Jósean y la disputa por el bastón de mando
José Antonio Aguilar Bodegas, el viejo militante priista que renunció a ese partido, el perseguido político de Juan Sabines, el asesor de los Álvarez Puga, el exsecretario del Campo en el actual gobierno, el prometedor presidente municipal de Tapachula en los noventa, el vicegobernador en la gestión de Patrocinio González Garrido y ahora el candidato beligerante del PAN y PRD, cree que esta vez su victoria a Palacio de Gobierno de Chiapas es posible.
Jósean, como se le conoce, debe intuir, quizá en sus viajes apresurados por todos los pueblos de Chiapas, que esta vez se ha complicado más que cuando perdió, hace 12 años, por poco menos de seis mil votos.
“Chiapas vive en una crisis profunda, las malas administraciones han generado un ambiente de desigualdad y pobreza que debe terminar, no es suficiente la alternancia de colores o partidos, es necesaria una verdadera transición para recuperar el rumbo; la ciudadanía tiene que recuperar la confianza en las instituciones y debe prevalecer el estado de derecho y el bienestar social”, menciona.
Entre las propuestas de Aguilar Bodegas destacan hacer un pacto con la ciudadanía para que en conjunto se desarrollen políticas públicas que atiendan los puntos críticos en el estado, en especial, educación, salud y justicia. Habla de la urgencia de establecer una nueva relación del gobierno chiapaneco con la Federación, en la que, además de rendir cuentas, se procure un trato particular a la implementación de temas como la Reforma Educativa y programas de apoyo para el campo. Dice que mitigará la violencia hacia la mujer, que mejorará los espacios educativos para los jóvenes y que modernizará el campo.
Ahora viaja a San Juan Chamula. Es sábado. Un sábado nublado. Va con miles de litros de refrescos a agradecer a sus amigos de Los Altos y tras de él viene una caravana de camionetas blancas, coches y camiones diversos.
Visita el Romerillo, el Pozo, Icalumtic, Chicuitenal y Río Jordan; en cada una de ellas es recibido por un agente municipal que le coloca la vestidura tradicional de lana de borrego negra, con bolsa de cuero y un sombrero adornado de colores. A la entrada de cada comunidad, le avientan pétalos amarillos y blancos. Todo es fiesta. Hay globos y juncia, hay trago y refresco. Hay alegría. Hay música. Hay trompetas, baterías, tarolas y tubas. También hay muchos hombres, mujeres, ancianos, niñas y jovencitas que sonríen a Ayda Corzo, esposa del candidato y a sus acompañantes.
Un muchacho trastabillante y con los ojos extraviados por el alcohol, saca un cartel: “Merecemos respeto a las decisiones de los pueblos indígenas”. Pronto le quitan su cartulina y lo retiran del lugar. Aguilar Bodegas dice que se deben respetar las ideas y evitar la violencia. Poco después, un grupo de hombres, con megáfono en mano, reclaman al agente municipal por no haber consultado la entrega del bastón de mando al candidato del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano.
Aguilar Bodegas invita ala tranquilidad. “No enviemos imágenes negativas. Agradezco el vestuario y el bastón de mando; para estar a la altura de ustedes, lo llevo con respeto. No rompamos la armonía, la paz y la confianza”, apunta.
Al finalizar, se compromete visitar mensualmente San Juan Chamula para conocer sus necesidades.
“No más injusticia para ustedes, el gobierno los va a defender. Vamos a sacar a Chiapas del último lugar en materia de salud, de educación, de crecimiento económico, de justicia y de seguridad”, insistió.
En esta visita insiste en su mensaje antisistema, de crítica indirecta a la actual administración; se pronuncia por una mejora en las condiciones precarias en las que se encuentran los pueblos indígenas, y clama a no ver la política como un beneficio personal sino comunal.
Repite lo que registra su página de Facebook: “En el año 2006, las autoridades electorales nos arrebataron la oportunidad de gobernar, junto con ustedes, nuestro estado. Nos quitaron la oportunidad de transformar a Chiapas y abrieron la puerta a un gobierno corrupto, incapaz e irresponsable. Hoy Chiapas padece las consecuencias de ese gobierno. Por eso lucho contigo, para que recuperemos una vida de tranquilidad, una vida de confianza y una vida de certeza en el futuro”.
Es Jósean. El hombre, hoy de 68 años, que se le escapó por poco la gubernatura hace 12 años, pero dice que en esta ocasión se cumplirán sus sueños.
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