estatal de Derechos Humanos en Baja California mantuvo personal presente durante la movilización y trató de convencer a los adultos de retirar a los niños del lugar.
El gobierno mexicano emitió un comunicado en el que dijo que se deportará a los migrantes que intentaron cruzar, pero no hizo ninguna mención al ataque de la policía estadunidense sobre territorio mexicano, lo que debió haber desatado un conflicto diplomático.
Ahora, frente a la Unidad Deportiva “Benito Juárez”, se vive una tensa calma. Quienes fueron testigos intercambian historias y los que no estuvieron las escuchan. Todo mientras decenas de camiones con oficiales de la Policía Federal y Gendarmería blindan una de las zonas que, históricamente, han sido una de las más violentas de Tijuana, con homicidios diarios, prostitución y venta de droga.
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