«Hay que luchar por la liberación social»: sacerdotes de la Diócesis de San Cristóbal
El domingo los sacerdotes salieron a la acera para oficiar la tradicional misa de la Catedral, que desde un día antes fue cercada por el Estado Mayor Presidencial y la Policía, como parte del operativo por la llegada del Papa Francisco. En la plaza no había ninguna protesta.
Más de una decena de párrocos participaron en la homilía, que ofició el sacerdote Pablo Irribarren, ataviado con una casulla morada. Con él estaba el sacerdote de Tila, Heriberto Cruz Vera y otros de parroquias de las distintas zonas de la dióceis. El obispo no pudo llegar a tiempo, porque se retrasó el avión que lo traería de la capital del país a Chiapas.
Sobre la calle, un millar de feligreses escucharon atentos el mensaje del párroco Irribarren, que pidió ser humildes desde los hogares, “respetar la autoridad de la esposa o esposo y nuestros hijos”, así como a las autoridades.
Narró el pasaje cuando el diablo tienta a Jesús y le pide que desde un peñasco se lance, porque “los ángeles de Dios te van a recoger con sus alas”, pero Jesús responde: “No tentarás al Señor tu Dios”.
Frente a un crucifijo, Irribarren rogó por la liberación espiritual, en la que debe luchar cada creyente, así como la liberación social del pueblo que sufre.
Así, hay que luchar por la liberación social, la liberación económica, la liberación de la pobreza, la liberación de la opresión y la social, como ocurrió cuando el pueblo de Israel salió de Egipto.
Y a propósito, explicó el Papa Francisco habló de estas opresiones, el viernes en el Presidencia de la República y en “la presidencia religiosa del país”, como es la Catedral metropolitana.
En su mensaje, el Papa le pidió a los obispos de México a que no sean “tan suaves y que sean profetas”, rememoró Irribarren.
“Nuestra visión como profetas que sea la liberación, que sea plena y total, para que la misericordia de Dios venga sobre todos, sobre toda la sociedad y toda la misericordia de Dios caiga sobre nuestros gobernantes, para que enderece los caminos equivocados por los que van caminando y levante a su pueblo”, dijo.
A a los fieles católicos les sugirió que no solo proclamen la fe de Jesús, desde el pensamiento, sino que crean en el corazón, porque “a veces creemos nada más con la inteligencia, con la cabecita, pero hay que creer con el corazón y todo aquello que creemos y sentimos hay que llevarlo a la práctica y así seamos liberadores de nosotros mismos con la ayuda del señor y liberadores también de nuestros hermanos”.
“Contribuyamos a paliar el sufrimiento de los pobres, de los maltratados, de los marginados, de los olvidados de este mundo. Que a ellos también les llegue la liberación”, urgió Irribaren.
En la misa, un sacerdote leyó los nombres de los estados de México y de los países de Centroamérica que estaban presentes y el más número fue el de los salvadoreños.
La misa terminó con un sol que pegaba con todo su esplendor en la parte sur de la Catedral, donde este lunes el Papa Francisco se reunirá con un grupo de 500 ancianos y 500 enfermos.
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