Casi la mitad de desplazados en Chiapas son niños y niñas indígenas
La plaza central de Tuxtla Gutiérrez tiene 10 días que está llena de niños y niñas que corren de un lado hacía otro bajo el sol y descalzos, juegan entre ellos, se acuestan en el suelo cuando se sienten cansados y comen lo que sus familias preparan de manera comunitaria.
Los niños y niñas son parte de las familias desplazadas del ejido Puebla municipio de Chenalhó, que iniciaron un plantón afuera de Palacio de Gobierno desde el pasado 04 de Marzo, para exigir al gobierno de Manuel Velasco Coello generar las condiciones para el retorno a su comunidad, de la que fueron obligados a salir el 26 de Mayo de 2016 debido a conflictos poselectorales.
Chenalhó
Este municipio se encuentra en la región Altos de Chiapas. No es el lugar más visitado por el turismo nacional e internacional. En cambio, sí, es un sitio que de manera recurrente está en las noticias. Ahí se dio la matanza de Acteal en 1997, donde fueron asesinadas 45 personas, entre ellas, mujeres embarazadas y niños. No pudieron correr, se quedaron atrás y fueron las principales víctimas.
A Chenalhó también fue llevado por la fuerza el entonces presidente de la mesa directiva del Congreso del Estado, Eduardo Ramírez. Una parte de la población lo obligó a vestirse con el traje tradicional de las mujeres y bailar en la plaza del municipio como una forma de humillación pública –para la mayoría de la población de las comunidades indígenas lo femenino sigue siendo relacionado como algo vergonzoso-.
A Eduardo Ramírez Aguilar lo acusan de ser el principal promotor del gobierno de Rosa Pérez, alcaldesa electa en el 2015.
Las familias desplazadas quedaron en medio del fuego cruzado que se generó después del proceso electoral de 2015, donde resultó electa Rosa Pérez. Chenalhó se dividió entre quienes apoyan a la presidenta municipal y los que exigen su renuncia inmediata.
Las niñas y los niños desplazados
Al igual que sus familias, las y los menores llevan un año y nueve meses fuera de Chenalhó. Siete de ellos nacieron en condiciones de desplazamiento, una de ellas falleció.
Chiapas es el estado con mayor número de desplazados internos de acuerdo a datos del Informe Especial sobre Desplazamiento Forzado Interno en México publicado en Mayo de 2016 por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).. De los últimos desplazamientos que se han dado en el estado casi la mitad de personas son niños y niñas indígenas.
Tan solo del ejido Puebla son 249 personas desplazadas, 117 tienen entre los 0 y 17 años de edad según el censo recabado por el Centro de Derechos Humanos Ku´untik, quien está acompañando a las familias desplazadas.
Bersain Hernández es uno de los menores de edad desplazados, tiene 17 años de edad y el pasado lunes 12 de Marzo inició una huelga de hambre para exigir, que al menos, el gobierno del estado se comprometa a dar alimentación a las familias que han tenido que salir de manera forzada de su comunidad.
Los niños, niñas y adolescentes no asisten a la escuela desde que salieron del ejido Puebla, viven de manera hacinada con sus familias en campamentos temporales en San Cristóbal de las Casas. Esta situación pone en condiciones de mayor vulnerabilidad a las niñas y adolescentes de sufrir acoso o violaciones sexuales.
Los derechos de la infancia que más se vulneran, cuando están en condiciones de desplazamiento interno, es la falta de acceso a la educación, salud y la alimentación. El gobierno del estado dejó de otorgar alimentos al campamento que estaba en San Cristóbal de las Casas y por eso tuvieron que venir a la capital del estado. “Nos querían tener allá donde nadie sabía que estábamos, acá tan siquiera nos ven” dice Eva Hernández, una de las pocas mujeres que habla español en el plantón y que está pendiente que los niños, que están jugando, no se vayan más lejos.
La llegada a Tuxtla Gutiérrez fue para la mayoría de los niños y niñas una novedad, aunque se sienten agobiados por las altas temperaturas. Grupos de la sociedad civil han realizado actividades en el plantón: muestras de cine y cuadrangulares de fútbol, de eso es lo primero que hablan Josué, Araceli, Pedro, y Ana, que forman un grupo animado de niños y niñas, que juegan con unos pedazos de madera. Contentos narran que jugaron fútbol con árbitro y uniforme en plena plaza central y que han visto películas. Su capacidad de resignificar la situación en la que se encuentran o sacar lo que pareciera lo mejor de ella resulta increíble.
Araceli tiene nueve años, aunque parece de menos. La niña, ahora, está segura de que quiere ser maestra un poco inspirada por el grupo de estudiantes de la Escuela Normal Mactumactzá que todos los días llegan a darles de cenar en el plantón. Se quedó en tercer grado de primaria, la secundaria más próxima le queda a 40 minutos caminando.
Hay cientos de niños y niñas en condiciones de deplazamiento de otros municipios como: Chalchihuitan, Ocosingo y Zinacantán.
De la comunidad Tenango de Ocosingo hay 61 personas desplazadas más de la mitad son menores de 18 años. Del ejido Cintalapa también de Ocosingo hay 31 desplazados, 10 son niños y niñas. De Zinacantán hay 33 personas desplazadas, 8 menores según señaló Diego Cadenas, director del Centro de Derechos Humanos Ku´untik.
A pesar de que en Chiapas existe una Ley para la Prevención y Atención del Desplazamiento Interno, la violación a los derechos de las personas que están en esa condición continúan siendo vulnerados debido a que el consejo que debía de vigilar el cumplimiento de la legislación ni siquiera ha sesionado. Mientras tanto cientos de niños, niñas y adolescentes continúan sin que se les sea garantizado el acceso a la alimentación, salud y educación.
No comments yet.