«La noche que no encuentra el día»: 33 años de la erupción del volcán Chichonal
Esa fecha la recuerdan como el día que ya no amaneció. Se sintió un sismo y después vino la erupción. Tuvieron que salir con lo que traían puesto. Caminaron horas para dejar las rocas que se abalanzaban contra ellos.
El 28 de marzo de 1982 hizo erupción el volcán Chichonal ubicado en la colindancia de los municipios de Francisco León y Chapultenango en la región noreste del estado de Chiapas.
La erupción del volcán sepultó a 14 pueblos zoques, se estima que alrededor de 2 mil personas perdieron la vida y más de 20 mil fueron desplazadas, uno de los desplazamientos más numerosos de Chiapas.
Habitantes zoques de siete municipios de la región tuvieron que salir de sus casas, dejar su cosecha y todo su patrimonio para salvar su vida. Se fueron a donde pudieron. Hay desplazados zoques de Chiapas en diferentes estados como: Veracruz, Oaxaca, Tabasco y Guadalajara. Están también en diferentes municipios de la entidad: Ocosingo, Villaflores, Ostuacán, Carranza y Chiapa de Corzo. El volcán y el gobierno de Juan Sabines Gutiérrez los dispersó.
Nuevo Carmén Tonapac
Meses después de la erupción un grupo de desplazados llegó a un terreno lleno de monte y sin ningún tipo de servicio público en el municipio de Chiapa de Corzo. Vivieron en galeras, que ellos mismos construyeron, por meses. Una familia a lado de la otra.
El lugar en el que fueron reubicados estaba muy lejos de ser algo parecido a lo que quedó bajo las cenizas del volcán.
Llegaron a un sitio en donde nadie hablaba el zoque, su lengua materna. Ahora muchos de ellos han dejado de comunicarse por su idioma original para evitar ser discriminados.
Después de 33 años la situación para las personas desplazadas no ha cambiado mucho. Hay familias que todavía viven en los pies de casas que construyeron con madera cuando recién llegaron a Chiapa de Corzo.
En el parque de la comunidad hay conexión de wi-fi de manera gratuita, pero no hay médicos en la clínica; los jóvenes, que quieren continuar estudiando, caminan kilómetros para poder llegar a la preparatoria más cercana porque el dinero no les alcanza para pagar el transporte colectivo.
La mayoría de los pobladores de Nuevo Carmén Tonapac siguen viviendo de lo que la tierra les da, pero acá es muy distinto al suelo fértil del volcán. Extrañan el río y la tierra que siempre era buena. Aquí, sigue sin terminar de amanecer.
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