Desplazados de Chalchiuitán, 90 días en el destierro

Desplazados viven entre la precariedad y el miedo. Foto: Ángeles Mariscal

“Cuando mataron al difunto, Samuel Luna Girón, el 18 de octubre, salimos corriendo. Si porque hay bastante disparos. Los disparan llegaron a la casa, porque la casa tiene impactos del arma”. Han pasado 90 días en el destierro y aún viene a la mente de, María Pérez Paciencia, aquella tarde cuando dejo su casa para salvar su vida, juntos con sus hijos, nietos y una nuera.
María y 10 integrantes de su familia sobreviven en uno de los campamento de la comunidad Pom. Ahí hay 133 desplazados y en el de lado 73 más; muchos de ellos no han podido retornar a sus casas porque viven en los límites de Chalchihuitán y Chenalhó donde se centra la actividad de los paramilitares, que disputan 365 hectáreas de terreno.
¿A que horas eran? Eran como las 6 o 7 de la tarde -¿Y a dónde fueron?- Allá salimos corriendo con mis niños, es que tengo tres niños, una niña y dos niños. ¿Y a dónde fuiste a dormir esa noche? Al monte, si salieron llorando mis niños porque ya era noche pues; narra sentada al lado de Maria, su nuera Julia Hernández Pérez, con quién comparte una fogata a medio encender para mitigar el frío.
La casa que habitaban es de cemento, de dos plantas y pintada de verde. Tras abandonarla, esta fue saqueada y sus pertenencias fueron utilizadas para bloquear la carretera, en el crucero a la comunidad C´analumtic. “Mis cosas ahí quedaron, salimos con un pantalón, una ropa y unos suéteres, así salimos (…) Lo quemaron todo” narra entristecida, Julia.
A unos 500 metros del campamento, en la carretera yace una cama, una estufa, la máquina para despulapar café, láminas y unas tablas; usada por los paramilitares para improvisar una barricada. La casa no tiene puertas porque le fueron arrancadas y sobre su pared frontal se registran los impactos de bala, uno de ellos de hasta 5 centímetros de diámetro, aproximadamente. Las casas que no fueron baleadas resultaron quemadas.
Esta tarde, sólo hay 3 repollos (coles) y una lata de frijoles para comer, mientras deciden como distribuirlos, José Luís Pérez Paciencia, uno de los hijos de María, se acerca, rememora en su testimonio dado hasta el cansansio a las autoridades ministeriales y eclesiasticas: “nosotros hemos salido siempre de la casa, vivimos ahí en la mera franja, límites de Chenalhó y Chalchihuitán y siempre que había disparos nos teníamos que salir. A veces entrábamos como 3 o 4 de la madrugada cuando cesaban los disparos pero ahí aguantábamos”.
La cifra de muertos a causa del hambre, frío y enfermedades se mantiene en 11 indígenas tsotsiles, entre ellos niños; pero está podría aumentar por los síntomas de desnutrición, cuadros de infección gastrointestinal y respiratoria. “Cuando viene la brigada, vienen a dar unos medicamentos pero no todo el día de vez en cuando” dicen los enfermos en el campamento cuando se les pregunta por los médicos.
han transcurrido 90 días en el exilo y la exigencia de todos en el campamento es la misma: “el desarme del grupo paramilitar de Chenalhó y el encarcelamiento de los culpables” manifiesta, Ausencio Pérez Paciencia, otro hijo de María, quién acusa que los disparos continúan. “Antier, ayer hubo disparos en los tramos de Tzomolton y Tzeletic”.
Por esos lugares el Gobierno de Chiapas envío elementos de la Policía Estatal Preventiva (PEP), pero estos denuncia que no cuentan con armas, transporte ni alimentos. “Si nos disparan, lo único que pedimos es que nos den tiempo de correr” dice en tono sarcástico uno de los policías, al referise a su situación y a la de sus compañeros comisionados en Chalchinuitan.
En el tema agrario “aquí no se ha arreglado nada, ayer estuvieron tirando balas en la parte de C´analumtic, Ch´en Mut, Pom; siguen lo tiros (…) no hay ningún avance, estamos ahí esperando si nos llaman porque, Osorio Chong, renuncio y no sabemos de su relevo (…) Tampoco hemos tenido ni una reunión con la autoridad, lo que es ayuntamiento, estamos viendo si ellos tienen algún avance” explica el comisariado Ejidal de Chalchihuitan, Efraín Gómez Gómez, como uno de los representante de desplazados en las mesas de negociación.

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