“En Simojovel no hay agua potable, pero sí litros y litros de alcohol”
No podrían precisar la fecha con exactitud, pero de pronto la cantina del pueblo empezó a multiplicarse por cien; de pronto, los jóvenes ya no se esconden para fumar un cigarro, ahora consumen cocaína. Ahora fuereños llegan para alquilarse como sicarios de las autoridades municipales, en las comunidades campesinos deben pagar “derecho de paso”, y el trabajo mejor remunerado es la siembra y trasiego de droga.
La vida se transformó en Simojovel, en Pueblo Nuevo; y varias regiones de Chiapas empezaron a vivir una réplica de la descomposición institucional que se vive en estados controlados por la delincuencia organizada.
La diferencia entre esos lugares y la zona norte de Chiapas, fue la cohesión social, la historia de lucha y el trabajo que la Diócesis de San Cristóbal han realizado durante décadas, para interiorizar en la población su dignificación y valoración como personas con derechos.
Ello las y los llevó a no cerrar los ojos y no dejar que su vida se trastoque con las drogas, el alcohol y la trata de personas que, como una mancha, se va extendiendo en la región que les pertenece, y la que se niegan dejar al albedrío de la delincuencia organizada y las autoridades corruptas.
Para tratar de revertir esta situación, se organizaron y manifestaron en al menos cinco ocasiones durante el último año. La respuesta del gobierno del Chiapas fue la indiferencia.
Por ello el pasado lunes, al menos 10 mil personas, hombres y mujeres sencillos, de indumentaria sencilla, de vida sencilla, decidieron emprender a pie el camino de más e 240 kilómetros que separan el municipio de Simojovel a la capital del estado, en una especie de grito de auxilio.
A los habitantes de Simojovel se unieron los de Pueblo Nuevo, Bochil, Amatán, El Bosque, así como activistas defensores de los derechos humanos, maestros e integrantes de organizaciones sociales. Juntos caminaron ocho horas en su primer día de los cuatro en que tardarán hasta llegar a la capital de Chiapas.
Al llegar a su primer parada, en el municipio de Bochil, celebraron una misa, al igual que lo hicieron al iniciar su peregrinación.
Durante la ceremonia que los une en su fe, Marcelo Pérez Pérez, sacerdote que ha encabezado las demanda de este pueblo creyente, expresó nuevamente la negativa de la población “a ser gobernados por narcopoliticos”.
“Hoy peregrinamos con el pueblo pobre que busca la justicia. Ya veníamos haciendo peregrinaciones, pero no nos escuchaban, por eso venimos mas cerca del gobernador, para decirle de frente, donde está cómodamente sentado, que escuche el clamor de la gente”, señaló.
Las y los peregrinantes reiteraron sus señalamientos hacia los hermanos Ramiro Gómez y Juan Gómez, a quienes ubican como “narcopolíticos”. “No queremos que nuestros gobiernos sean quienes trafican con drogas, con las personas, con armas; entre el alcoholismo. Ya nos cansamos, queremos un buen futuro para nuestros hijos y nietos”, expresaron poco antes de pernoctar.
Antes, reiteraron que Simojovel “está a punto de convertirse en un Ayotzinapa, y no queremos salir a gritar hasta que tengamos desapariciones, queremos gritar antes, para no llegar a tener que salir cuando sea demasiado tarde”.
APLAUDIBLE LA ACTITUD DEL PUEBLO DE SIMOJOVEL. TODA LA SOCIEDAD DEBERÍA UNIRSE AL GRITO DE AUXILIO EN FAVOR DE LA SEGURIDAD NUESTROS PUEBLOS. PORQUE ESAS COSAS NO SOLO PASAN EN SIMOJOVEL, YA BASTA DE TANTA CORRUPCIÓN POR PARTE DE NUESTROS «GOBERNANTES»