Acteal, 20 años de impunidad

20 años después de la masacre donde murieron 45 personas en manos de grupos de civiles armados, sobrevivientes y organismos humanitarios coinciden en que el crimen sigue impune, porque los autores materiales fueron liberados paulatinamente desde 2009, bajo el argumento de que hubo fallas en el proceso judicial en su contra; en tanto la autoría intelectual en la que habrían estado involucradas autoridades estatales y federales, nunca se sancionó.

Familia Luna Pérez, sobrevivientes de la masacre de Acteal. Foto: Ángeles Mariscal

Los sobrevivientes de los hechos ocurridos en Acteal el 22 de diciembre de 1997, continúan afectados por las secuelas físicas, emocionales y sociales que dejó ese acontecimiento, explica el especialista Carlos Martín Beristain, en el estudio que llevó a cabo con ayuda varios psicólogos, y que se publicó bajo el título Acteal: resistencia, memoria y verdad.

A pesar de ello, los sobrevivientes persisten en su demanda ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) desde 2005, para que este organismo emita una recomendación al Estado mexicano, porque aseguran que los civiles armados (paramilitares) que los agredieron, actuaron con aquiescencia del gobierno.

En su argumento señalan que fueron víctimas de la guerra de baja intensidad utilizada como estrategia para anular cualquier adhesión al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

En el marco de la conmemoración de los 20 años de este hecho, el representante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en México, Jan Jarab, visitó la comunidad Acteal, y escuchó los testimonios de los sobrevivientes.

El diplomático expresó su solidaridad y se sumó a la exigencia de justicia “para romper este círculo vicioso de la impunidad que prevalece hoy por hoy en México”.

 

Fernando Luna Pérez, sobreviviente de la masacre de Acteal. Foto: Ángeles Mariscal

“Se olvidaron de nosotros”

Fernando Luna Pérez tenía 7 años cuando ocurrió la masacre. Su madre, Juana Pérez Pérez, y su hermano Juan Carlos, de 2 años, murieron asesinados. “Fue difícil vivir sin una madre, mi padre estuvo conmigo peor hubo momentos en que no tenía ni para comer”, recuerda.

A pesar de esta situación, Fernando logró estudiar hasta la escuela Preparatoria, después no tuvo recursos para continuar. En 2009 asistió junto a la delegación de sobrevivientes a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en la Ciudad de México a pedir que no fueran liberados los autores materiales de la masacre. No fueron escuchados.

“Para el gobierno es como si no hubiera pasado nada. Es una indignación porque no ha habido justicia, se olvidaron de nosotros. Murieron nuestros familiares y no les importó. Se olvidaron de nosotros”, señala.

Micaela y María Vázquez Pérez también son sobrevivientes de Acteal. En la masacre murieron sus hermanas Marcela y Antonia Vázquez Pérez

Viven en una pequeña casa de una sola pieza, en la entrada a la comunidad. Actualmente tienen 32 y 40 años de edad. Se mantienen vendiendo artesanías en las calles de San Cristóbal de Las Casas. Los recursos que obtienen son insuficientes para poder pagar atención médica que les permita recuperarse de las secuelas que les dejó la masacre.

Micaela y María Vázquez Pérez, sobrevivientes de la masacre de Acteal. Foto: Ángeles Mariscal

“Mi papá, Francisco Vázquez Hernández, cuando se murieron mis familiares se puso muy triste. Todavía sobrevivió y apenas el año pasado (2016) falleció… ahora estoy sola. Ojalá tuviéramos un espacio para vender artesanías, ojalá haya justicia, ojalá nos reparen los daños y nos indemnicen”, explica María.

Antonio Luna Santis también murió buscando justicia.  En la masacre perdió 5 familiares, su hija y tres nietos, Marcela Luna Ruiz;  Alejandro, Juan y Silvia Pérez Luna; y su yerno Miguel Pérez Jiménez.

Se quedó a cargo de sus tres nietas, entre ellas Zenaida, quien perdió parcialmente la vista a consecuencia de un disparo que recibió durante la masacre. Hoy su familia se suma a la petición para que el Estado mexicano sea sancionado por la masacre,  y los sobrevivientes se les repare el daño y sean indemnizados. Esto les permitiría recibir atención médica.

A pesar de este escenario, los sobrevivientes insisten, “nosotros no queremos venganza, lo que queremos es justicia. Ellos, los paramilitares que participaron en la masacre son nuestros primos, son nuestros vecinos… entendemos que fueron engañados, por la pobreza los engañaron, los manipularon. Pero sólo la justicia puede traer la paz, solo la justicia puede impedir otra masacre”.

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